Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 26 de mayo de 2002
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Cultura

Juan Villoro

Elena y sus 70

En La noche de Tlatelolco, Eduardo Valle dice que los verdaderos herederos del 68 son los hermanos menores del movimiento estudiantil, los que tenían entre 12 y 15 años y vieron las manifestaciones desde las banquetas. Esa generación, que fue muy joven para participar pero no para darse cuenta de que algo grave estaba sucediendo, crecería marcada por el 68.

Gracias al monumental reportaje de Elena Poniatowska, las palabras del líder estudiantil se convirtieron en una certera profecía. La noche de Tlatelolco es el coro múltiple que registra una historia que quiso ser silenciada. Hace un par de años participé en la lectura pública que se hizo del texto entero y fue estremecedor comprobar la vigencia de esos testimonios.

Además de este libro, que define una época y marca la cumbre de una trayectoria literaria, Elena ha sido un testigo admirable del México del siglo XX. Gracias a su intrépido y calculado candor para hacer preguntas, ha logrado que hasta los ídolos de piedra hablen sin pelos en la lengua.

Las entrevistas reunidas en Todo México y sus libros memoriosos sobre Juan Soriano y Gabriel Figueroa son un triunfo de su inteligente curiosidad y de su hábil oído para captar voces ajenas.

Su infatigable tarea como narradora, periodista, tallerista y conferencista, su entrega para visitar cualquier sitio incómodo que dependa de una causa que considere justa, su paciencia para responder a entrevistadores mucho menos aptos que ella y saciar la curiosidad de la enésima autora de una tesis sobre la posmodernidad feminista, hacen que sus 70 años sean el saldo de una vitalidad extrema. Elena Poniatowska ha sabido mantener el humor y la entereza ante cualquier adversidad. Su emblemática sonrisa recuerda aquella frase genial de una tía de Jorge Ibargüengoita: "la vida quiso que fuera desgraciada, pero no me dio la gana".

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