Denuncian abuso sexual de párroco en Nicaragua
Comprueban en Bolivia paternidad de cura católico
REUTERS Y PL
La Paz, 25 de mayo. La Conferencia Episcopal de Bolivia pidió perdón el sábado a sus feligreses porque exámenes médicos determinaron que un sacerdote católico local era padre de una criatura de siete meses producto de una relación con una adolescente.
En tanto, en Managua, Nicaragua, un joven denunció que fue abusado sexualmente en su infancia por un cura de origen alemán, conocido como padre Federico, residente en el país centroamericano.
En la capital de Bolivia, el vicepresidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Jesús Juárez, lamentó que el cura José Alvarez Villalba haya cedido a las tentaciones humanas y pidió perdón en nombre de Dios a los feligreses.
"Quienes hayan cometido delitos tendrán que someterse a las exigencias de las normas de la Iglesia y, como todo ciudadano, a las leyes de la sociedad civil", dijo.
La Conferencia Episcopal suspendió el sábado a Alvarez, quien era párroco de la localidad tarijeña de Entre Ríos, mil 67 kilómetros al sur de La Paz, y el caso del sacerdote será resuelto por el obispo de Tarija, monseñor Adhemar Esquivel.
Dos pruebas de ADN hechas recientemente confirmaron que el sacerdote boliviano era padre de una niña fruto de una relación con una adolescente de 14 años, en el primer caso similar que se conoce en Bolivia.
"Tenía un grupo juvenil. Ahí me ha hablado que quería vivir conmigo. Dijo que se ha enamorado de mí. Y entonces le he aceptado vivir con él. Pero cuando le dije que estaba embarazada, él me botó", relató Ana, madre de la hija del cura, a una televisora.
En tanto, según fuentes periodísticas de Nicaragua, el joven -a quien sólo se identificó como Juancito- que acusa al sacerdote se llenó de valor al ver a varios niños en un auto conducido por el prelado, quien de acuerdo con su testimonio, es la misma persona que abusó de él en su niñez.
Kevin, Héctor, Fernando y Manuel son algunos nombres de otros infantes que a causa de su extrema pobreza fueron, según el relato de quien ahora tiene 20 años, manipulados por el padre Federico, como se le conoce.
Era un niño "huelepega" (inhalan cemento plástico) en El Malecón de Managua y allí lo recogió el sacerdote, cuando tenía nueve años, prometiéndole que le daría comida, ropa y albergue.
Posteriormente el religioso le pidió que le llevara otros amiguitos a la Iglesia Cristo del Rosario, "porque les podía ayudar para que no anduvieran pidiendo en los semáforos y en el parque".
Investigaciones preliminares apuntan a que el cura ha hecho recorridos fugaces por diferentes parroquias del país como la San Martín de Juigalpa, en el central departamento de Chontales, a 139 kilómetros de Managua.