Guillermo Almeyra
Entonces los marcianos sí hablaban inglés
Dos días después de los atentados del 11
de septiembre escribí un artículo titulado "¿Los marcianos
hablan inglés?". En el mismo sostenía que no había
que descartar la complicidad, directa o por omisión, del gobierno
estadunidense en ese terrorismo espectacular que le venía como anillo
al dedo a Bush para hacer olvidar la ilegitimidad de su elección,
para dar dinero al Pentágono para reanimar la economía, para
destruir los espacios democráticos en Estados Unidos y someter al
mundo a la hegemonía de Washington poniéndolo ante la guerra
como un hecho consumado.
No faltaron los que sostuvieron que estaba loco o que,
más sobriamente, pensaron que creía en un nuevo complot mongol.
Agradezco la eficaz colaboración de la CIA, la FBI, la prensa conservadora
estadunidense y la misma Casa Blanca, gracias a los cuales, sólo
nueve meses después, nace la verdad: este humilde analista tenía
razón al sospechar, apoyándose en la historia y en la lógica,
que los marcianos efectivamente hablan inglés.
¿Faltará mucho para que se publiquen las
hojas de pago de la CIA a Bin Laden y compañía? Ahora quien
sepa leer puede comprobar que tanto en el Pentágono como en la Casa
Blanca, o hubo una epidemia de inconciencia y de irresponsabilidad criminales,
que va mucho más allá de la normal incapacidad y estupidez
de los responsables, comenzando por George W. Bush (ya bastante notables,
hay que reconocerlo) o, en cambio, hubo una conspiración mal pergeñada
en la que los atentados eran una pieza fundamental, ya que servían
para desencadenar el terror en Estados Unidos y lanzar el país a
la guerra "patriótica" secundada por los achichincles internacionales,
por los yes men que gobiernan los países "amigous".
Ahora el inquilino de la Casa Blanca, y el poder que lo
maneja (Cheney y los demás belicistas petroleros), lanzan alaridos
anunciando próximos atentados terroristas, que van desde hacer volar
la Estatua de la Libertad o grandes edificios de departamentos hasta sembrar
carbunco en el Congreso. ¿Tienen preparado algo para antes de las
elecciones, debido a que Bush está perdiendo la popularidad ganada
por su papel de cruzado, a que la economía sigue sin reanimarse,
a que la guerra mundial bushiana no encuentra aliados sino resistencias
crecientes, a que el establishment estadunidense está nuevamente
dividido, aunque sólo fuere por las diferencias electorales entre
demócratas y republicanos y por los tropiezos de Bush? ¿O
es algo que trasciende las elecciones y se enlaza con el terrible impulso
al proteccionismo -típico de los republicanos- dado por Bush con
su discriminación contra el acero importado y con su apoyo de 180
mil millones de dólares al dumping de los agricultores estadunidenses,
a costa del resto del mundo? ¿Como en los años 30 del siglo
pasado Estados Unidos en recesión encuentra su "salida" en el proteccionismo
y la guerra?
¿El pánico al terrorismo, la histeria fomentada
oficialmente, la neurosis agravada masivamente desde el poder estadunidense,
constituyen armas preventivas contra las protestas en Estados Unidos mismo
por el aumento de la desocupación y contra la política del
capital financiero internacional que dirige esta mundialización
sembradora de guerra, pobreza y hambre? ¿Qué está
preparando contra el mundo un régimen que no se caracteriza precisamente
por su inteligencia, sus escrúpulos, ni por la fineza de sus maniobras?
Evidentemente no estamos sólo ante la preparación
de los prolegómenos de la guerra contra Irak (pues la misma será
contra el mundo árabe y aumentará las disputas entre Washington
y la Unión Europea), ni enfrentamos sólo un intento de impedir
que la industria bélica rusa pueda servir al "eje del mal", incluida
China, para defenderse de Estados Unidos. Si algo hay que alabar en la
política de la oligarquía que controla el imperio estadunidense
es que desde siempre ha tenido una estrategia mundial. Los planes, la logística,
la calendarización son la consecuencia lógica del hecho de
que, a diferencia de nuestros países, Estados Unidos construye su
riqueza con la rapiña internacional y no sólo en su mercado
interno, y necesita una política de potencia "musculosa", agresiva,
planeada a largo plazo, para poder mantener una hegemonía que enfrenta
resistencias.
Los marcianos y los gnomos de Wall Street y de la Casa
Blanca trabajan para hacer realidad, en ventaja de Estados Unidos, la vieja
frase de mors tua, vita mea (o, en pocas palabras, vivo de tu muerte,
como sucede con todos los piratas y depredadores). Seamos, por lo tanto,
suspicaces y no nos traguemos las ruedas de molino con que pretenden hacernos
comulgar los que utilizan los medios de información como arma de
guerra, para mentir e intoxicar a las mayorías, a la Goebbels. Si
el 11 de septiembre, a pesar de todos los puntos sospechosos y las contradicciones,
consiguieron ocultar que los marcianos hablan inglés, no caigamos
dos veces en la misma trampa. Ser ingenuo es perdonable; ser obstinadamente
perplejo, no.