Jenaro Villamil
La reacción mediática
Les parece inmoral que en el programa No te equivoques,
de Canal 5, una locutora demuestre que se toma todo muy a pecho para
anunciar una bebida alcohólica. Les alarma que en la telenovela
El juego de la vida uno de los protagonistas le sugiera sin mucha
convicción a su novia que se practique el aborto. Les escandaliza
que dos mujeres se besen en la pantalla en la emisión Parejas
infieles, de Galavisión. Les molesta, incluso, que Pelé
anuncie medicamentos contra la impotencia sexual y que Andrés García
además de mostrar sus encantos idos promueva una bomba de vacío
contra los problemas de erección. Descubren, alarmados, que Brozo
en Canal 4 hace "referencia permanente a la sexualidad" y lo califican
como un personaje vulgar, misógino y alburero.
Estos grupos atribulados por la lubricidad de los cuerpos
jóvenes monitorean los escasos escarceos de los participantes del
Big Brother, les parece pornográfico el mono de Shrek
y ahora presionan para que censuren programas de la televisión
de paga como Queer as folk, transmitido por HBO Plus. Los suscriptores
de ciudades como Guadalajara, Veracruz, Puebla, Hermosillo y Cuernavaca
-con sello blanquiazul- se quejaron en días pasados por la
suspensión del programa gay de HBO que "atenta contra la moral",
según versiones de Galavisión (Reforma, 23 de mayo,
p. 1-E). Esta serie es de las pocas que presentan escenas explícitas
y naturales de jóvenes homosexuales que se relacionan entre sí.
No se trata de un programa pornográfico -como los transmitidos por
el Canal Venus-. Para ellos es peor, porque documenta que la diversidad
sexual ya no tiene nada que ver con la vieja anormalidad sexual que considera
a la procreación como único fin de dos seres que se atraen.
Sobre todo, les molesta que la televisión comercial
y sus programas informativos escudriñen en la vida de la jerarquía
eclesiástica. Les altera que la televisión comercial se convierta
en un medio informativo laico y que el "canal de la familia mexicana" ya
no se circunscriba a la autocensura de los "valores y las buenas costumbres"
católicos. La transmisión sobre los abusos sexuales del padre
Marcial Maciel, tema abordado periodísticamente por el programa
Círculo Rojo, es considerada como un ataque "falso, directo,
artero y extemporáneo" contra la Iglesia católica por agrupaciones
como A Favor de México, AC (La Jornada, 21 de mayo, p. 37).
Por sus siglas y su estilo, esta organización se emparenta con A
Favor de lo Mejor en los Medios.
Son los grupos que tardíamente intentan frenar
el "destape" de los medios comerciales, en especial, de la televisión
mexicana. Son las mismas redes civiles y clericales que hace algunos años
se escandalizaron por Gloria Trevi y sus alegatos de rebeldía mercadológicamente
calculados, que consideraron "diabólicos" a los Pokemones, que
le exigieron a Televisa y Tv Azteca suspender sus talk shows. Son
las mismas buenas conciencias que hace cinco años encabezaron un
boicot publicitario contra CNI-Canal 40 por transmitir los testimonios
contra Maciel. Son los mismos intereses que desde hace años le han
puesto un veto a la publicidad masiva del condón para frenar el
avance del VIH-sida y de los métodos anticonceptivos para prevenir
embarazos no deseados. Están en contra de los raves y de
la música electrónica (satanizada por el Vaticano).
Su estrategia no se circunscribe a la televisión
y la radio. Han logrado también influir en los nuevos criterios
de películas nacionales y extranjeras. Estos criterios, dados a
conocer el pasado 4 de abril por la Secretaría de Gobernación,
incluyen reglas como esta: en las películas de clasificación
B, para menores de 15 años, "las escenas sexuales no son frecuentes
ni de larga duración". ¿La eyaculación precoz sí
es permitida? Las películas de clasificación D, para menores
de 21 años, son aquellas que "tienen como contenido dominante o
único, sexo explícito, lenguaje procaz y alto grado de violencia".
¿Qué determina el "sexo explícito" y el implícito?
¿Por qué la insistencia en extender la minoría de
criterio de los jóvenes mexicanos?
En el fondo, el contradestape parte de una derrota previa:
ya no funcionan como antes los mecanismos de presión cupular para
que la televisión, el cine y la radio se ajusten a las reglas estrictas
de la uniformidad moral. Influyen y tienen ahora fuertes aliados en la
administración pública. Quisieran más canales restringidos
como Claravisión y menos como HBO. Se sienten fortalecidos
con la próxima visita del papa Juan Pablo II y desearían
que en lugar de la Constitución sólo rigieran los Diez Mandamientos.
Sin embargo, lenta, tímidamente y con graves problemas
de contenido que alientan aún la vulgaridad y el mal gusto, los
grandes medios han aprendido a ser laicos. Los viejos fueros ya no funcionan.
Los prejuicios impactan en la pérdida de rating. La diversidad
sexual ya no pide permiso al confesionario para ejercerse en la vida cotidiana.
Ciertamente, el "tele-destape" reclama mejores contenidos,
creatividad y auténtica libertad de expresión. El prejuicio
homófobo, la falta de profesionalismo o el odio generacional a todo
lo que sea diferente, extraño a nuestra cultura o distinto a la
norma moral mayoritaria son factores que persisten. La censura que se escuda
en evitar lo que se "debe y no se debe" ver, escuchar o leer sólo
representa un retorno a la época de la gran hipocresía mediática.