Orlando Delgado
Por un salario mínimo mundial
Como en todas las anteriores reuniones de jefes de Estado en las que ha intervenido el presidente Vicente Fox, la celebrada en Madrid la semana anterior, que reunió a los gobernantes de América Latina y de la Unión Europea, llegó a acuerdos que no atienden aspectos claves de la etapa del proceso globalizador en que estamos. En respuesta a esta reunión de unos cuantos, también como en las otras ocasiones, el Foro Mundial Trasatlántico, hijo del Foro Social Mundial de Porto Alegre, reunió a una impresionante multitud que repitió que "Otro mundo es posible", enfrentándose a la "Europa del capital y la guerra".
Los Compromisos de Madrid, firmados por los jefes de Estado, critican, sin nombrar a Estados Unidos, el unilateralismo y el proteccionismo. Además de esta declaración, nada sustancial: enunciado de propósitos para erradicar la discriminación y promover la igualdad entre mujeres y hombres, que no contemplan mecanismos para ser llevados a la práctica. La contracumbre, por su parte, repitió que debe erradicarse la pobreza, abolirse la deuda externa, respetar los derechos humanos y exigir que el Estado regule los flujos de capital para redistribuir la riqueza, lo que requiere la ayuda al desarrollo de los países ricos, que siempre aparece en las declaraciones de las cumbres, pero que en realidad se ha venido reduciendo. Los avances en el establecimiento de un programa de lucha mundial de quienes resisten la globalización imperial son cada vez más nítidos.
La pobreza aparece en ambos bandos. Es la variable a la que se acude en cada declaración y que no solamente no se ha reducido, sino que avanza inexorable. Un dato de nuestra economía puede resultar ilustrativo de lo que quiere decir en este momento la globalización y permite sugerir medidas para enfrentar sus consecuencias. Es sabido que en 2001, la contracción del mercado estadunidense y la política restrictiva del Banco de México condujeron al estancamiento. Esto ocurrió en un entorno en el que, al mismo tiempo, el empleo en el sector formal de la economía se contrajo y las remuneraciones crecieron en términos reales. El sector maquilador resultó afectado además por efecto de la apreciación cambiaria.
Los 383 mil 75 trabajadores asegurados en el IMSS que han perdido su empleo de diciembre de 2000 hasta ahora no lo recuperarán en este año, dado que el crecimiento de la economía que se espera será irrisorio. El grueso de estos empleos perdidos, cerca de 230 mil, se localizaba en la maquila, donde -según la información proporcionada por Carlos Marichal en La Jornada (18/05/02)- 350 empresas abandonaron el país, de las que 60 por ciento son propiedad de empresarios mexicanos. La maquila creció al amparo del TLC, aprovechando los bajos niveles salariales que prevalecieron en México durante los años del neoliberalismo priísta. Desde 2000 ha habido una mejoría en las remuneraciones reales de los trabajadores manufactureros (6 por ciento en 2000 y 6.3 en 2001) y de la maquiladora (5.8 y 7.2 en los mismos años), que sumada a la mejoría en las prestaciones y a la apreciación cambiaria incrementó los costos unitarios al año anterior en 14.8 por ciento. Debido a esto, de las 350 empresas maquiladoras que salieron, 315 se establecieron en China, donde los salarios son menores que los nuestros y se otorgan beneficios fiscales.
Es evidente que las mejoras en las remuneraciones reales observadas en nuestro país están lejos de los niveles prevalecientes en los 80 y muy distantes también de las remuneraciones mínimas en Estados Unidos, donde una jornada de ocho horas fue de 110.4 dólares en 2000 y de 114.4 en 2001, lo que traducido a pesos significaría mil 65.36 y mil 61.63, respectivamente. La libre movilidad del capital, producto de la propia globalización, permite a las empresas aprovecharse de los países con peores condiciones de trabajo para obtener beneficios. Esto, que ha sido extraordinariamente descrito por Naomi Klein en su libro No Logo, no ha sido tema de una propuesta del movimiento de resistencia.
El programa de resistencia que se está construyendo tiene que incorporar como parte de los requerimientos que deben exigirse a los jefes de gobierno, que las empresas que maquilan para llevar sus productos a los países imperiales deben remunerar a sus trabajadores con un salario mínimo de carácter mundial, el que tiene que establecerse en dólares. La consigna debiera ser: salario mínimo mundial.
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