Nuevo espacio para la ciencia latinoamericana Patricia Vega Considerada por sus editores como un "hito en los medios de comunicación impresos y en el desarrollo de la ciencia y la tecnología latinoamericanas", este mes empezó a circular la edición en español de la revista estadunidense Scientific American, publicación pionera que desde hace más de 150 años ha permitido a sus lectores enterarse de los resultados y avances más importantes de la investigación científica y del desarrollo tecnológico.
Además de la afirmación de que el equipo editorial de la publicación es "capaz de identificar anticipadamente (con meses, incluso años) las investigaciones científicas y desarrollo tecnológicos más trascendentes, antes de que otros medios reconozcan tal relevancia", Scientific American Latinoamérica (SAL) se ha comprometido a ser más que la traducción de la edición original en inglés, ya que el equipo editorial ųencabezado por Jesús Mendoza Alvarezų se ha propuesto desarrollar una política editorial propia, acorde con las necesidades de información de los lectores latinoamericanos y al grado de desarrollo de la investigación científica y tecnológica de América Latina, que garantice un contenido latinoamericano original de calidad internacional. Con el propósito de lograr lo anterior, Mendoza Alvarez ha integrado un consejo editorial con varios de los más prestigiados científicos latinoamericanos (Hugo Aréchiga, Augusto Cabana, Edna Centeno, José Antonio de la Peña, René Drucker, Julio Mendoza, Octavio Paredes, Masahiro Tanikawa y María Valdés), una red de corresponsales editoriales (Diana Cazaux, en Argentina, y Lisbeth Fog, en Colombia) y colaboradores integrada por los mejores periodistas científicos de América Latina. Es propósito de el equipo editorial de SAL mostrar de manera gradual el perfil y la particular identidad de la divulgación científica latinoamericana, inicialmente en México, Colombia y Argentina. Por lo pronto, en esta primera entrega en la sección dedicada a América Latina, el propio Mendoza Alvarez escribe sobre la nueva Ley Orgánica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y entrevista tanto al titular de dicho organismo, Jaime Parada Avila, como al nuevo presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, mientras que René Drucker Colín reflexiona sobre la Ley de Ciencia y Tecnología. De manera similar, Lisbeth Fog y Diana Cazaux abordan las perspectivas de la ciencia y la tecnología en Colombia y Argentina, respectivamente. El cuerpo principal de la revista está integrado por la traducción de los siguientes textos: Las proteínas mandan, de Carol Ezzell; Cristales fotónicos: semiconductores de luz, de Eli Yablonovitch; La ciencia del mal aliento, de Mel Rosenberg; La psicología social de la esclavitud moderna, de Kevin Bales; Realidad aumentada: una nueva forma de mirar, de Steven K, Feiner y, finalmente, Parásitos manipuladores del sexo, de Laurence D. Hurst y James P. Randerson. Luego de un número cero en el que se reproduce, en exclusiva, el polémico reporte de investigación sobre El primer embrión humano clonado, firmado conjuntamente por José B. Cibelli, Robert P. Lanza, Michael D. West y Carol Ezzell ųreporte que, por cierto, ha sido duramente criticado en otras publicaciones científicas que ponen en duda la veracidad del experimentoų la edición latinoamericana de Scientific American seguramente irá encontrando otro tipo de contribuciones que ilustren de manera más afortunada el estado que guardan la ciencia y la tecnología generadas en esta región. Desde las páginas de Lunes en la Ciencia saludamos con beneplácito la existencia de esta iniciativa y deseamos a su equipo editorial larga vida y buena fortuna. |