Lunes en la Ciencia, 20 de mayo de 2002


El telescopio estrena ojos para mirar el universo

Nueva vida al Hubble

Antonio Sánchez Ibarra

Hasta hace poco se calculaba que tener una visión más profunda del universo desde el espacio mismo requeriría de una espera de por lo menos siete años. Sin embargo, no hubo que esperar tanto para la puesta en marcha de la segunda generación del Hubble. El telescopio espacial ha sido renovado para mejorar cualitativamente sus resultados observacionales.

La caminata espacial realizada el pasado 7 de marzo por astronautas del transbordador espacial Columbia, permitió el remplazo de la ya antigua cámara FOC (Faint Object Camera-Cámara para objetos débiles), por la ACS (Advanced Camera for Surveys-Cámara para búsquedas avanzadas). Tal maniobra significó un avance de diez años de desarrollo tecnológico en la captación de imágenes digitales.

La ACS, con 16 millones de elementos sensibles a la luz, supera en mucho a cualquier cámara digital adquirida en el mercado con 2 a 4 millones de elementos. Tal numero de sensores, conocidos como pixeles, permitirán una mayor resolución o detalle en las imágenes de cualquier objeto observado por este telescopio, ya con diez años de operación en órbita de la Tierra.

Una vez enfocado con su espejo de 2.4 metro de diámetro, el telescopio concentra la luz sobre la ACS y es expuesta en tiempos que varían de segundos a minutos, dependiendo del objeto a explorar. Cincuenta y seis días después de la maniobra, cuatro imágenes fueron reveladas al público el pasado 30 de abril, como una somera muestra de la nueva capacidad del telescopio Hubble.

Con detalles no imaginados hace una década, cuando el telescopio Hubble tuvo una crisis al descubrirse las fallas de figurado en su espejo, imágenes de galaxias y nebulosas de enorme calidad permiten avizorar o más bien intuir las muchas sorpresas y descubrimientos que habrá de lograr este instrumento.

Nebulosas como la Omega en Sagitario o la llamada Cono muestran la complejidad de concentraciones de hidrógeno en las que se forman nuevas estrellas y sistemas solares. Dos imágenes más de galaxias en interacción y procesos de colisión, nos permiten imaginar un futuro cuando los humanos no estaremos en este planeta, mientras nuestra galaxia, la Vía Láctea, tenga un encuentro con su gemela más próxima, Andrómeda. De fondo a estas imágenes, cientos de otras galaxias se presentan mostrándonos la dimensión del universo.

ƑQué más será posible observar con este nuevo recurso? Las imágenes ya sorprendentes que obtenía este telescopio de objetos de nuestro sistema solar, como son planetas, satélites naturales y asteroides, habrán de ser en mucho superadas y quizá logremos atisbar un poco más, como caso extremo, en la superficie congelada de Plutón.

Los glóbulos o capullos en los que se forman estrellas actualmente en varias nebulosas como la de Orión, serán escudriñados en detalle, en contraparte de regiones tan exóticas como la Nebulosa del Cangrejo, en la que yacen restos de una supernova.

Muchas variables cefeidas habrán de ser descubiertas y utilizadas en galaxias más alejadas de las observadas anteriormente, para utilizarlas como vara de medida en las distancias extragalácticas.

La naturaleza de galaxias y quasars, sumadas a otros objetos peculiares como las fuentes de explosiones en rayos gamma, permitirán armar con mayor precisión el rompecabezas de la estructura del universo mismo.

La exploración que realizará el telescopio espacial Hubble del universo con este nuevo recurso, será el corolario perfecto ante el advenimiento de un telescopio espacial con un espejo de 6 metros de diámetro, a fines de la presente década.

El autor es responsable del área de astronomía del Centro de Investigación en Física de la Universidad de Sonora

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