Lunes en la Ciencia, 20 de mayo de 2002


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Georgette José Valenzuela

Peligros de la historia light

Estudiar e investigar con rigor y profesionalismo la historia y la historiografía del México contemporáneo, no es lo mismo que hablar o escribir sobre esa historia de manera apresurada y sin reflexión, dando lugar a una "historia inmediatista", la cual predomina en algunos medios de comunicación y libros de coyuntura bajo ciertas tendencias, intereses políticos y económicos, enfatiza la historiadora Georgette José Valenzuela, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

dra_georgette_01a-okLa doctora José Valenzuela (México, DF, 1953), especialista en historia política y contemporánea, dice que "aun cuando es totalmente respetable el punto de vista y la tendencia política, académica y religiosa de cada estudioso, es necesario ofrecer los resultados de una pesquisa rigurosa, ya que, en general, la sociedad mexicana tiene gran interés por su historia".

José Valenzuela explica que documentar la historia contemporánea es un proceso que conlleva mucho trabajo y rigor, debido a la dificultad de enfrentar con fuentes vivas y luego tener que confrontarlas. Si el análisis queda en la superficie "es como la espuma de la verdadera historia", señala la investigadora, quien, guardando las proporciones, compara la actual proliferación de libros sobre política y políticos, entre otros temas, con lo sucedido a finales del porfirismo, cuando a raíz de la entrevista Díaz-Creelman, en 1908, proliferaron una buena cantidad de libros, folletos, pasquines, etc., elaborados por ingenieros, maestros, periodistas y abogados, quienes escribieron sobre la historia inmediata y dieron su particular visión. Esta situación cambió cuando se inició el proceso de la profesionalización del quehacer histórico, allá por los años 40 del siglo pasado.

Son los historiadores, dice Georgette José Valenzuela, quienes por medio de una búsqueda rigurosa de materiales y el análisis de ellos, filtra los documentos valiosos históricamente. Es precisamente en esta área donde la especialista, quien estudió su maestría y doctorado en la Facultad de Filosofía y letras de la UNAM, ha encontrado la mayor riqueza de su trabajo. Por ejemplo, en los archivos personales y oficiales de los generales Porfirio Díaz, Manuel González, Alvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y actualmente en el del general Antonio I. Villarreal.

"No he sido una historiadora monotemática. He tratado de investigar distintos personajes y periodos. Además de tener la oportunidad de poder trabajar directamente en fuentes de primera mano como los archivos y dirigir la organización y catalogación de algunos, la experiencia acumulada ha servido para transmitir estos conocimientos a los estudiantes y, sobre todo, para hacerles saber que a pesar de lo valioso que puede ser un archivo, ahí no van a descubrir, ni en ninguna otra fuente, el hilo negro, o a encontrar 'toda la verdad' sobre 'x' o 'y' asunto".

La historiadora acepta que una de sus épocas predilectas de estudio han sido los años 20, pues al igual que entonces pero por circunstancias históricas diferentes, el país se encontraba muy dividido, había una gran proliferación de partidos, el poder político estaba fragmentado entre caciques y caudillos militares y civiles. "Pero en ese entonces y a pesar de la situación económica en la que se encontraba el país, 'sirios y troyanos' estaban convencidos de que México tenía un futuro promisorio y lograría un progreso permanente".

Del recorrido de la doctora José Valenzuela por distintos puntos, han surgido libros como: La campaña presidencial de 1923-1924; Legislación electoral mexicana: cambios y continuidades, 1812-1921; El relevo del caudillo (De cómo y por qué Calles fue candidato presidencial) e Historia de México 1946-1982, entre otros.

La historia política y contemporánea se filtró a la vida de la doctora José Valenzuela por medio de su familia, que constantemente hablaba del abuelo revolucionario. Hoy, dice que dedicarse a la investigación es un proceso de creación, de generación de ideas. "Un proceso lento, de búsqueda de fuentes y de confrontación de opiniones para armar un relato que sea coherente y que aporte ideas novedosas".

El gran problema, finaliza, es que los productos de la investigación académica no llegan al gran público, por lo que en su opinión, es impostergable un mayor involucramiento de los historiadores mexicanos en la difusión del trabajo serio y riguroso que realizan. (Mirna Servín * Foto: Yazmín Ortega Cortés)

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