Estreno nacional de su partitura Twilight
en el Foro Manuel Enríquez
La música electroacústica nunca será
un Frankenstein, sustenta Rodrigo Sigal
''La computadora es un instrumento vivo para la creación
sonora, no un monstruo''
Busca el compositor suprimir las fronteras entre la
presencia humana y la tecnología
ANGEL VARGAS
Pensar que la música electroacústica pueda
transformarse algún día en una especie de Frankenstein, sólo
porque en su creación intervienen la tecnología y la computación,
resulta una idea graciosa e incluso descabellada, dice Rodrigo Sigal, uno
de los jóvenes compositores mexicanos que hacen carrera en el extranjero
y que han destacado por centrar su quehacer en ese género.
''La computadora, contrario a lo que muchos consideran,
es un instrumento vivo para la creación musical, no un monstruo
al que se le pone un cerebro prestado y después se pierde todo control
sobre él", señala.
''Es una herramienta que se puede controlar y convertir
exactamente en lo que uno requiere o se le ocurre. Un instrumento convencional,
en cambio, tiene límites que son intrínsecos a su material,
construcción y manera de funcionar."
Prejuicio del público
De
visita en México para presenciar hoy el estreno nacional de su obra
Twilight,
dentro del noveno programa del 24 Foro de Música Nueva Manuel Enríquez,
Rodrigo Sigal, de 31 años, rechaza las opiniones que consideran
''poco humana" a la música realizada e interpretada con recursos
y elementos tecnológicos.
Tal concepción, indica, proviene de la idea errónea
de que la música viva y humana, sobre todo en el género clásico,
es sólo la que se genera en una sala de conciertos o la que produce
un músico en cualquier lugar, y se relega a un plano menor a cualquier
otra expresión, como la música grabada, a la que generalmente
se aprecia como algo frío, muerto, porque no aparece de manera directa
ni palpable la presencia humana.
Es precisamente en ese terreno donde el autor finca su
inquietud artística, en borrar las fronteras que se han creado entre
esa presencia y el uso de medios alternativos, como los electrónicos
y cibernéticos, en la creación e interpretación musical.
A decir del autor, el género electroacústico
tiene tantas variantes como cualquier otro, sin embargo reconoce varias
limitaciones que le son exclusivas. Una de ellas, describe, tiene que ver
con los intérpretes, pues ''muy pocos están dispuestos a
meterse en camisa de 11 varas para comenzar a estudiar y trabajar un medio
diferente al que han desarrollado, que es tocar con computadora o cinta".
Otra limitante es el aspecto técnico, ''me refiero
al equipo, porque no siempre existe la misma infraestructura, y entonces
la pieza debe ser flexible y acoplarse al equipo disponible, a diferencia
de la música escrita sólo para instrumentos convencionales,
como el piano o el violín, que sólo requiere de ellos para
ser interpretada".
Una limitante más, abunda, es el prejuicio del
público por este tipo de expresión; ''consideran que toda
la música que se hace con cinta o computadora es inaudible, lo cual
es falso, pues al igual que en lo barroco o en lo clásico hay varias
vertientes, desde lo sencillo hasta lo extremadamente complejo de escuchar".
Mezcla de fagot y computadora
Sobre la obra que estrenará en el Foro Manuel Enríquez
-a las 12 horas de hoy en el auditorio Blas Galindo del Centro Nacional
de las Artes (Río Churubusco y Calzada de Tlalpan)-, Sigal comenta
que se trata de un encargo del Ministerio de Cultura de España y
fue escrita para fagot y sonidos generados por computadora.
En Twilight el autor busca representar la manera
que tienen los astrónomos para identificar los cuatro momentos diferentes
en cómo el sol desaparece en el horizonte. De allí la rareza
de la pieza en el catálogo de Sigal, pues representar paisajes no
es algo habitual en su trabajo.
''Mi interés es que la mezcla entre el fagot y
la computadora se vaya transformando de manera poco identificable conforme
transcurren las cuatro secciones de la obra, así como sucede con
los niveles de luz del sol cuando desaparece", apunta.
''No es que la música se va haciendo más
oscura. Mi interés es hacer borrosos los bordes entre las secciones
de la pieza, y entre el fagot y la computadora; tratar de erradicar esa
frontera clara entre el instrumento y la computadora en cuanto al timbre."