José Cueli
Vivir en la crueldad
En el reciente texto de Jacques Derrida, Estados de ánimo del psicoanálisis, se aborda la crueldad, tema que precisa urgente atención no sólo de la terapia siconalítica, sino de todas las disciplinas.
Definida por Derrida como un fenómeno confuso y enigmático que ha estado presente desde tiempo inmemorial en la historia de la humanidad, la crueldad ahora parece enseño-rearse en todos los ámbitos posibles y su práctica cotidiana sin freno por parte de la autoridad es muy preocupante. La legislación en torno de delitos en los que la crueldad llega a un grado extremo e inhumano debe ser revisada o, mejor aún, repensada en profundidad.
Sobran ejemplos que día con día nos llenan de consternación, rabia e impotencia. Basta abrir las páginas de un diario o ver los noticiarios en la televisión para percatarnos de la magnitud del problema. El estado de cosas es desesperanzador. Abundan los ejemplos: secuestros en los que la persona no sólo es privada de su libertad, sino torturada física y sicológicamente; menores que ingresan a hospitales por maltrato físico infligido por sus padres; mujeres que son violadas y asesinadas; guerras sin ninguna justificación, en las que el despliegue de armamento a pesar de ''su inteligencia tecnológica" victima a población civil y deja una estela de odio y desolación. Y como marco a todos estos desastres, la hambruna y la indefensión ante el apabullante despliegue de crueldad.
Derrida confronta al sicoanálisis para repensar el asunto de la crueldad humana. En una parte del texto escribe: ''Podemos detener la crueldad sangrienta (cruor, crudus, crudelitas), podemos poner fin al asesinato con arma blanca, con guillotina, en los teatros clásicos o modernos de la guerra sangrienta, pero según Nietzsche o Freud, una crueldad síquica los suplirá siempre inventando nuevos recursos. Una crueldad síquica seguiría siendo desde luego una crueldad de la psyche, un estado del alma, por tanto, de lo vivo, pero una crueldad no sangrienta".
Con lo anterior permanece sobre la mesa una cuestión esencial para ser pensada: sufrir o hacer sufrir parece formar parte de la constitución humana, esa parte negra y maldita del individuo que Freud denominó pulsión de muerte. Narcisismo, masoquismo, sadismo y compulsión a la repetición son conceptos sicoanalíticos que han dado luz a la comprensión del siquismo humano.
En el texto Mas allá del principio del placer (1920), Freud propuso interesantes puntualizaciones sobre la tendencia del ser humano a destruirse. Es el momento, como Derrida plantea, de que la terapia sicoanalítica retome los conceptos en torno de la crueldad y profundice en la senda abierta por el padre del sicoanálisis.