"¡Actúen,
cabrones!", "¡Ya estuvo suave de tantas
chingaderas!", gritaba furioso el también ex
candidato del PRD a la gubernatura de Puebla al tiempo
que empujaba con fuerza a varios de los obreros de su
confianza para que impidieran la votación. A unos
metros, unos ocho policías municipales de San Andrés
Cholula, que acudieron a la fábrica para salvaguardar la
integridad de los trabajadores, miraban atónitos.
El político poblano -señalado como presunto vínculo
para la transferencia de recursos económicos a los
contras de Nicaragua- advirtió que los trabajadores
independientes no podrán regresar a trabajar a la
compañía, debido a que un sector importante de obreros
no lo iba a permitir. "Resultaría como el dicho:
dormir con alacranes en la misma cama está
difícil", justificó.
Por su parte, dirigentes del Sindicato Independiente de
Obreros Textiles 7 de Mayo dieron a conocer que durante
el recuento sólo pudieron votar 10 trabajadores, pero
las autoridades laborales deberán valorar la situación,
y en su caso determinar lo procedente. Sin embargo,
indicaron que quedó plenamente demostrado que cuentan
con el apoyo de la mayoría, y para enfrentarlos fue
necesario que Villa Escalera recurriera a grupos de
golpeadores.
De paso, exigieron al IMSS, a la Secretaría de Hacienda
y Crédito Público y al Infonavit que tomen cartas en el
asunto e investiguen las anomalías cometidas por el
empresario textilero: incumplimiento de pago de
prestaciones laborales; en las últimas cuatro semanas
les han pagado sólo el 60 por ciento de sus salarios; no
cuentan con aguinaldo, incrementos salariales o vales de
despensa, y trabajan en condiciones que califican de
"infrahumanas".
"Villa Escalera ha sometido a los trabajadores a un
nuevo tipo de esclavitud, al pagarles sólo una parte
proporcional de sus salarios y no otorgarles
prestaciones. Ya hemos pedido la intervención de las
autoridades, pero no ven ni oyen los problemas que aquí
tienen lugar. La pregunta es de qué privilegios goza o
qué influencias tiene (el empresario) para que no
procedan contra él; ¿cuáles son los compromisos que
tiene con los funcionarios?", preguntó Abelardo
Cuéllar Delgado, apoderado legal del sindicato
independiente. El conflicto
Conforme con lo establecido por la
Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, ayer a las 11
horas afuera de Industrias Victoria se presentaron dos
actuarios para llevar a cabo el recuento sindical que
definiría si la agrupación 7 de mayo detentaba la
titularidad del CCT, ya que actualmente no existe
sindicato en la empresa. En lo que respecta a la
FROC-CROC, algunos disidentes dijeron que había sido
contratada por Villa Escalera para romper el movimiento
opositor; los mismos obreros se opusieron a su presencia,
y la central ya no continuó insistiendo.
Los funcionarios fueron recibidos por unos 100
trabajadores independientes, quienes arribaron horas
antes, así como por un grupo de personas encabezado por
Javier Herrera, Ruth Castro Corona y Esperanza Sánchez
Pérez, dirigentes del Barzón Poblano, quienes ex
profeso colocaron mantas en la entrada de la fábrica con
leyendas como "Suntuap/ No más cierres de
empresas" o "Barzón apoyando a la empresa
nacional".
Empero, Rogelio Carvajal Lozano, dirigente estatal del
Barzón Poblano, dio a conocer que Herrera, Castro Corona
y Sánchez Pérez sí pertenecen a su organización, pero
no tienen ninguna facultad para encabezar ningún tipo de
movilización. De hecho, dijo en una entrevista
telefónica estar sorprendido por esta situación, pero
aclaró que entre las políticas de la agrupación están
no involucrarse en conflictos entre trabajadores.
A decir de Andrés Potrero Xolaltengo, secretario general
del sindicato 7 de Mayo, los problemas comenzaron desde
hace unos días, ya que Ricardo Villa Escalera se dedicó
a amenazar de muerte a los trabajadores de los diferentes
turnos para que votaran en contra de la organización
independiente. A otros más, dijo, les hizo una comida y
les pagó 300 pesos por su voto, y si no aceptaban su
proposición los despedía.
Ayer, minutos antes de que llegaran los actuarios de la
JFCA, explicó, Villa Escalera, apoyado por los
integrantes del Barzón Poblano y algunos trabajadores,
trató de impedir la salida del personal del primer turno
para que participara en la votación, pero los obreros
independientes decidieron apagar las máquinas y salir
por la fuerza de la compañía.
La reacción de los trabajadores, dijo, provocó tal
desconcierto que el empresario decidió salir de sus
oficinas y enfrentar a los disidentes. De inmediato se
formaron dos grupos: el indepediente, a favor del
recuento, y otro encabezado por el ex panista, que se
oponía a la votación.
-¿Así querías ser presidente municipal y gobernador?
-le gritó un obrero a Villa Escalera, y éste contestó:
"Y lo voy a ser".
Después de varios minutos de discusión y reclamos entre
los independientes y el grupo de Ricardo Villa, los
actuarios decidieron hacer el recuento bajo la condición
de que al primer indicio de violencia se suspendería.
Tal decisión provocó la furia del dueño de Industrias
Victoria, quien comenzó a gritar que no era posible
continuar con la situación y darle juego a un grupo de
trabajadores que no tenía la razón.
Mientras los servidores públicos preparaban la
documentación, Villa Escalera se dirigió hacia la
entrada principal de la compañía y de repente estalló
su ira. Comenzó a empujar, zarandear y golpear al grupo
de trabajadores que lo apoyaban, y les exigió hacer algo
para impedir la votación. Gritaba furioso mientras
caminaba de un lado para otro, lanzando manotazos y
empujando a la gente.
Enrojecido por el coraje y la impotencia, llegó un
momento en que se detuvo y empujó por la espalda a una
de sus empleadas de confianza, quien no supo qué hacer.
¡"Actúa, actúa!", no dejaba de repetir, pero
al ver que no conseguía nada, decidió meterse a la
fábrica. "¡Que nos cargue la chingada,
entonces!", espetó.
La actitud asumida por Villa Escalera dejó estupefactos
a varios de sus seguidores, quienes reaccionaron minutos
después y comenzaron a gritar, débilmente: "No
queremos recuento". Los elementos de la Policía
Municipal de San Andrés Cholula intervinieron
únicamente hasta que apareció su comandante.
A pesar del incidente, los actuarios pidieron que se
formara una fila de trabajadores para que comenzara la
votación. A un costado, los integrantes del Barzón
Poblano intentaban hacer todo lo posible para suspender
el recuento, pero eran contenidos por varios gendarmes.
Incluso, Ruth Castro intentó liarse a golpes con una
obrera que le reclamó que por qué intervenía si ni
siquiera era trabajadora. En ese mismo instante apareció
Roberto Díaz Molina, abogado de Industrias Victoria,
quien sin decir nada se introdujo en la fábrica.
Al filo de las 12:15 horas, cuando el décimo votante
terminó de sufragar, Javier Herrera -quien minutos antes
se había reunido con Díaz Molina en el interior de la
fábrica- comenzó a azuzar a la gente para que rompiera
la barrera formada por los policías y suspendieran el
recuento. Enojados, barzonistas y obreros allegados a
Villa encararon a los votantes, comenzaron a empujarlos y
a provocarlos para que ocurriera un enfrentamiento, pero
sólo consiguieron generar algunos conatos de golpes.
Esa situación fue suficiente para que los actuarios
decidieran suspender el recuento y recogieron toda la
documentación. Aunque hubo un intento por reiniciar el
proceso, no tuvo ningún éxito. Los independientes
fueron replegándose hacia el otro extremo de la fábrica
y en sus caras se denotaba enojo y preocupación.
Al percatarse de que lograron su cometido, los
barzonistas comenzaron a aplaudir y se congregaron a la
entrada de la fábrica. A los pocos minutos reapareció
Villa Escalera, acompañado por Díaz Molina, quien
celebró la suspensión del conteo. Inclusive comenzó a
festejar cada vez que alguno de los trabajadores le
platicaba lo que había hecho para impedir el recuento.
Conforme los minutos pasaron, Villa Escalera comenzó a
bromear con los líderes del Barzón, y permitió que
algunos de los inconformes pudieran entrar a la empresa,
escoltados por los policías, a recoger sus pertenencias.
Hubo un momento, en que el perredista vio a varios
fotógrafos y sólo alcanzó a exclamar: "La prensa
se ha de haber dado un banquete".
Posteriormente, Ricardo Villa invitó a los reporteros a
hacer un recorrido por la fábrica y trató de explicar
su versión. Negó que los trabajadores no reciban
prestaciones salariales o se incumpla en el pago de sus
sueldos, dijo que su fábrica se encuentra inmersa en una
crisis debido a las condiciones económicas del país y
reconoció que hubo un intento de la FROCCROC por
representar al sindicato de la compañía. En cuanto a
los líderes del 7 de Mayo, los calificó de
"obcecados y tontos".
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