BAJO LA LUPA
Alfredo Jalife Rahme
Jeb Bush puede perder la gubernatura de Florida
Histórico acuerdo nuclear Rusia-Estados
Unidos
El nepotismo dinástico de la familia Bush
EXISTE UNA MALDICION electoral en Florida que tiene
nervioso al nepotismo dinástico de la familia Bush: ningún
republicano ha sido relegido como gobernador. ¿Podrá Jeb
romper la jettatura cuando su hermano George gobierna en forma controvertida
el país? Todavía un amplio sector de los estadunidenses no
digiere lo que consideran el triunfo ilegítimo del presidente George
en la elección bananera de Florida. Hace poco, el ex presidente
Clinton (quien por cierto anda negociando conducir un programa de entretenimiento
en NBC), durante una entrevista en la radio NPR, rechazó el triunfo
de Bush: "Muchos pensamos que ganamos en Florida, y yo soy uno de ellos".
George perdió el voto popular a escala nacional y ganó gracias
a un polémico fallo de la Suprema Corte, plagada de jueces archiconservadores,
que impidió el recuento del voto en Florida, donde gobierna su hermano
Jeb, y que explica bastante bien el libro de David Kaplan El presidente
accidental: cómo 413 abogados, 9 jueces de la Suprema Corte de Justicia
y 5,963,110 de Florida (más o menos) aterrizaron a George Bush en
la Presidencia.
ASI QUE LA ELECCION a la gubernatura de Florida
arrojará lumbre y reabrirá muchas heridas. Los demócratas
ya detectaron la vulnerabilidad del presidente Bush en la persona de su
hermano Jeb. La ecuación es muy simple: si pierde Jeb, pierde su
legitimidad George, y también puede perder su relección presidencial.
Las elecciones de noviembre son cruciales y no es gratuito que el perdedor
Al Gore haya reaparecido en Orlando, no muy lejos del condado Dade, el
bastión del anticastrismo, ni que el próximo 20 de mayo George
acuda a Miami a apuntalar a su hermano Jeb, ni que John Bolton, otro grotesco
subsecretario de Estado (¿de dónde sacan a tanta escoria,
cuando existen académicos de la más alta respetabilidad en
los centros universitarios de Estados Unidos?), invente la posesión
de "armas biológicas" que no encontró en persona el ex presidente
Carter en La Habana, ni que Castañeda Gutman se haya preocupado
repentinamente de la cultura de los pocos mexicanos que viven en Miami.
El pleito por la captura del voto judío y el voto "hispano" (no
sólo existen cubanos en Florida) será a muerte.
LOS DEMOCRATAS aún no deciden quién
será su candidato, entre la ex procuradora Janet Reno, de vida ascética
y honestidad impoluta, y Bill McBride. Lo interesante de la muy poco carismática
Janet Reno es que desde su puesto anterior tuvo conocimiento de muchos
expedientes comprometedores que pueden mancillar el nepotismo dinástico
de la familia Bush (por ejemplo el Irán-contras, donde dejó
sus huellas indelebles Otto Reich, hoy gran aliado de su correligionario
Castañeda Gutman y subsecretario de Estado "casi clandestino", porque
aún no ha sido, ni será, aprobado por un Congreso hostil
a su macabro pasado, por lo que tendrá que ser lanzado del cargo
en noviembre, para respiro de Latinoamérica).
DONDE JEB LLEVA UNA DELANTERA impresionante (¡de
siete a uno!) es en la recaudación de fondos, por haber favorecido
a las poderosas corporaciones, lo que ha obligado a que los demócratas
enfoquen sus exiguos recursos a los principales puestos estatales y abandonen
varias contiendas de menor importancia. Jeb Bush está casado con
la guanajuatense Columba (por cierto, multada por no declarar un cuantioso
contrabando de enseres de lujo a su regreso de un viaje parisino), de quien
explotan morbosamente en lo electoral su "hispanidad".
AL POLEMICO GOBERNADOR de Florida no le va bien
con los niños (el caso Elián González), ni con las
niñas (la desaparición de Rilya Wilson, de 5 años
de edad, de la custodia estatal; pasaron 15 meses ?¡casi un año
y medio!? hasta que los funcionarios de Florida detectaron que Rilya había
desaparecido). Este asunto se ha vuelto un tema sensible de campaña,
debido a que el mismo Jeb había enfocado, en su candidatura de 1998,
sus acerbas críticas al sistema de bienestar social y custodia infantil,
que prometió mejorar. Los demócratas huelen su vulnerabilidad
y la representante Nan Rich criticó que Jeb "no encuentra dinero
para proteger la vida de los niños" mientras se daba el lujo presupuestal
de diferir el pago de impuestos de las corporaciones (los principales donadores
de Jeb) por 262 millones de dólares. La desaparición de la
niña Rilya no es poca cosa y ha atraído la atención
del país sobre el destino de 44 mil menores bajo la "protección"
del gobierno de Jeb.
PERO LO MAS SOBRESALIENTE para la relección
de Jeb resultará de la suma y resta de varios factores de política
externa que repercuten en el voto interno (los asuntos de Israel y Cuba),
y de clásica política interna, pero más que nada el
porcentaje de desempleo en Florida, que si llega a 8 por ciento en noviembre
puede ser letal para las aspiraciones releccionistas de Jeb quien, en esas
circunstancias adversas, solamente podría ser rescatado por el escenario
(¡ni Dios lo quiera!) de un "nuevo 11 de septiembre", como ha dejado
entrever Warren Buffet, el "segundo hombre más rico" de Estados
Unidos, quien ha vaticinado un inminente ataque nuclear en Nueva York y/o
Washington. ¡Nunca, como en la etapa del nepotismo dinástico
de la familia Bush, se había hablado con tanta laxitud de ataques
nucleares por doquier antes de unas elecciones!
¿Putin cae en la trampa de Bush?
DESPUES DE TANTO RECHAZO y desprecio a una multitud
de acuerdos internacionales ?desde el Tribunal Penal Internacional (del
que se está rajando México por consigna), pasando por el
protocolo ambiental de Kyoto, hasta el Tratado Anti Minas Terrestres?,
por fin el presidente Bush está a punto de firmar la próxima
semana en Moscú su primer acuerdo trascendental con el presidente
ruso Putin, para recortar las ojivas nucleares en dos terceras partes durante
una década: de los niveles actuales de alrededor de 7 mil (por cada
país) pasarán a una cifra entre 2 mil 200 y mil 700.
CUALQUIER AVANCE hacia un acuerdo nuclear es encomiable,
por mínimo que sea. Pero tampoco hay que echar las campanas al vuelo,
cuando el recorte puede ser ilusorio, ya que el presidente Bush insistió
en no destruir la mayoría de las ojivas (algunas, obsoletas),
sino conservarlas en depósitos. La diferencia es clave: no
se
destruye la mayoría de las ojivas, sino solamente se desmontan,
lo cual, de hecho, disminuye el nivel de alerta bélica remanente
de la guerra fría, pero no impide su virtual resurrección
a conveniencia. Si no, ¿cual es el propósito de conservar
la mayoría de las ojivas, con un alto costo presupuestal, sin contar
que hacen peligrar la seguridad de los ciudadanos?
EL ACUERDO HUBIERA SIDO benéfico para el
género humano si se hubiese llegado a su simple y llana destrucción,
y no a recovecos extraños que levantan muchas sospechas cuando se
trata de firmar acuerdos, repletos de resguardos marginales tan importantes
como su contenido, con los superhalcones que gobiernan los destinos
de Washington (y, por desgracia, de gran parte del mundo). Los superhalcones
de Washington no desconocen que los arsenales rusos ?muchos de ellos oxidándose
por los recortes fiscales en serio de los neoliberales monetaristas que
diezmaron a Rusia con sus fallidas "terapias de choque"? difícilmente
pueden ser conservados más allá del umbral de mil 500 ojivas,
lo cual mermaría su raquítico presupuesto militar en picada
frente al cada día más creciente y preocupante presupuesto
militar de Estados Unidos. En el ambiente bélico del 11 de septiembre
y su corolario de la "guerra perpetua" (como enfatizó hace casi
un siglo Charles Austin Beard, el enorme historiador de Estados Unidos,
y retomó como título de su último libro su máximo
ensayista Gore Vidal), ¿qué pasará en el horizonte
de 10 años cuando, con el pretexto del vuelo de una molesta mosca
clasificada como "terrorista" (¡así se las gastan ahora los
bushianos!), los superhalcones del futuro exhumarán las dos
terceras partes no destruidas de sus ojivas nucleares, resguardadas
como verdadera espada de Damocles?
ESTO NADIE LO DICE, mucho menos Putin, también
feliz con otro acuerdo "histórico" con una OTAN desfalleciente y
cada vez más irrelevante, quien solamente obtuvo como única
y lastimosa concesión, bajo el asombro de la elite geoestratégica
rusa, la firma de un tratado que intentaba evitar el equipo Bush para dejarlo
al nivel de promesas verbales y que impuso todo el contenido de
su plan de recorte ?que todavía requiere de la ratificación
de las dos terceras partes del Senado, bajo control de los demócratas,
que le pueden hacer una travesura a Bush?. ¿Se le puede tener confianza
a un equipo tan proclive a la mitomanía consuetudinaria (como el
pueril invento de John Bolton sobre las "armas biológicas" cubanas)?
Pues por lo visto Putin, el nuevo aliado geopolítico y gasero de
Estados Unidos desde el 11 de septiembre, confía ciegamente en Bush
desde aquella mirada fija en los ojos en la cumbre de Eslovenia en junio
del año pasado, cuando el presidente texano dijo haberle leído
su "alma".