Un grupo de 90 cenecistas armados cercó la comunidad y realiza patrullajes
Suspenden zapatistas las labores agrícolas para defender el poblado El Salvador
El gobierno federal autorizó a Ejército, Policía Judicial y Seguridad Pública desalojar Nueva Revolución con el pretexto de arrestar a 4 personas, acusan bases de apoyo del EZLN
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
Poblado El Salvador, Chis., 14 de mayo. Los hombres andan juntos, preocupados, atentos. Todos los niños empuñan su tiradora (resortera). Las mujeres y las niñas permanecen en las casas. Desde ayer, la comunidad está en guardia, mirando hacia el promontorio donde los acechan, armados, cerca de 90 campesinos priístas que se dicen dispuestos a desalojar El Salvador.
"Estamos en cosa de peligro. Esos son paramilitares", dice un indígena del grupo de pobladores que rinde testimonio. Y agrega: "Son los mismos que mataron a palos a nuestro compañero Pedro en la comunidad Santa Martha. Ya cuántos meses, y ni siquiera los están investigando.
"Se murió en una cama de agua, en el hospital de Ocosingo", interviene, inopinadamente, un anciano. (Cabe recordar que el mencionado Pedro sobrevivió varias semanas a la golpiza que recibió durante un acto de desalojo y le dejó destrozada la columna vertebral.)
"Así estamos orita. Nomás estamos pendientes de que nos vayan a atacar. No podemos salir a los campos, es tiempo de siembra. Nos tenemos que quedar para defender aquí", agrega el primer indígena. "Nos dijeron que si vamos a Ocosingo nos van a meter a la cárcel."
Como parte del testimonio colectivo, dos hombres más, ambos gravemente heridos, refieren cómo fueron capturados, golpeados y torturados por los priístas, la semana pasada. Uno de ellos, ya mayor, necesita urgentemente una revisión neurológica, pues fue salvajemente golpeado en la cabeza y ahora tiene problemas de equilibrio. El otro fue llevado al crucero de la carretera a Ocosingo, en donde está Santa Martha, por Baltazar, Domingo y Roque Caballero, de la Confederación Nacional Campesina (CNC).
"Lo amarraron como animal por todo el cuerpo, lo dejaron colgando de cabeza un día entero, y así lo siguieron golpeando", dice otro indígena, señalando al hombre golpeado, que prácticamente no habla. Tiene medio rostro hinchado, con costras grandes, los brazos y la espalda llenos de heridas de machete y de garrote. "No los podemos salir a Ocosingo, por mantener la seguridad", agrega el de la voz.
De "casos aislados" se está armando el desorden
El poblado El Salvador, en el municpio autónomo Francisco Gómez, fue fundado en 1998 en tierras recuperadas de lo que fue el rancho ganadero Chamumún; hasta 1994, propiedad de Tito Albores, y hoy compartido por índígenas bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y miembros de la CNC priísta. Bueno, eso de "compartido" es un decir. Sobre todo ahora.
Las 27 familias zapatistas de El Salvador provienen de San Juan, más al interior de la cañada. Al mismo tiempo, se instalaron aquí 11 familias priístas de la vecina ranchería San Luis. En cuatro años, ambos grupos no han logrado ningún acuerdo, ni siquiera con la participación del gobierno.
El 28 de febrero pasado, el ingeniero Germán de la Rosa, delegado de Gobierno en la región de Ocosingo, intentó un acuerdo, que finalmente firmaron los autónomos, pero no los priístas. En el acta se estipulan tres puntos: "conservar la vegetación que existe, evitando realizar desmontes con fines agrícolas; que ambas partes respeten sus trabajaderos, y que cada grupo realizará sus actividades agrícolas en el área destinada para cultivo". No hay acuerdo porque los príistas van por todo, y desafían al gobierno salazarista.
"Vino el tiempo de rozar en abril, y los priístas, para provocarnos, sembraron en las tierras que nosotros rozamos", relatan los indígenas autónomos.
El 6 de mayo, refiere otra voz del grupo, "estamos haciendo el callejón en el rastrojal, el hermano priísta viene a reclamar, decir que no es de nosotros, y entonces los suyos vuelven a tapar con hojas y ramas para que pase el fuego nuestro guardarraya. Al momento cuando venimos a nuestras casas, los hermanos priístas se arman de garrotes y machetes y nos amenazan. Nos atacaron tres de ellos, y uno lo agarramos y lo metimos en la cárcel 24 horas. En ese tiempo no le dimos ni un golpe, y le dimos de comer bien".
El 8 de mayo, el grupo cenecista amagó atacar El Salvador. Dispararon al aire y se apostaron apuntando a la comunidad. "Allí agarraron nuestros dos compañeros y los garrotearon". A uno los torturaron 24 horas. (O de cómo los paramilitares juegan al "ojo por ojo" de las escaladas contrainsurgentes.)
Ayer volvieron los cenecistas a rodear El Salvador. Y allí están. "Hacen patrullajes y muchos movimientos con sus armas alrededor de la comunidad" (que es un caserío de modestas casas de madera y solares precarios, al pie de la carretera Ocosingo-San Quintín, que aquí ya está asfaltada). Al pie de una gigantesca, frondosa y muy antigua ceiba de raíces como elefantes, las bases de apoyo zapatistas montan guardia día y noche, atentos al cerro, a unos 200 metros de distancia, donde los priístas los acechan, les apuntan, los vigilan.
En otro orden, que en realidad es el mismo, las bases de apoyo zapatistas del poblado Nueva Revolución, municipio de Tila, en la zona norte, denunciaron hoy que "el gobierno federal autorizó al Ejército federal, a la Policía Judicial y la Seguridad Pública para desalojar a las bases zapatistas, con el pretexto de capturar a cuatro de ellos, acusados de impedir la instalación de casillas en las elecciones del 4 de octubre de 2001.
"Nosotros, como bases zapatistas, no votamos por ningún partido político", argumentan los indígenas que componen la totalidad de Nueva Revolución. "También nos persiguen por la denuncia que hicimos el 22 de marzo, en donde mencionamos los lugares donde tienen sus campamentos de entrenamiento los paramilitares de Paz y Justicia. Por esta razón pedimos al gobierno federal evite la presencia de las fuerzas policiacas y del Ejército federal. Según se sabe, los militares van a entrar de día o de noche", concluyen.