Plegarias por la lluvia
Desde hace siglos el municipio de Azoyú, en la Costa Chica de Guerrero, carece de agua. Sus habitantes, apodados chupalodo, siempre han tenido que buscarla de distintas maneras. Una de ellas, mediante ceremonias en las que se mezclan la tradición cristiana y la indígena. Los días 24 y 25 próximos, los azoyunenses efectuarán su segundo pedimento anual de lluvia a María Auxiliadora, Coatlicue en la teología indígena, y a los dioses Tláloc y Huitzilopochtli. En Zapotitlán de la Fuente, uno de los poblados del municipio de Azoyú, se celebra una misa a la Virgen, la peregrinación al Cerro Grande, un ritual prehispánico y la danza de los Moros, ejemplo de sincretismo, creada en el siglo XVI por misioneros católicos en su tarea de evangelización en el sureste mexicano La ceremonia incluye el sacrificio de animales oficiado por un mesó (maestro o brujo) acompañado de un cantor y seis rezadores; además de ofrendas florales, veladoras y alimentos. La Danza de los Moros combina música, baile, poesía y teatro para representar la misión de Santiago Apóstol para rescatar la túnica sagrada de Cristo en la época de las Cruzadas, pero mezcla también a Cristóbal Colón, a Cristo-niño y hasta a Pilatos. Esta danza se dejó de bailar en los setenta y la tradición se recuperó hasta 2000; ocho años antes se integró la Banda de Azoyú con campesinos, artesanos y ganaderos de Zapotitlán, quienes tocan "de oídas".