Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 12 de mayo de 2002
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Economía

Señala en un informe el impacto de ese proceso en la población urbana e indígena

Las privatizaciones en México han generado más pobreza, revela un análisis de la UE

HUMBERTO ORTIZ

Los procesos de privatización experimentados en México desde 1985 han afectado el nivel de vida de la población indígena en diversos aspectos, particularmente por la enajenación de los ejidos y la reducción de servicios sociales y subsidios, empujándola a la extrema pobreza, la discriminación, el maltrato, los abusos -especialmente contra mujeres- y, en suma, a un panorama de profunda inestabilidad social, advierte la delegación de la Unión Europea (UE) en el país.

"Hoy, la mayoría de los indígenas mexicanos vive en una situación de extrema pobreza, sin posibilidades de capacitación ni apoyo económico", situación que "genera otros problemas, como fuertes emigraciones, desintegración familiar y comunal".

En un informe reciente sobre el estado de la cooperación con México anuncia que acordó con las autoridades mexicanas impulsar una línea estratégica para dar continuidad a la ampliación al combate a la pobreza, fortalecer el estado de derecho y los sectores educativo y científico. La UE analiza los contrastes entre la industrialización de algunas entidades y la precaria situación de amplios segmentos poblacionales.

Algunos de los efectos sociales

En Monterrey, por ejemplo, expone que el aparato productivo sigue creciendo y su situación económica mejora, pero no es lo mismo en las zonas conurbadas de la ciudad. Es el caso del municipio de Guadalupe, cuya mayoría de pobladores son gente con escasos recursos económicos y donde del total de hogares 40 por ciento no recibe los servicios primarios como agua y luz. Además, añade el estudio, los niños y jóvenes no terminan la educación primaria.

"La pobreza es consecuencia del alto grado de desempleo, lo cual también contribuye al aumento de problemas sociales como el alcoholismo, la violencia, la drogadicción, la prostitución y la desintegración familiar", enfatiza la Unión Europea.

Por si fuera poco, añade, la falta de educación básica y de formación técnica reduce las posibilidades de encontrar empleo, y es a la vez un obstáculo mayor para quienes buscan superar sus dificultades y mejorar su calidad de vida.

El informe evalúa la problemática de la población indígena en Tampico, Tamaulipas, y sus alrededores, que vive en una situación de extrema pobreza. Menciona que la asociación Talleres del Espíritu Santo "ha visto cómo tal panorama afecta el estado de salud, por lo que algunos indígenas con frecuencia emigran a las ciudades para poder atenderse de alguna urgencia médica que, muchas veces, requiere también hospitalización".

Por lo regular, indica el análisis, uno o dos familiares acompañan al enfermo y, paralelamente, buscan empleo en la ciudad para poder pagar los gastos médicos que genera la situación.

Debido a la discriminación de la cual son objeto los indios, señala la UE, "se les hace difícil conseguir empleo y, cuando lo logran, el salario es inferior al mínimo".

Para los analistas de la UE es "bastante común" que jóvenes indígenas vayan a las ciudades a buscar trabajo como sirvientas, como también es frecuente que les paguen menos de un salario mínimo.

"En ocasiones son hasta maltratadas o víctimas de abusos. Por la dificultad de financiar la hospitalización y los gastos médicos, los familiares siguen enfermos y en algunos casos incluso llegan a fallecer", se establece en el documento.

En el informe se plantea que "mucha gente" vive en Chiapas en una situación de pobreza alarmante.

"Con carencia de alimentos, sin acceso a la salud, a la educación, ni siquiera al agua o a la electricidad. Gran parte de esa población pertenece a diferentes grupos indígenas con distintas culturas y lenguas", se advierte.

Señala que a partir de 1994, cuando se inició el conflicto armado en la entidad, muchas personas tuvieron que dejar sus tierras y comunidades por motivos de se-guridad. Desde entonces muchos viven en campamentos de desplazados alrededor de los municipios de Polhó y Chenalhó, y no se han dado las condiciones necesarias para que puedan regresar a sus casas.

Se apunta que las comunidades indígenas son las más pobres, sin tierras ni posibilidades de superar su situación. "Entre la misma gente frecuentemente es la mujer la que más sufre las condiciones de pobreza", se expone.

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