Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 11 de mayo de 2002
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Cultura
Ofrece un concierto dentro del 24 foro internacional Manuel Enríquez

Asume Moritz Eggert que lo banal y lo profundo deben tener cabida en la música

El arte sonoro de hoy y de siempre puede transformar el mundo, opina el compositor

ANGEL VARGAS

La música de hoy no es ni más ni menos revolucionaria que la del pasado, y si bien en términos políticos no tiene influencia, sí puede modificar el pensamiento y contribuir a transformar el mundo, sostiene Moritz Eggert, uno de los compositores más influyentes de la nueva generación alemana.

El también pianista se encuentra en México para participar hoy, en su doble faceta de autor e intérprete, en el quinto programa del 24 Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez, que tendrá lugar a las 18 horas en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas y que está dedicado de manera íntegra al arte sonoro alemán.

El concierto incluye también obras de Wolfgang Rhim, quizá el más reconocido y prolífico autor de esa nacionalidad de nuestros días; Wilheim Killmayer, a quien se le ve con frecuencia como una especie de excéntrico; Claus Kuehnl, quien, como Rhim, pertenece a la generación ''media"; y Ernst Bechert, que a menudo trabaja en los campos de la música para teatro y danza, y su obra, por tanto, presta gran atención al ritmo.

Humorismo y desparpajo de Mozart

Nacido hace 36 años en Heidelberg, Moritz Eggert se asume como un caso sui generis en el ámbito de la composición musical alemana: ''Soy visto algo así como un fenómeno". Ello se debe a que varias de sus obras están cargadas de un alto contenido de humor, explica, lo cual contrasta con la sobriedad y solemnidad de la cultura de su país.

''Ese es uno de los grandes problemas de la música contemporánea alemana, que se piensa demasiado. Creo que sería conveniente dejar aflorar un poco más las vísceras. De pronto, tengo problemas por lo absurdo y el sentido humorístico de mi trabajo", abunda.

''Estoy interesado en la vida y ésta tiene muchas aristas, una gama muy amplia desde lo banal hasta lo sumamente profundo. Estoy convencido de que todo debe tener espacio en la música y por eso considero que sería un pecado excluir lo banal, ya que es también parte de la realidad humana, de lo que somos. Uno de mis ideales en ese tenor es Mozart, quien tiene mucho humorismo en su música, incluso desparpajo."

Entrevistado, el pianista subraya que ''es muy importante que la música del presente no sea vista como una personalidad histórica, es decir, estoy en contra del cliché de ser un autor incomprendido en mi tiempo, de creer que las personas van a entender mis obras hasta después de mi muerte.

''Soy de la idea de ser un artista de mi época, de incidir en la actualidad. El presente está lleno de preguntas y la responsabilidad del compositor consiste en reaccionar a ellas."

Por eso es que se manifiesta en contra de ''la arrogancia" en la que ha ''caído" la música contemporánea, donde muchas de las composiciones están destinadas sólo al aspecto intelectual y exigen leer algo antes para poder entenderlas; ''esa es una concepción sumamente elitista".

Agrega: ''Soy partidario de esa corriente de compositores que buscan hacer música bella y más emocional. Algunos autores, al querer cumplir ciertos compromisos, dejan de ser auténticos. Cierto que busco también la intelectualidad, pero sin descuidar el aspecto emotivo ni emocional, como lo hizo Beethoven, quien guardó gran equilibrio.

''Lo más importante es poder comunicarme cuando tengo la oportunidad de que mi música aparezca en conciertos. Felizmente hay elementos que nunca se han conocido u oído, y lo que busco es abordar algunos de ellos e introducir nuevas ideas, pero mediante un lenguaje que todo mundo pueda entender. Mi objetivo es abrazar a los escuchas, invitarlos a mi mundo y mis descubrimientos, y guiarlos por ellos."

Los lineamientos en mi quehacer, resume, parten de un pensamiento de Platón: Quien piensa más profundamente vive y ama más profundamente. ''Siempre busco ese balance entre lo intelectual y la parte que intenta comunicarse con el corazón".

Eggert -quien ha explorado prácticamente todos los géneros en su obra; su catálogo incluye cinco óperas de gran formato, ballets, teatro musical y danza- señala que es abismal la brecha entre los compositores de otras épocas y los de ahora, debido a la acumulación de conocimientos y al desarrollo de las manera de comunicarse. Sin embargo, lo que nunca se verá alterado, concluye, es el talento y la intuición.

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