martes 7 de mayo de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
n Para entrar a la UAP se tenía que aportar 200 cartuchos y una pistola, dijo el ex gobernador
Bautista y Luis Paredes comparecen ante el MP por el caso Arriaga; no aportaron nada
q La Procuraduría General de Justicia en 2001 dijo que no procedía llamarlos a declarar, y este año, sin una explicación, los citó q El edil sólo dijo desconocer al luchador universitario q Se ignora qué les preguntaron a ambos q El ex mandatario estatal mostró su anticomunismo exacerbado y nunca aclaró por qué se cerró el caso

Fermín Alejandro García / II n

Cuando a finales del año pasado se reabrió la investigación del asesinato del luchador universitario Joel Arriaga Navarro, la Procuraduría General de Justicia (PGJ) determinó que no era procedente llamar a declarar al ex gobernador de Puebla, Gonzalo Bautista OÕfarril, y al alcalde de la Angelópolis, Luis Paredes Moctezuma, como probables responsables del homicidio o para que aportaran información que pudiera ayudar a esclarecer este caso. Meses después hubo un cambio súbito en esa determinación.
En los primeros meses de este año, sin explicación alguna, de una manera que no trascendiera ante la opinión pública, Gonzalo Bautista y Luis Paredes comparecieron ante el Ministerio Público (MP); pero no aportaron nada y se puede incluso intuir que no fueron objeto de un exhaustivo interrogatorio que pudiera aportar datos para determinar quiénes fueron los probables responsables del homicidio de Arriaga y del clima de violencia que en 1972 había contra miembros de la Universidad Autónoma de Puebla.

Contradicciones en la PGJ

El año pasado, cuando se reabrió el caso de Joel Arriaga, se consideró fundamental, por su viuda, Judith García Barrera, y un grupo de militantes de izquierda que la apoyaban en su lucha por esclarecer la muerte de su cónyuge, que se llamara a Gonzalo Bautista y otros funcionarios públicos que en 1972 fueron señalados como los responsables intelectuales del asesinato del luchador universitario y miembro del Partido Comunista Mexicano (PMC).
Entre ellos se llegó a incluir a Luis Paredes, quien fue destacado miembro del Frente Universitario Anticomunista (FUA). Cuando se hizo la solicitud de que compareciera, él era candidato del PAN a la alcaldía de Puebla.
El 18 de octubre de 2001, Judith García recibió de la agente del MP, María Gema del Rocío Montero Valencia, la notificación de que no procedía llamar a Bautista y Paredes. El argumento era que: "Esta representación social considera por el momento improcedentes dichas citaciones, ya que no existen indicios suficientes sobre lo que versa su declaración. No omitiendo señalar que posteriormente de considerar procedente la comparecencia de estas personas serán citadas en términos de ley".
El viernes de la semana pasada, cuando Judith García, el abogado Samuel Porras y otros acompañantes se presentaron en la PGJ para anunciar al MP que presentarían un recurso legal para evitar que se cierre el caso de Arriaga, les entregaron por escrito las conclusiones de la averiguación previa, encontrándose con la sorpresa de que ahí están incluidas declaraciones ministeriales de Gonzalo Bautista, realizada el 2 de enero de este año; la de Luis Paredes Moctezuma, efectuada en febrero pasado; así como de Raymundo Zamudio Muñoz, quien en 1972 era procurador de Justicia.
Nunca se especifica en el documento por qué el año pasado hubo la negativa de que Bautista, Paredes y Zamudio comparecieran y a principios de este año se les citó. Ni mucho menos se da a conocer qué preguntas se les hizo y si fueron llamados por ser presuntos responsables del asesinato en cuestión o porque pueden poseer información valiosa.
Luis Paredes compareció -según el documento- ya siendo alcalde. El 27 de febrero y el 1 de marzo de este año entregó al MP un documento y el 1 de marzo ratificó el contenido del texto. En la averiguación no se da detalles de lo el edil manifestó, únicamente se menciona que expresó que no conoció a Joel Arriaga y se enteró de su muerte por la prensa. Nada más.
El ex procurador Raymundo Zamudio compareció el 19 de enero de este año. Sólo dijo que a él le encargaron el caso de Joel Arriaga Navarro. No hay más.

Odio anticomunista

De las tres declaraciones la que más destaca es la Gonzalo Bautista, la cual es inverosímil y denota que cuando era gobernador tenía una visión anticomunista exacerbada, extremista, misma en la que aún sigue creyendo. En el expediente de la averiguación previa referente al asesinato de Joel Arriaga -que tiene la identificación 123/2130/72/DMSIIII- nunca se aclara si el ex gobernador acudió a una agencia del MP o si un agente investigador lo fue a interrogar.
Anterior y posteriormente al asesinato de Joel Arriaga -ocurrido el 21 de julio de 1972-, había en la ciudad de Puebla un ambiente de violencia y linchamiento contra miembros de la UAP. Los testimonios de la época han mostrado evidencia de que los ataques provenían de las agrupaciones derechistas Náhuatl, Juventud Nueva y el FUA. Después del crimen de Arriaga se sucedieron los homicidios de otros siete universitarios y nunca hubo un muerto del lado de las agrupaciones empresariales o que eran dirigidas por el clero.
Por eso no resulta realista la versión de Bautista y, por el contrario, su declaración ante el MP demuestra el odio que sentía contra los promotores del movimiento de reforma universitaria. En la foja 38 de la averiguación previa se asienta que el ex mandatario creía que esto ocurría en la UAP, en 1972:
"Los estudiantes en aquella época para poderse inscribir en la escuela -es decir, en la UAP-, tenían que presentar su credencial de miembros del Partido Comunista, 200 pesos, 200 cartuchos y una pistola de cualquier calibre".
Dicho de otra manera, el ex gobernador asegura que en la UAP los alumnos de nuevo ingreso eran comunistas armados y en la institución se estaba formando un gran arsenal.
Cabe recordar que Gonzalo Bautista fue un gobernador sustituto, quien suplió en ese cargo a Rafael Moreno Valle, que renunció a la gubernatura en 1972. En su declaración ante el MP señala que intentó realizar en el estado "una labor constitutiva y progresista", pero: "Con todos sus esfuerzos se vieron obstaculizados por el grupo que capitaneaba el rector Sergio Flores -entonces rector de la UAP-, quien pertenecía al Partido Comunista".
Bautista, en su entrevista con el MP, sin hacer una acusación directa, sugiere que los asesinatos de Joel Arriaga y Enrique Cabrera Barroso, quien también era luchador universitario, fueron producto de la lucha que había en la UAP por la sucesión rectoral, al haber aseverado:
"En aquella época fueron asesinados dos eminentes universitarios que pretendían llegar a la rectoría en sustitución a Sergio Flores, el primero arquitecto Joel Arriaga Navarro y el segundo ingeniero Enrique Cabrera Barroso, quienes fueron asesinados por arma de fuego y el grupo violento apoderado de la universidad no se detuvo en inculpar inmediatamente al gobernador sin ninguna justificación, el inspector de la policía y al director de las fuerzas de seguridad Antonio Reguero" (sic).
Posteriormente, Bautista narró lo que ya se sabe, que días después del homicidio intervino el entonces presidente del país, Luis Echeverría çlvarez, quien ordenó que la Procuraduría General de la República se encargara de las investigaciones, y esta dependencia, llegó a la conclusión de que:
"El gobierno no había tenido ninguna responsabilidad por el contrario grupos aspirantes al grupo del rector se les encontraba como sospechosos de esos crímenes, pasando algunos meses en que continuó la investigación orientada según las disposiciones se cerró expedientes dándose por concluido" (sic).
Con estas explicaciones que dio Bautista al MP no se aclaran dos importantes interrogantes que hay en torno al caso de Joel Arriaga.
Primero, no aclara por qué se dio por terminado el caso si no había el más mínimo avance en las indagatorias. El ex gobernador reconoce que "pasados algunos meses" se cerró el expediente, cuando se supone que un homicidio, por oficio, debe ser investigado por la PGJ hasta lograr su esclarecimiento o hasta que el delito prescriba una vez que hayan pasado más de 30 años.
Además, destaca que el mismo Gonzalo Bautista asienta ante el MP que la investigación de la PGR apenas duró un mes.
Segundo, el ex mandatario no aclara qué pasó con el expediente del caso de Arriaga. A finales del año pasado, el entonces secretario de Gobernación de Puebla, Héctor Jiménez y Meneses, reconoció que el archivo se había extraviado y que una de las dificultades para continuar con el caso era ubicar en dónde estaban los papeles que contenían las indagatorias de dicho homicidio.
El extravío, explicó Jiménez y Meneses en esa fecha, se debía a que la PGR en 1972 se había hecho cargo del caso del asesinato de Joel Arriaga.
Otra incongruencia que hubo en el caso Arriaga y que Bautista comentó ante el MP es que después del asesinato ofreció a la ciudadanía poblana una investigación "imparcial", pese a que lo acusaban a él de ser autor del crimen. Pero resulta que las primeras diligencias se hicieron en el rancho de Gonzalo Bautista, que está en la colonia La Calera, pese a que él era señalado por amigos de Joel Arriaga como responsable del homicidio. Después se hicieron en la casa de Franco Rodríguez, quien era titular de la PGR.
La justificación que dio a esa anomalía es la siguiente: "Fue porque no había Casa Puebla, ni estaba construido el edificio de la PGJ, ya que la procuraduría se encontraba en el centro de esta ciudad -de Puebla- en la calle 12 Poniente y 7 Norte".