Transforman el Circo Volador en un camposanto con tres mil skaseros
Los panteoneros ofrecen concierto sin mesura
JORGE CABALLERO
El sábado la banda más importante del circuito underground mexicano, Panteón Rococó, transformó el recién reabierto Circo Volador en un espectacular camposanto, para presentar su segundo disco original, Compañeros musicales. Con las 15 rolas y las cuatro de pilón, el grupo hizo que los tres mil seguidores que llenaron el inmueble, cual lázaros, se levantaran, caminaran y bailaran en aquel inframundo skasero.
Desde las 15 horas, el variado público hizo una enorme fila, que majestuosa serpenteaba por la explanada del ex cine Francisco Villa, preludio de un excelente concierto; la única falla fue la del equipo de seguridad, que ejerció su pequeño/pequeño/pequeño poder para maltratar a varios de los asistentes a la entrada del concierto, pues con gritos y empellones apuraban a los fanáticos después de someterlos al respectivo y fastidioso cateo. Ya dentro del foro, los skaseros tuvieron que tomar la parte de arriba del antiguo cine, pues la de abajo, destinada para contenerlos, resultó insuficiente.
La encargada de abrir las hostilidades de la tarde fue la puertorriqueña Mimi Maura y su combo de músicos argentinos, que se escucharon muy bien en los cinco temas que interpretaron; el público se mostró más receptivo que en las presentaciones de la anterior gira del grupo por nuestro país, y festejó con sonoros aplausos la pequeña muestra musical.
Le siguieron los regios de La Verbena Popular, que con sus hits radiofónicos/discotequeros influyeron en el público, provocando un tímido slam dance cuando llegaron las dedicatorias a "Los Hermanos Almada y sus películas mamonas", "a Digna Ochoa y Manuel Buendía, que ya no están con nosotros"; pero el gran momento llegó con su tema Báilamela y cuando el Cadillac Flavio Cianciarulo, los acompañó en una de sus rolas; sin embargo, en los ojitos del público se notaba que quería guardar energías para la banda estelar de la tarde/noche.
Los terceros en turno fueron los reggeaceros de Ganja, que pusieron a caderear riquísimo al respetable. El gran festejo llegó cuando se despedidieron del escenario, pues seguía el platillo principal: Panteón Rococó.
Ya en el escenario los panteoneros soltaron La carencia, dedicada a "la banda que se chinga toda la semana trabajando para destramparse los sábados", dijo Luis Dr. Shenka. Comenzó el pleno del skanking para no menguar en las dos siguientes horas de rolas de protesta del Panteón Rococó.
Después de la primera rola el vocal de la banda hizo un anuncio como para elevar el ímpetu telúrico con el que comenzó el concierto: "Todos los que están aquí van a salir en nuestro video", información gratuita, ya que el desmadre no podía alcanzar más altura, era óptimo.
Por ahí, algún anónimo comentó a los ejecutivos de BMG, coproductores del disco Compañeros musicales: "La importancia del Panteón Rococó se ve por la gran cantidad de medios que vinieron a cubrir el concierto", a lo que el aferrado periodista Chava Rock restó importancia: "Hace apenas dos años nadie los pelaba, en su aniversario cinco sólo había dos medios y una televisora alemana". Lo cierto es que tres cadenas de televisión nacionales, agencias de noticias y varios diarios y revistas cubrieron la presentación.
En el escenario el Panteón Rococó, ajeno a las cavilaciones de los reporteros y especialistas, entonaba otras dos rolas de su nuevo material: Dime y C.D.A, para en cuarto lugar tocar Asesinos, seguida de Marcos Hall, momento en que los puños en lo alto y la V de la victoria colmaron la actuación, un skanking y headbangers incesantes que traspasaban las barras. Los que permanecieron en la parte de arriba se sometieron a un auténtico baño sauna, pues la temperatura era infernal; algunos rude kids salieron del mosh pit con las playeras empapadas de sudor para exprimirlas, tomar aire y volver al desmadre.
También tocaron su nuevo tema de crítica neoliberal Globalizado, Páralo gente reacción y el sabroso La rubia y el demonio con batucada integrada, pero también interpretaron el bolerito desgarrador Perdón.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando salió su productor Cianciarulo a tocar su contrabajo en Tengo miedo y Esta noche, pero la nostalgia y el gran trabajo de la banda por el circuito under no olvidó Cúrame y La dosis perfecta, con lo que llegó el punto más alto de la tocada. El encore incluyó Seguir bailando, Eres un mal, Punk-O y cerró con Toloache pa'mi negra.
Un concierto inconmensurable, capaz de hacer que los muertos bailaran, que superó el síndrome del segundo disco (por lo regular malo en la mayoría de las bandas), acabó con las especulaciones de que el Panteón se había vuelto pendejo por madurar; por el contrario, las noticias son buenas: están mejor.