El artista participará en muestras de Berlín, NY y Londrés
José Dávila interviene la galería Enrique Guerrero
MERRY MAC MASTERS
Los azules, amarillos y rosas de la fachada de la galería Enrique Guerrero hicieron que el artista José Dávila (Guadalajara, 1974) recordara los colores empleados por su paisano, el arquitecto Luis Barragán, y eso que no se trata de una construcción suya. A raíz de esa reflexión, y a fin de borrarle la "memoria" de la fachada, Dávila ideó pintarla de blanco, acción que fue el punto de partida del análisis desarrollado para la exposición que, como título, sólo lleva su nombre, y que se puede visitar hasta el 15 de junio en Horacio 1549 A, Polanco.
Una ficha técnica "más grande que lo normal" a un costado de la puerta de entrada, da fe de que el cambio no fue un "gusto" del galerista. Dávila desconoce si antes de los colores a la Barragán, la fachada hubiera estado pintada con otro colorido. Relaciona las capas de pintura, sin embargo, con estratos de la memoria, "como las hay de diferentes formaciones en la tierra".
Dávila estudió arquitectura en su ciudad natal y a eso le atribuye su interés por intervenir en los espacios. Su formación también le ha dado una metodología de análisis del sitio, de la situación, o de las distintas variantes que determinan un proyecto, que a la postre se convierte en una reflexión, misma que considera una constante en su trabajo. El año pasado Dávila "intervino" en el Centro de Arte Camden, de Londres, Inglaterra, donde gozó de una residencia artística "oficial" de siete semanas, que se prolongó a tres meses.
Una vez borrada la memoria de la fachada de la Enrique Guerrero, y de alguna manera la misma galería, al artista se le hizo "interesante" estar en el interior y ver una representación en dibujo del exterior. Para esto trabajó con un alzador arquitectónico, de sobrias líneas negras, de "toda la cuadra donde la fachada existe". Aquí, de nuevo, eliminó el colorido orginal, dejando a la galería con el color "que se identifica como nulidad".
La pintura que se quedó en el camino
A Dávila le gusta pasar bastante tiempo en el sitio donde va a trabajar, porque así detecta elementos que influyen en su proceso creativo. En la Enrique Guerrero encontró que, cada vez que se pintaba el interior de blanco, se usaban unos plásticos para que no se manchara el piso: "De inmediato me sentí atraído a los plásticos, ya que eran como la memoria de esa misma acción que yo había aplicado en el exterior, pero que se había estado haciendo en la galería exposición tras exposición. Era como el registro perfecto. Pero a la vez era como el registro de toda la pintura que no llegó a su objetivo, sino terminó como residuo. Al tener esos plásticos, quise llevar esta memoria horizontal a lo vertical, regresarlos al muro y darle un resultado final que lo transformara, que no fuera el simple plástico, sino que jugara con una idea de pintura abstracta pero realizado más bien con un procedimiento mécanico y no compositivo de todos los pintores que han estado pintando los muros".
Otra pieza consiste de dos cromalines de colores utilizados por los fotógrafos para la documentación de cuadros. Dávila los usa para hacer "un comentario con el color". El siguiente paso consiste en que un fotógrafo venga a documentar los cromalines como la obra en sí. Explica: "Al estar dos cromalines en la misma imagen, se nulificarán al perder su función, que es la impresión". En la parte superior de la galería exhibe fotografías de trabajos anteriores.
Ya que a Dávila le interesa expandir los límites de la galería -qué mejor que con un objeto que es parte del paisaje urbano-, hace unos días realizó una acción en La Panadería, que consistió en envolver en papel metalizado al coche del director del recinto. Lo dejó estacionado así en la calle con toda la intención de que, después de un "tiempo natural", fuera vandalizado, cosa que ocurrió a los cinco o seis días, y consistió en arrancarle un pedazo de papel.
El 30 de junio Dávila participará en una colectiva en el centro de arte contemporáneo, PS1, de Nueva York. También tiene pendientes muestras en Berlín, así como un proyecto para el Museo de la Instalación, de Londres.