jueves 2 de mayo de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
Carpeta

El Centro histórico, orgullo de los angelopolitanos

n Sergio Cortés Sánchez

Hace tres lustros, el Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO incluyó al Centro Histórico de la ciudad de Puebla en la Lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad, reconocimiento dado a 721 bienes (culturales, naturales y mixtos) en 124 países (www. unesco.org/whc/patrimonio.htm, 7/01/02). El júbilo de los angelopolitanos no es para menos, la ciudad capital figura al lado de la de Oaxaca, México, Guanajuato, Morelia y Zacatecas. La oferta de bienes patrimoniales nacionales es generosa y, en América, es el país que más bienes posee: ni siquiera Brasil, con sus ciudades de Ouro Preto, Olinda, Salvador de Bahía, San Luis, Diamantina y Goiás lo supera. Por el número de bienes declarados Patrimonio de la Humanidad, los países europeos encabezan la lista: España tiene 37 e Italia, 36; la legendaria China posee 29, Francia tiene 28, Alemania, 26, Reino Unido e India registran 24 y 23 respectivamente. México tiene 21 bienes y está ubicado arriba de Estados Unidos, Brasil, Rusia o Grecia.
En los catálogos de ciudades visitables, Puebla figura al lado de las alemanas de Lubeck (la u con diéresis) y Bamberg; de las austriacas de Viena, Salzburgo y Graz, de Brujas en Bélgica; de las italianas de Roma, Florencia, Venecia, San Gimignano, Vicenza, Siena, Nápoles, Ferrara, Pienza, Urbino, Verona y Asís, de las españolas de Córdoba, Segovia, Salamanca, Toledo, Avila,, Cáceres y Santiago de Compostela, las portuguesas de ıvora, Porto y Guimaraes, de las francesas de Aviñón, Carcasona y Lyon y de las griegas de Atenas y Rodas. De las de América, compite con Québec, Lunenburg, Potosí, Sucre, Santa Cruz de Mompox, La Habana, Quito, Santa Ana de los Ríos de Cuenca, Cuzco, Lima, Arequipa, Guatemala y Santo Domingo. Tal tesoro cultural hace muy sensible a los angelopolitanos: los hace reservados ante acciones que destruyan, o que ellos creen que atentan contra su patrimonio, como la pretensión del presidente municipal de Puebla de construir un estacionamiento subterráneo en el zócalo.
Los ciudadanos del municipio de Puebla que no aceptan la propuesta del edil son más que los que si la aceptan y, a medida que se abra el debate y se difundan las posibles consecuencias que ocasionaría dicha obra, es probable que aumente el rechazo a construirlo. La iniciativa del alcalde de concesionar a particulares un bien público abre un debate acerca de las prioridades que debería atender la actual administración pública: pavimentación, seguridad pública, reordenamiento territorial, transporte público, vialidades, frecuencia y calidad de la dotación de agua potable, creación de empleos y de un corredor turístico son algunas: Hay consensos: hacer del Centro Histórico un área turística, cerrada al tráfico vehicular; hay diagnósticos compartidos: hacen falta más cajones en el Centro Histórico, pero la solución apunta hacia otro lado: a la utilización de edificios que rompen con la continuidad arquitectónica o que están en mal estado o se ubican fuera del Centro Histórico. A largo plazo, habría que considerar la transportación masiva subterránea y la creación de dos túneles que dividan el norte del sur y el oriente del poniente.
De los argumentos ofrecidos en contra de la construcción del estacionamiento, sobresalen los relacionados con el patrimonio (destrucción del zócalo y de los bienes culturales del Centro Histórico); otros son los relacionados con los problemas derivados de la construcción (políticos, de vialidad , de contaminación y destrucción de flora), a la irrelevancia del proyecto o la pertinencia de agilizar el tráfico vehicular pero no de esa manera ni a ese costo. Hay también mitos, el suelo del Centro Histórico es inapropiado para ser excavado: "abajo hay túneles y habría más inseguridad", "con un temblor se caería (el estacionamiento subterráneo) por las condiciones de la tierra", "se aflojarán los edificios", "con un sismo se puede derrumbar (el estacionamiento subterráneo)", "habría una desgracia el día en que haya un temblor", se hundiría (el estacionamiento) con un temblor", "luego por eso (la excavación) se caen los edificios".
A los angelopolitanos les gustaría que se le diera mantenimiento al Centro Histórico, que hubiera limpieza y seguridad en sus calles, que fuese peatonal, que hubiera muchas actividades culturales (música, teatro, danza, pintura, escultura, poesía ) y recreativas, que se organizara un área turística donde se pudiera comer, hospedarse, visitar museos, venta de artesanías, exposiciones plásticas permanentes y temporales, que hubiera un tráfico vehicular fluido pero alejado del Centro Histórico y sobre todo, mucha difusión. Los cajones de estacionamiento hacen falta, pero no es lo más álgido ni lo determinante para reactivar la vida del Centro Histórico.