Pese a ser un grave problema de salud pública, la ignorancia domina cuando se habla de estos males Miguel Rubio Godoy El peligroso binomio teniasis/cisticercosis Es preocupante que en México, donde la teniasis/ cisticercosis es un problema de salud relevante, haya confusión o de plano ignorancia respecto al terrible binomio. La principal confusión surge de que son dos padecimientos diferentes causados por el mismo parásito; de ahí el complicado doble nombre. Primero explicaré el ciclo de vida de la Taenia solium o solitaria, el gusano causante de ambas infecciones. Como su nombre común indica, la solitaria vive sola en el intestino de las personas infectadas. En este órgano siempre hay movimiento por el paso del alimento, pero el parásito se queda en su sitio pues su cabeza tiene ventosas y una poderosa corona de ganchos que lo fijan a las paredes del intestino. Su cuerpo se compone de varios segmentos llamados proglótidos y puede medir varios metros. El constante crecimiento del parásito se facilita porque en el intestino abundan los nutrientes y las condiciones ambientales son muy estables y favorables. Cada proglótido cuenta con órganos sexuales masculinos y femeninos, y produce infinidad de huevecillos que libera en el intestino y eventualmente llegan al exterior con la materia fecal. El ciclo continúa cuando un cerdo consume el excremento, cosa que desgraciadamente todavía ocurre en sitios sin instalaciones sanitarias adecuadas. Los jugos digestivos en el estómago del puerco activan los huevecillos y exponen unas partículas infectivas tan pequeñas que atraviesan sin problema la mucosa intestinal y llegan al torrente sanguíneo como si fueran nutrientes. Con la sangre, el parásito se dirige específicamente a ciertos músculos y el sistema nervioso central, en particular el cerebro. Una vez ahí, las partículas infectivas se convierten en una solitaria en miniatura envuelta en una cápsula protectora llena de líquido: esta gusano larvario es el cisticerco. El contagio del ser humano Cuando alguien come carne de cerdo con cisticercos (también conocidos como tomatillo), éstos liberan las larvas que se fijan a la pared intestinal y una de ellas comienza a crecer. Así se cierra el ciclo infectivo y se da la teniasis: la presencia de una tenia o solitaria en un humano. Aunque albergar un bicho de estos no es grato, la infección no suele ser grave. Obviamente, un gusano muy grande consumirá una parte importante de nuestro alimento; como dato curioso, dicen las malas lenguas que María Callas adrede se infectó con una solitaria para mantenerse esbelta. Afortunadamente, hay medicamentos eficaces para matar al gusano y curar a los pacientes teniásicos. La cisticercosis es una enfermedad mucho más seria que ocurre cuando el ser humano, de manera accidental, se convierte en portador de cisticercos de la Taenia solium. Repasando el ciclo de vida normal del parásito, el humano porta el gusano adulto (hospedero definitivo), mientras que el cerdo alberga etapas larvarias (hospedero intermediario) que deben ser consumidas por el hombre para llegar a ser adultas. Si un humano consume huevecillos de solitaria y por ello desarrolla cisticercos en sus tejidos accidentalmente se convierte en hospedero intermediario; ésto es la cisticercosis. Los cisticercos se notan a simple vista, pero los huevecillos son microscópicos y lamentablemente pueden venir en las más diversas e insospechadas presentaciones: una persona teniásica va al baño, no se lava las manos y acto seguido transfiere los huevecillos al bocadillo infeccioso. Desafortunadamente, también se pueden esparcir los huevecillos por la contaminación del agua con la materia fecal de un teniásico. Esto explica por qué el riego con aguas negras puede ocasionar casos de cisticercosis; un remedio simple e infalible consiste en siempre lavar bien frutas y verduras antes de consumirlas. Como en los cerdos, los gusanos larvarios se alojan en ciertos tejidos y pacientemente aguardan a que el hospedero intermediario sea comido para completar su ciclo de vida en el voraz hospedero definitivo; en estos días tan faltos de caníbales y grandes fieras la espera puede ser muy larga... Enfermedad y azar Lo malo es que los cisticercos en el hombre se albergan en lugares peligrosos, como el cerebro. La gravedad de la neurocisticercosis (cisticercos alojados en el cerebro) es un volado, pues depende del lugar en que se desarrolle el gusano. Puede ocupar una región cerebral en que aparentemente no afecta nada. Pero también puede ocasionar problemas visuales, constantes mareos o dolores de cabeza, trastornos de la personalidad, defectos de la coordinación motriz y un largo etcétera que desafortunadamente puede terminar con la muerte, cuando el parásito afecta una región vital del sistema nervioso central. Aun si se detecta un cisticerco en un paciente y hay medicinas para matarlo, muchas veces el daño causado por el gusano ya es irreparable. Por si fuera poco, a diferencia de la teniasis que involucra un solo gusano, la cisticercosis puede ser múltiple, pues una persona se puede exponer a muchos huevecillos una vez, o bien haberse contaminado con éstos en varias ocasiones. De ahí que la cisticercosis sea un padecimiento
más grave que la teniasis. También de ahí que sea
preocupante que haya confusión respecto a ambas enfermedades; en
particular, que comúnmente se tenga conciencia del riesgo para la
salud que representa la carne de cerdo con cisticercos, pero se preste
poca atención a la infección por los potencialmente más
peligrosos pero microscópicos huevecillos de la solitaria.
Es biomédico y actualmente cursa un doctorado en inmuno-parasitología de peces, en la Universidad de Bristol, en Inglaterra |