La actriz hizo de El Hábito su espacio
personal
Hanna Schygulla compartió en velada íntima
sus sueños
Punto de encuentro con Alicia Bustamante, Frasncisk-Lissette,
Cristina Vanegas, Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
Cuando era niña su madre la llevó al doctor,
porque "pensaba que algo estaba mal en mi cabecita. El doctor dijo 'ah
no, aquí nació una actriz'", y con el paso de los años
Hanna Schygulla cumplió el vaticinio del galeno y llenó la
pantalla de la mano del enfant terrible del cine alemán Werner
Fassbinder.
Hace
años soñó que cantaba, y desde entonces canta sin
importar el idioma. Lo hizo el jueves en Bellas Artes y lo repitió
este sábado en El Hábito, en un espectáculo más
personal, íntimo, que se llamó Hanna Shcygulla y sus amigos.
La velada transcurrió llena de sueños, de
los sueños de ella, de esos que compartió al público
con su voz y su imagen en una pantalla, colocada detrás del escenario
del bar, sobre la que se proyectó el documental Quel que soit
le songe (Cualquiera que sea el sueño), filmado en 1998 por
su amiga cubana Francisk-Lissette Herrera, y después, "en estreno
mundial", la serie de videos que Shygulla grabó hace 25 años
para superar un proyecto fallido con Fassbinder.
Todo comienza cuando la actriz recita el texto de Borges
de ese hombre que soñó con otro hombre "que tenía
un corazón, caluroso, activo, secreto, grande como un puño
cerrado color granate, aún sin cara y sin sexo. Luego soñó
un hombre que no podía hablar, alzarse ni abrir los ojos, ni abrir
la boca. Día tras día, noche tras noche, el hombre lo soñaba
dormido. Después lo soñó vivo y poco a poco, paso
a paso lo fue acostumbrando a la realidad". Sus palabras se arrastran melodiosas
acompañadas al piano por Dimitri Dudin.
"Quel que soit le songe", canta la actriz en francés
con la luz sobre su rostro. El público calla y sueña...
Después presenta el video-documental Quel que
soit le songe. El sonido, advierte, no es bueno porque se grabó
con una cámara no profesional. Es ella misma quien con su voz en
vivo suple cualquier deficiencia. Micrófono en mano mira la imagen
y narra. La pantalla se llena con los ojos de la actriz, sus ojos de niña
y de mujer, las fotografías de sus padres y los recuerdos de su
carrera.
Videos inéditos
La Schygulla cede el micrófono a su amiga cubana
Alicia Bustamante, quien hace una crítica política sobre
el periodo especial cubano y los apagones en la isla, que al final
trajeron algo bueno; "sirvieron ?dice? para que las personas volvieran
a platicar".
Y ahora los videos inéditos que grabó Schygulla
hace cinco lustros y que son "protocolos de mis sueños". Ella dirige,
actúa y graba. Noche tras noche se adentró en sus propios
sueños y los filmó con nombres como Träumen (Sueños),
¿Por qué matan?, La llave nocturna, Zugabe
(Repetición) y Die Reise (El viaje). Están en alemán,
ella los traduce en vivo al castellano.
Después de soñar en video, Schygulla entonó
varias de las canciones que componen el repertorio de su espectáculo
Brecht... aquí y ahora (Brecht... ici et maintenant) que
presentó el jueves en el Palacio de Bellas Artes: Die morität
von Mackie Messer, Bilbao Song, Surabaya Johnny. También
aquella que, aunque no lograba detener la guerra por completo, sí
la frenaba por cinco minutos porque ambos bandos escuchaban Lili Marleen.
Y así, entre sueño y sueño, se fueron
dos horas completas. A las ensoñaciones de la Schygulla siguió
otra hora con canciones de Frasncisk-Lissette, los tangos de la argentina
Cristina Vanegas y el desmadre de Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe,
quienes de paso manifestaron su apoyo a La Jornada y criticaron
la postura adoptada por México en contra de Cuba en la Comisión
de Derechos Humanos de la ONU y las acciones israelíes en los territorios
palestinos. Llamaron a la protesta porque "somos pacifistas, no pendejos".