Ponencia del investigador en el foro que se desarrolla en el INEHRM
Florescano llama a superar versiones centralistas de la historia de México
La narración exaltada de la unidad nacional borró la silueta de regiones y pueblos, aduce
Bajar a los héroes de su pedestal y que los villanos dejen la abyección, plantea Mac Gregor
ANGEL VARGAS
La historia oficial, para Enrique Florescano, es más que caduca y contraria a las demandas sociales. Sostiene, al respecto, que es imperativo replantear la historia de México y terminar con sus versiones centralistas.
De otra forma, explica, continuarán sin reconocerse las distintas realidades que prevalecen en territorio nacional y, en consencuencia, obstaculizándose el camino para crear una sociedad política plural que permita emprender un cambio profundo en la concepción del Estado.
Agrega: ''En nuestros días, al comenzar el siglo XXI, nos encontramos con la paradoja de que México, el país plural formado por múltiples grupos y largos siglos de historia, tiene una historiografía centrada en narrar las hazañas de los vencedores de las luchas políticas de los siglos XIX y XX".
Esa visión es compartida por su colega Josefina Mac Gregor, quien asegura: ''La historia oficial tiene características que deben hacernos reflexionar: presenta las cosas en blanco y negro, polariza, es maniquea y simplificadora, además de simuladora; se propone justificar y calificar, no explicar. Pretende alcanzar conocimientos acabados, verdades absolutas de una vez y para siempre".
Profunda revisión del pasado
Ambos especialistas, al igual que Javier Garciadiego y Josefina Zoraida Vázquez, fueron ponentes en la primera mesa del foro Retos de la historia y cambios políticos. ƑOtra historia oficial?, inaugurado anteayer en el Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana (INEHRM) y que hoy, a partir de las 18 horas, tendrá su última sesión en Plaza del Carmen 27, San Angel.
En su ponencia La memoria nacional versus la memoria regional, local y grupal, Florescano subrayó cómo, en aras de la construcción del Estado-nación, en el transcurso del México decimonónico no sólo se uniformó la lengua, la educación, la hacienda pública y la justicia, sino que se conformó una historia homogénea y centralista en la que se relegó al resto de la República.
Se creó una ''historia orientada a borrar el florecimiento de memorias regionales y empeñada en unificar las contradicciones que en el pasado y en el presente habían dividido el país", agregó.
''La historia escrita desde el centro del país vino a ser una narración exaltada de la unidad nacional que borró la silueta de las regiones y los pueblos. Como se ha dicho, la historia se convirtió en biografía del Estado, y el faro que guió estas obras fue México a través de los siglos", que con sus cinco tomos fue considerada ''el logro mayor de la historiografía del siglo XIX".
Florescano señaló que durante cinco décadas, de 1920 a 1970, la visión oficial de la historia posrevolucionaria se impuso en la mentalidad de los historiadores, las instituciones, la investigación y las publicaciones, sin que nadie osara desafiarla:
''Fue una ideología que con el pretexto de cimentar la unidad política negó al diversidad territorial, la heterogeneidad social y la pluralidad cultural y política de la nación. Durante 50 años la hegemonía nacionalista se impuso asimismo sobre los ensayos de historiografía local y regional, los cuales reprodujeron sumisamente los temas, los actores y los enfoques canonizados por las instituciones centrales".
Sin embargo, apuntó, esa situación se modificó a finales de los años 60 y principios de los 70, al generalizarse la crítica al Estado y la nación homogéneos, y con ello se ''provocó una profunda revisión del pasado".
Al igual que Garciadiego, Josefina Mac Gregor consideró que con el arribo del Partido Acción Nacional al poder es de esperarse un cambio en la visión histórica oficial, pues, citando a Jean Meyer, indicó que la ''historia patria no es conocimiento, sino celebración".
No más simulación
De la historia oficial y la historia académica, dos notas discordantes, ponencia de Mac Gregor, concluyó que no puede existir armonía entre la historia oficial y la académica, porque son entidades diversas y antagónicas.
''Por ello -enfatizó-, considero que puede aprovecharse este momento de cambio de signo político no para elaborar una nueva historia oficial más, verdadera a la luz de los ganadores, sino para dar paso a una historia en la que el destino de los mexicanos no esté preconcebido sino que se aprecie una construcción histórica. Una historia en la que estén presentes todos los grupos políticos sin tintes maniqueos. Por ejemplo, como tantas veces se ha dicho: en la que los conservadores no sean vistos como traidores y los liberales como personajes inmaculados.
''Sería deseable una historia en la que los héroes bajaran de su pedestal y los villanos salieran de la abyección, para convertirse en seres de carne y hueso, para que se acercaran a los niños y jóvenes de hoy... Una historia sin héroes ni villanos, para que no se tuviera que simular más para esconder los errores o los defectos."