Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 10 de abril de 2002
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Espectáculos

El teatro Jorge Negrete, del charro que se rindió ante la belleza de La Doña, fue la sede

México lindo y querido, en la voz de sus amigos, recibe a María para homenajearla en la ANDA

"Te recordaremos como la más grande entre las grandes y la más bella entre las bellas", le expresó la comunidad de actores Descansa junto a su hijo en el Panteón Francés

ARTURO CRUZ BARCENAS

La marquesina del teatro Jorge Negrete de la Asociación Nacional de Actores (ANDA) fue ayer cubierta con una manta en la que se leía "MARIA FELIX", en extra bold, que a su vez ocultaba el título de la obra que ahí se presenta: Regálamela de... cumpleaños. Como si el Charro Cantor la esperara con tal frase. Se la llevaron, pero no como él hubiera querido.

Llegaba la actriz para el adiós de sus amigos, de sus compañeros de profesión. Y, de alguna forma, sincronías y diacronías aparte, de Negrete. De ahí, desde las oficinas del gremio, en la colonia San Rafael, sería llevada a su última morada, al Panteón Francés. Negrete la tuvo ahí, por unos minutos, unidos en la mente de muchos; el amor en la inmortalidad de la muerte. Negrete fue uno de los hombres que se rindieron ante su belleza. A las 15 horas llegó el transporte fúnebre, luego del homenaje del pueblo en Bellas Artes.

Llegó la carroza, a la vista de lujo, ante sus compañeros de profesión, muchos de los cuales la acompañaron en películas. Otros, asociados con familiares que trataron a La Doña y supieron de su carácter fuerte, firme, para algunos recio.

Avanzaba el reloj hacia las 15:30 y en las escaleras del teatro Juan Imperio, Irma Dorantes, Norma Lazareno, Lilia Aragón y muchos más cantaron México, lindo y querido. El féretro se mantuvo en el vehículo. Varios lloraron.

Actores y gente del pueblo, curiosos y transeúntes, pero, sobre todo, una valla de cientos de policías, dominaban el paisaje. Tomó la palabra Juan Imperio y leyó un texto ex profeso: "Aquí es tu casa, en la Asociación Nacional de Actores... eres estrella del cine nacional; Diego Rivera te pintó... Los actores de México lloramos tu pérdida irreparable, y nos unimos al dolor que embarga al pueblo de México, que con María Félix pierde a una de sus más grandes figuras artísticas.

"šLevantemos una oración para que allá arriba se dispongan a recibir a nuestra Doña, Doña Bárbara, a nuestra María Bonita, a nuestra Maclovia, a nuestra por siempre jamás adorada! María, en nombre de tus compañeros, los actores de México, y de esta asociación a la que tú tanto amaste, no te decimos adiós. Te seguimos recordando como lo que eres, y lo que has sido para el pueblo y para nosotros: grande entre las grandes, mujer bella entre las más bellas, porque, como dijimos hace rato en nombre del comité ejecutivo, te damos la más cordial bievenida a tu casa."

Los actores procedieron a aventar rosas rojas sobre la carroza, que comenzó su viaje final al Panteón Francés. Una estela de pétalos se formó en el camino. El cortejo emprendió su trayectoria final.

Y fue el tumulto

Empujones, gritos, quejas, señoras embarazadas, otras con niños en brazos; algunos menores lloraban por los apretujones. La inercia por ver algo hizo a muchos llegar desde temprana hora. "Estamos desde las dos y media y no vemos nada", decían. Las tumbas eran pisadas, los arreglos4 sepelio_felix_l3e florales en el camposanto se esparcían. Reporteros y fotógrafos subían a los mausoleos, se trepaban a los árboles.

Los deudos, amigos, familiares, actores, no podían acercarse alrededor de la fosa 236 de la avenida 4A, donde fue colocado el féretro con los restos de la actriz. Los mariachis tocaban las de Agustín Lara, sobredimensionadas en su contenido por el momento, por el largo adiós. María Bonita, una y otra vez. Y las infaltables Golondrinas.

En la masa, hombro con hombro, entre humores y el polvo que se levantaba, el pueblo cantaba, entonaba los temas, a pesar de la incomodidad. Total, sólo estaría un rato, para despedir a La Doña. Ancianas mostraban con orgullo fotos de su admirada estrella, de la diva, de la mujer bonita, de carácter firme. Nada de pensamientos contra la bella pintada por Diego Rivera, cuyo brazo grácil fue cubierto con un tul fino, dibujado con detalle.

"Por aquí no pasan", advertían los granaderos, los policías que hacían la valla. "Ustedes -expresaban a los reporteros que solicitaban permiso para que los dejaran acercarse- deben entender nuestro trabajo." Una reportera quiso pasar a como diera lugar. Fue jalada en vilo. Mejor por acá. A dar la vuelta. "Compermiso, compermiso. Se me va la nota."

"Esos de allá ya se subieron a esa casita -mausoleo- y van a poder ver todo". Otros sólo daban vueltas. Varios niños eran alzados por los policías, quienes evitaron desgracias, asfixias. "Yo quiero pedirle un autógrafo a Pablo Reiná, de Televisa" "šVoy a salir en la tele, mamá!" "šUna porra para María!"

Ya junto a su hijo Enrique Alvarez Félix, María es coronada con arreglos florales. Nace el tiempo de la leyenda, de las noches y días eternos. No hay escenas de llanto, sino de adiós, de despedida. Las gladiolas refulgen, níveas.

Iba la diva

"šUna, dos, tres! šTodos juntos!" "Acuérdate de Acapulco, María bonita, María del Alma..." "šHey, ya se va Thalía!" Por unos minutos, a las 16:30 de ayer, el centro de atención durante el entierro de María Félix fue la señora de Mottola, quien a las 16:10 depositó un ramo de rosas rojas sobre la tumba donde descansarán los restos de la considerada última diva de la época de oro del cine nacional, en el Panteón Francés, de avenida Legaria.

La carroza fúnebre arribó a las 16 al cementerio y los seguidores de la actriz leyeron la frase que recibe a quienes serán recordados: "Bienaventurado quien muere en el Señor".

Nadie como ella, "ni Thalía", dicen algunos

"Ya no hay nadie como ella", expresa una dama enfatizando el "e-lla". "Ni Thalía, que ya ni es mexicana; que mejor se vaya a Estados Unidos, donde ahora vive", agrega. "Thalía está viva. ƑPor qué tanto relajo por ella?", se queja un policía, luego de que la intérprete de Amor a la mexicana se ha ido protegida por una valla de agentes del orden. Son las 17 y ya muchos ven que todo ha concluido.

Dejan atrás la fosa 236 de la avenida 4A, que ahora acumulará tiempo, la experiencia interna que se interrumpió a la una de la mañana del pasado lunes, cuando dejó de latir el corazón de una mujer que fue amada, respetada, admirada, pero también criticada por su temperamento fuerte.

Las manecillas siguen su paso inexorable. Mucha gente sigue en su afán de ver de cerca la tumba, impedidos por esa muralla humana de policías. Ya podrán ir de vez en vez a visitar el sitio sin la presión de ayer, cuando la expectación creó un halo mezcla de curiosidad y por el quién sabe qué. La efémerides del 8 de abril de 2003 citará un cumpleaños y una muerte. El día que se comprimió el tiempo, la vida de María Félix.

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