Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 10 de abril de 2002
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Cultura

Con 104 años es uno de los cuatro sobrevivientes del Ejército Libertador del Sur

Galo Pacheco, hombre de tres siglos que fue enfermero en las huestes de Zapata

''Madero solicitó al Caudillo del Sur licenciar sus tropas; éste pidió libertad, agua y tierra''

La emancipación de los pueblos sólo es posible lograrla mediante la violencia, señala

ARTURO GARCIA HERNANDEZ ENVIADO

Cocoyoc, Mor. El hombre que ha vivido en tres siglos cruza la calle. Un bastón apuntala su paso, lento pero seguro. Sonríe bajo el sol ofuscado de la primavera morelense; el cuerpo exiguo metido en un traje de paño negro que a fuerza de tiempo perdió elegancia y ganó dignidad. Se dirige a trabajar. Es médico homeópata. De un lado de la calle está su casa. Casi enfrente está su consultorio. Lo espera una paciente. La atiende. Le insiste en la importancia de seguir al pie de la letra la dieta que le ha recomendado. Le entrega los elíxires de la salud. Cuando la paciente se retira, el hombre de tres centurias se dispone a compartir unos cuantos de sus recuerdos. Muy pocos: una vida repartida entre el siglo XIX y el siglo XXI no cabe en dos horas de conversación.

Galo Pacheco Valle es -a los 104 años- el último teniente sobreviviente del Ejército Libertador del Sur que comandaba Emiliano Zapata. Entre balas y sangre, se adentró en los rudimentos de la medicina. Fue enfermero de las huestes zapatistas y es uno de los últimos cuatro integrantes que sobreviven de ese ejército.

Las ''fusiladas'' sí se cuentan

Pacheco vivió aquello de lo que habla. Sus ojos lo vieron. Estas son sus palabras:

''Entré a la Revolución hasta 1913. Mis hermanos y mis primos ingresaron en 1911. Porque la Revolución aquí en Morelos prendió en el 11. En el 10 fue iniciada por Madero en San Luis Potosí. Un día estaba en pandilla con los amigos y me dice uno: ''Fíjate que allá en San Luis Potosí ya hay Revolución. Dicen que Francisco I. Madero es el jefe". Entonces se acordó hacer el levantamiento también aquí en Morelos.

''Se hizo una lista para una comisión. La comisión la cumplió un hombre de apellido Torres, que va a San Luis. El gobierno se da cuenta y cuando regresa Torres lo persiguen y él se escapa con todo y familia para Rancho Viejo, por Tlalquitenango. Ahí fue a esconderse y ahí lo alcanzaron; lo mataron con todo y familia, con sus hijos y su mujer. Después del fracaso se reúnen otra vez entre compañeros: Ƒqué hacemos? Y le dicen a Zapata: Ahora tú vas a ser el jefe, Emiliano. El decía: No, yo no. Y todos los compañeros le dijeron: ''Sí, tú". Ni modo. Fue ahí como Zapata quedó jefe de la Revolución en Morelos. Salió bueno.

''Conocí personalmente a Zapata cuando se casó. Según que entonces la Revolución ya había terminado. Zapata y Madero se reunieron en México pero casi no se conocían. Entonces Madero le dice a Zapata: licencia todas tus tropas, que ya la Revolución terminó. Y Zapata le dice a Madero: 'Pero vamos cumpliéndole al pueblo lo que necesita y lo que se le ofreció. La tierra, el agua, la libertad'. Y contesta Madero: 'Caray, grande cosa pides. Bueno, allá (a Morelos) voy a ir, a ver cómo están las cosas'. Aquí Madero acompañó a Zapata. Aquí pasó. Llegó el momento en que Emiliano le confió a Madero que iba a licenciar las tropas y a tal grado que hasta se casó y Madero fue padrino de casamiento de Zapata. Yo fui con mis hermanos. Por ahí tengo la fotografía de cuando conocí a Zapata.

''Cuando se licenciaron las tropas, la gente iba llegando en fila, pero Zapata les había dicho que entregaran las armas feas y que guardaran las armas buenas. Llegaba el que estaba verificando y decía: 'ƑCon esta arma trabajaste?' Sí, señor. Daban 10 pesos por arma. En aquel tiempo era un tesoro. Pero entonces Zapata recibió la noticia de que De la Huerta ya iba a Cuernavaca, que ya venía bien armado porque pensó que yazapatistas_07 iba a agarrar desarmado a Zapata con su gente. Cuando Zapata recibe el primer parte le manda decir a Madero: 'señor, ya no se puede. El De la Huerta viene con armamento y todo a atacarnos'. Su hermano Eufemio era muy grosero para hablar. Dijo: 'Vamos pa'darle en la madre a ese jijo'. 'No, hermano; -le dijo Emiliano-, si lo hacemos habrá una responsabilidad. Veremos. Si no cumple no faltará un arma que se levante como se levantó contra el mal gobierno'. Por un tiempo nadie supo de Zapata hasta que se firmó el Plan de Ayala.

''Yo me di de alta con el general Genovevo de la O. Nos mandaban en comisiones para volar los trenes. Les poníamos dinamita en las vías y venía el tren y pisaba la dinamita y špum! Volaba. En el tren venían soldados federales. No sé cuántos soldados maté. ƑCómo los va uno a estar contando? Las fusiladas, esas sí se cuentan. Sólo así. Porque uno dice: le tiré al que vi y maté al que no vi.

''En un combate uno siente como si pisara el aire o como hule esponja. Algo así. Uno lleva el combate con el rifle aquí, aquí, aquí, completamente. Zas, zas, zas. Y pasan las balas, unas para allá y otras por un lado.

''No, no había remordimiento. Por matar a un enemigo no se siente remordimiento. Hay satisfacción de triunfo, no remordimiento, ni arrepentimiento.

''Sólo una vez me hirieron en una pierna, superficial. Yo me hice enfermero del Ejército Libertador del Sur porque había un compañero que se llamaba Chucho Gómez que una vez me dijo que lo acompañara después del combate a levantar heridos y atenderlos. Por eso me comisionaron en esa última época a la enfermería. Después de la Revolución fui a la escuela. Conozco muchas carreras: medicina en general, partero, sicólogo, metafísico y veterinario. También conozco de hipnotismo, magnetismo y la homeopatía. Higinio Pérez, primer médico homeópata mexicano, dice en su libro La filosofía médica homeopática: 'Las enfermedades son propias y naturales, como lo es el nacer y el morir. Cuando los seres vivos sean seres inmortales, hasta entonces las enfermedades dejarán de ser".

Carta firmada por el felón Guajardo

''ƑQué sentí cuando mataron a Zapata? Pues qué voy a sentir. Fue como si mataran a un familiar. Aparte era un compañero social, un buen masón.

Durante un tiempo se dijo que Zapata estaba vivo porque cada quien es libre de decir lo que quiera. Hasta la fecha hay un derecho a la libertad de expresión, Ƒno? Pero de que está muerto, está muerto. En los años 50 fui comisionado para celebrar la primera fiesta luctuosa por la muerte de Zapata y tengo una carta firmada por Guajardo en la que alude a la muerte de Zapata.

''Mi opinión hoy es como siempre dije y digo: sólo la violencia alcanzará y logrará la libertad de los pueblos. No es mentira. ƑCon qué conquistó Hidalgo la libertad? Con la violencia del pueblo. En la época de nosotros, Ƒcómo se conquistó otra vez la libertad? Con la violencia. Ya te digo: sólo la violencia alcanzará y logrará la libertad de los pueblos."

El tiempo tirano pone fin a la charla. ƑCómo abarcar tanta vida y tanta memoria? Durante la despedida surge perentoria, pero incierta, la posibilidad de un nuevo encuentro. Es inevitable acordar con Jorge Luis Borges que hechos y cosas que pueblan el espacio ''tocan a su fin cuando alguien muere". Entonces ''el mundo será un poco más pobre" (El testigo).

Mientras tanto, Galo Pacheco, el hombre de tres siglos y pródiga memoria, retoma su cotidianidad. Recibirá a más pacientes. Entrará a su infranqueable laboratorio a preparar su alquimia sanadora. Y cruzará la calle de vuelta a su casa, para darle unas horas de descanso a su cuerpo centenario.

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