Lunes 8 de abril de 2002 |
Maestros Vale la pena n Gustavo Santin Nieto |
Que la medida
provisional adoptada por Luis Paredes Moctezuma acerca de
la cancelación del pago ocasionado por las infracciones
de tránsito atenta en contra de disposiciones expresas
del cabildo y del erario municipal, que alienta la
irresponsabilidad de los conductores y el riesgo para los
viandantes, que es una medida con un alto contenido
populista que buscaría posicionar al nuevo alcalde en el
ánimo de los votantes con vistas a ya próxima sucesión
gubernamental, que exhibe a los servidores públicos
encargados de la seguridad vial como corruptos y
perniciosos y atenta en contra de sus intereses, son
algunas de las muchas expresiones generadas en torno al
tema contrarias a las expresadas por el edil y por
personal de confianza al servicio de la nueva
administración municipal. Pero al margen de cuestiones partidarias y de las que tienen que ver con la legalidad municipal o con la afectación de una "imagen pública", la medida anticorrupción anunciada por Paredes tiene, intencional o casualmente, relación directa con el programa del sector educativo del gobierno de la entidad y con objetivos educativos promovidos por la Secretaría de Educación Pública federal y por diversos organismos internacionales, algunos de ellos dependientes de la organización de Naciones Unidas (ONU). En este contexto la medida anticorrupción de Paredes Moctezuma tiene relación con el logro de objetivos vinculados a cuestiones estratégicas del programa educativo, entre ellos el de contar con una educación permanente y extraescolar, participativa y que eleve la calidad de vida de los habitantes de la Heroica Puebla de Zaragoza. Mucho han insistido programas sectoriales y funcionarios gubernamentales en que la educación no se concreta a las aulas y en que la educación formal debe servir únicamente de complemento a la que proporcionen familia y sociedad, responsables directos de la formación de los menores y en ese proceso, en la educación que se aprende del ejemplo, la relación que se establece con entre la sociedad civil y los representantes directos de la autoridad tiene diversos efectos, entre ellos, que una relación respetuosa con los agentes viales presenciada por los hijos provocara en ellos un aprendizaje que los tornará proclives al respeto de las normas y al cumplimiento de sus derechos y obligaciones, por el contrario, un hecho de corrupción atestiguado por los menores les enseñará la facilidad para romper normas que les brinda el respaldo del "poderoso caballero, don dinero". De la misma manera, los hijos se convertirían, de persistir la medida y sensibilizados a través de una poderosa campaña en al ámbito de la educación formal, cuya base fuesen las áreas de formación cívica y ética y la asignatura de civismo, en aliados insubstituibles del edil que corrigiesen el comportamiento de los adultos ante la comisión de una infracción al reglamento de tránsito estuviese presente o no un representante de la autoridad. La medida, desde el punto de vista educativo, vale la pena. |