El poeta chiapaneco incluye en su texto diez cantos

Autocelebra Wong 27 años de creación con Rubor de ceniza

ANASELLA ACOSTA NIETO

Rubor de la ceniza (Praxis) es el título del más reciente poemario del chiapaneco Oscar Wong, propuesta estética que contiene cantos de largo aliento a partir de una visión sagrada del mundo.

Wong (Tonalá, 1948) festeja con esta selección de 10 cantos 27 años de poeta, trayectoria que lo ha convencido de que la poesía es la voz humana descansando en la palabra; es sentimiento, no pensamiento, y abarca las contradicciones del hombre, su vida misma.

El espíritu poético del escritor de ascendencia china descansa en una visión mágico-sagrada de las cosas, en un ritual de la existencia que comparte con Robert Graves. ''El poeta es un vate, un profeta. El autor de La diosa blanca considera que hay dos clases de pensamiento: el prosaico y el poético. El primero corresponde a la lógica griega; el otro, al mundo de la imagen, el ritmo y el lenguaje. Ambos se transmiten en simultaneidad de planos, lo que permite al poeta tener una perspectiva total, más divina".

Graves también se refiere a otras dos visiones para explicar el espíritu poético: la analepsis y la prolepsis. Pensemos que una mesa es la eternidad -explica Wong-, en su centro está el presente, un poco atrás el pretérito y adelante el futuro. El poeta junto con Dios visualiza desde arriba. De esta forma, se adelanta a los acontecimientos y vaticina, recurre al pensamiento proléctico. Pero cuando ocurre en sentido opuesto y utiliza ciertos arquetipos de la memoria colectiva, su pensamiento es analéptico. En este sentido se ubica la propuesta que hago con Rubor de la ceniza.

Para el poeta, que pertenece a la generación posterior del grupo llamado La espiga amotinada, los legisladores carecen de esta visión simultánea de planos que permite al poeta tener un visión total, pero tampoco han podido entenderla, por eso quieren tasarla con impuestos.

Ensayista, articulista y lector incansable, Wong explica que en su caso el momento creativo se da a partir de la emoción que dispara el ritmo dado por la acentuación en el verso, de acuerdo con la Poética de Aristóteles. Pero no existe un tiempo de producción, sino la emoción que de pronto se traduce en voz, surge el primer verso y luego vienen los demás.

Respecto de las oscilaciones que se observan en sus poemas, considerados como salmodias, señala: "los amores del poeta son intensos pero también los desamores. De pronto estás en la zona luminosa y de pronto en la oscura. Los mitos dicen que la melancolía o la nostalgia son el peor de los pecados, porque te atrapa el ángel malo que se para en la puerta, según (Vicente) Huidobro en Altazor, y de pronto te lleva a una zona terrible de turbulencias metafísicas que pueden conducirte al suicidio o a la autocastración, ahora sí literal, que hizo Jorge Cuesta. Si estás contento, estás con Theos, con Dios, y si estás en la otra zona, estás en la parte no armónica".

Y nuevamente el mito: "El ser humano viene de ese matrimonio anómalo entre el cielo y la tierra, da ahí las partes contradictorias. Con tu mente puedes tener un pensamiento sublime, crear una espléndida sinfonía, o un medicamento que va a curar muchas enfermedades; pero también puedes idear a Bush, o crear la bomba atómica, por ejemplo".

-ƑCómo abordar de una manera novedosa los temas de siempre?

-Emerson decía que cada época exige a su poeta, o cada tiempo lo espera. El espíritu de la época es el que debe ser contenido en el poema, el problema es el cómo se da este verso. Ahí es donde empiezan las maneras de poetizar. Entonces si creemos que el ritmo está supeditado a la emoción, vemos un ritmo contemplativo en Paz, más acelerado en Sabines, satírico en el caso de Eduardo Lizalde, o más social, sensual y amoroso en Efraín Huerta; reflexión, historia y un poco de ironía crítica en José Emilio Pacheco. El poeta debe cantar cómo es, de otra manera impostaría la voz.

Trastocado por la viudez desde 1986, el canto del poeta refiere con intensidad los recuerdos de paisajes chiapanecos: el mar, la vegetación, el clima caluroso. Y combina el dolor que hoy lo aqueja -la desolación- con un aliento esperanzador.

La recurrencia de imágenes (metonimia) en sus poemas es característica. Al respecto, comenta: "Creo que la imagen parte de una necesidad de expresión. No existe la sinonimia, como escritores sabemos eso; es diferente el suelo del piso, oír y escuchar, hay matices que los diferencian. El poeta no puede determinar sus emociones con una palabra, y el uso de adjetivos a veces no es muy afortunado. Por eso el poeta recurre a las comparaciones; Ƒa qué se parece este dolor que estoy sintiendo?: bueno, siento como vidrio molido en la garganta".

Oscar Wong, coordinador de talleres independientes de poesía, recomienda: "Hay que saber leer a los poetas. La poesía es la voz humana, no es el texto mismo, no es la palabra. El poeta subutiliza la palabra como el músico el papel pautado. Para representar la voz se emplea el alfabeto, las letras que simbolizan. La tal 'h' no es tan muda como se piensa, tiene una connotación mágica, sagrada. Lo mismo las palabras. Con el logos (la palabra) se hizo el mundo; éste tiene ritmo, color, sonido, significado, precisión. Si no tienes respeto por la palabra no tienes respeto por nada, ni siquiera por las esencias mismas.

-ƑLos poetas son respetados en México?

-No, sobre todo en este sexenio que vamos del sufragio al naufragio. Es terrible, hay una falta total de respeto, hay menosprecio por el trabajo intelectual. En mi caso tengo dos sexenios totalmente olvidado; estoy vetado por el consejo de cultura. Por eso me estoy autofestejando más de un cuarto de siglo. No tengo apoyos institucionales, no tengo oficina y encima me quieren cobrar impuestos, pero sigo trabajando.