"Aquí estamos muy impresionados", dice el representante de la comunidad chiapaneca
Denuncian patrullajes militares a diario en Jolnixtié
Temen retorno de la violencia paramilitar por la reciente captura de uno de sus líderes
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
Jolnixtie, Chis., 23 de marzo. "Antes no hacían patrullajes; ora todos los días", dice de los soldados un hombre que acompaña al reportero a esperar al representante de la comunidad. "En días paran sus carros y caminan por la comunidad. Van con sus armas".
Hasta los niños hablan del tema. Juan, no debe tener más de 12 años, pone cara de hombre grande (ya casi lo es), cargando su perro y su machete de regreso de la milpa, cuando dice: "yo le puedo contar de los 'ejércitos', los tengo muy vistos", y abre grandes sus ojos negros.
"Aquí estamos todavía muy impresionados", diría después el representante de esta comunidad chol en resistencia. "A las señoras apenas se les está quitando la preocupación".
Desde principios de marzo, un convoy del Ejército Mexicano y de Seguridad Pública del estado, procedente de Emiliano Zapata, atraviesa Jolnixtié en dirección a La Libertad, y regresa. En las dos poblaciones más próximas, en estas tierras bajas de Tila, hay bases de operaciones del Ejército. Y como Jolnixtié está encañonado entre altas y empinadas montañas, podemos decir que es un pueblo sitiado.
Se ha ido juntando gente. Niños, jóvenes, hombres mayores. Después se empiezan a acercar algunas mujeres. El representante habla tranquilamente en un castellano con un acento más parecido al de los mayas yucatecos que al del resto de Chiapas. Señalando, dice: "los policías, aquí donde estamos, se estacionan. Se meten abajo de ese techo, y esperan que los soldados regresen de su vuelta a La Libertad. Allí se ponen, no hablan con nadie, no sabemos qué buscan".
Los hombres regresan de los campos, arreando sus mulas. Al pasar, de uno, de dos, dicen al grupo que me rodea, sin detenerse ni volverse: "K'onish" (adiós, en chol). Y todos, en un coro suave, consetudinario, tierno, replican: "Yom" (que quiere decir hasta luego).
Llover sobre mojado
La violencia paramilitar de Paz y Justicia, en los peores años del zedillismo, afectó toda la zona norte de Chiapas. Las heridas no acaban de cerrar. Los culpables siguen en su mayoría libres, y ahora que las autoridades del estado capturaron a Diego Vázquez, dirigente paramilitar, las represalias de sus seguidores ya cobraron una vida. Un muchacho de El Limar, misma comunidad de donde es el detenido.
"El Limar es la base principal de los soldados", indica el vocero de la comunidad. "Y también es el mero pueblo donde se organizaba Paz y Justicia". Agrega que las cosas han sido distintas para esa organización, social y paramilitar, desde que cambió el gobierno. "Ya no tienen la misma fuerza. Ya se dividieron en tres grupos, o se fueron a otras organizaciones. Ya no quieren la pelea, muchos".
No obstante, al menos dos de estos nuevos grupos siguen armados, y en actitudes beligerantes: UCIAF (identificada con Samuel Sánchez, quien estuvo preso brevemente hace un año) y Paz y Justicia, como la nombran aún los campesinos de la región.
Las bases de apoyo del EZLN en Tila siguen teniendo desplazados en la región. A la gente de Susuclumil, ahora en Masojá Chukjá, y la de Tzaquil en Masojá Yochijá, las mesas de reconciliación del gobierno no les resuelven sus problemas. El 27 de enero, en El Limar, se firmó un acuerdo que se espera facilite la convivencia en estas dolidas tierras choles. Mas para los desplazados de Ojo de Agua tampoco significó el fin de su refugio en Emiliano Zapata.
A pesar del constante castigo contrainsurgente, las tierras bajas donde Tila se abre paso a la llanura tabasqueña siguen siendo profusamente zapatistas. De corridito, el vocero de Jolnixtié enumera una decena de comunidades circundantes "donde son compas".
"Son más", interrumpe otro hombre su recuento, con una especie de confianza en la sonrisa. ƑTendrán motivos para ser optimistas estos hombres, aunque su vocero reitere que "la gente está alarmada con los patrullajes"? El tiempo, lluvioso, es bueno para la tornamilpa. Ahora los campesinos están rozando para quemar en abril, con la seca, y sembrar en mayo.
"Parece que puede ser buen año", dice un tercer hombre respecto a las siembras por venir. "Pero si vuelven otra vez con su violencia los paramilitares, entonces no va a ser tan bueno".