MONTERREY 2002

Reitera su acuerdo de aumentar en 7 mil mdd anuales su ayuda al desarrollo

La cumbre de Monterrey, ''apretón de manos'' entre norte y sur, afirma la UE

Resulta ''moralmente inaceptable'' y sin posibilidad de justificación el que la mitad de la población mundial permanezca en los límites de la subsistencia, señala Josep Piqué

ROSA ELVIRA VARGAS Y BLANCHE PETRICH ENVIADAS

Monterrey, NL, 20 de marzo. Para la Unión Europea (UE), mucha de la ayuda que destina al desarrollo de los países pobres adquiere sentido en la medida que propicie las condiciones para atraer inversión extranjera directa. Por eso, la cumbre de Monterrey es desde su perspectiva un ''apretón de manos''' entre el norte y el sur.

Josep Piqué (ministro de Relaciones Exteriores de España) llegó a la reunión convocada por Naciones Unidas para reiterar el acuerdo reciente de los países de la Unión Europea de aumentar su ayuda al desarrollo en 7 mil millones de dólares anuales, para llegar en 2006 a 0.39 por ciento de su producto interno bruto (PIB).

En promedio, las 15 naciones de la UE dedican hoy 0.33 por ciento de su PIB, aunque con diferencias marcadas entre los socios, pues mientras Holanda, Luxemburgo, Suecia y Dinamarca aportan 0.7 por ciento como contribución al desarrollo, otros como España -que en este semestre preside la Unión Europea- apenas llega a 0.22 e Italia aporta 0.15 por ciento.

Sin embargo, a los nuevos socios -entre ellos Polonia, República Checa y Eslovaquia, Hungría y Rumania- les han exigido que de entrada aporten ese 0.39 por ciento, explicó Paul Nielsen, comisionado de la Unión Europea para el Desarrollo.

En conferencia de prensa, ambos representantes europeos señalaron que el criterio de cooperación de esa asociación de países tiene que ser cada día más común. ''Estamos en una fase incipiente, pero se intenta que sea una política única y mientras se construye estamos trabajando con lo que hay''.

El ministro Piqué, quien resaltó en todo momento que más de 50 por ciento de los fondos para el desarrollo que se aplican en el mundo son aportados por la Unión Europea, consideró como una situación ''moralmente inaceptable'' y sin posibilidad de justificación, el que la mitad de la población permanezca en los límites de la subsistencia y que incluso en continentes enteros se encuentren por debajo de la línea de la pobreza.

Cierto, admitió, ese no es un fenómeno nuevo, pero la globalización y la posibilidad de conocer más rápido las distintas realidades nos hace más conscientes de la desigualdad. Por eso el Consenso de Monterrey contiene elementos importantes sobre líneas a seguir en materia de comercio, flujos de inversión y fortalecimiento democrático.

Subrayó que cuando se valore históricamente lo que los asistentes a Monterrey han acordado, la conferencia será recordada como un proceso importante, y es ya fundamental para los acuerdos que se adopten en la próxima Cumbre de Johannesburgo sobre desarrollo sustentable.

Ninguna competencia con EU

Piqué, quien al tener España la presidencia de la Unión Europea invariablemente debe responder a las constantes comparaciones que se hacen con Estados Unidos (que apenas asigna 0.11 por ciento de su PIB al desarrollo) sobre los montos que cada cual aporta para este renglón, se empeñó en descartar cualquier suspicacia de oposición o competencia en ambas posturas y citó al propio Nielsen, quien apenas el martes dijo que en esta materia ''no estamos en unas olimpiadas de verano''.

No se trata de visiones opuestas sino complementarias que pueden sumarse, porque ''estamos convencidos que lo que favorece a los países en desarrollo favorece también a los desarrollados''.

Pero en abono a cuál sería en el mediano plazo el papel que los países ricos adjudican a los fondos que destinan para el desarrollo, subrayó: ''Sabemos lo que tenemos que hacer con ese dinero. Africa, por ejemplo, necesita de fondos. Menos de 3 por ciento de la inversión extranjera directa se dirige hacia el Africa subsahariana. Debemos crear algo que haga más interesante que ese tipo de inversión llegue allá''.