La zona, en la mira de un corredor llamado selva
maya
Temen en Montes Azules que les cuelguen desastres
ambientales
Desde finales de febrero se ha intensificado la presencia
militar en municipios autónomos y reserva de la región
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
Tierra y Libertad, Chis., 18 de marzo. Las comunidades
en resistencia en el sur de Montes Azules han sido sobrevoladas amenazadoramente
en las últimas semanas por helicópteros militares, pero según
un vocero tienen noticia de que la presión ha sido mucho mayor en
el valle de Amador, en los municipios autónomos de Emiliano Zapata
y Ricardo Flores Magón, y dentro y fuera de la Reserva de la Biosfera.
En
esta región fronteriza se han vuelto cotidianos desde finales de
febrero las maniobras y los patrullajes aéreos nocturnos sobre las
comunidades de Rizo de Oro y por el rumbo de Santo Tomás hacia el
municipio San Pedro de Michoacán. En la serranía que rodea
Amador Hernández, al norte de San Quintín, todas las noches
hay sobrevuelos; luego, de la Sierra Mono Blanco, los helicópteros
recorren la cañada de Ibarra. Habitualente, a las ocho de la noche.
El frenesí alborista de 1998 "desmanteló"
violentamente dos municipos autónomos en la selva: Tierra y Libertad
y Ricardo Flores Magón. Precisamente los que incluyen comunidades
en el fondo de la selva, cerca o dentro de los Montes Azules. Pero no sólo
eso.
Situada al sur de la selva, a escasos kilómetros
de Guatemala, Amparo Aguatinta dejó de ser la cabecera municipal
de Tierra y Libertad. Y Taniperla, hacia el noroeste de Lacandona, dejó
de ser cabecera de Flores Magón. En la proximidad de ambas comunidades
operan, hasta hoy, puestos militares que por lo visto no debieron acatar
la orden presidencial de retirar todos los retenes en la zona de conflicto.
En los dos tesoros mayores de Montes Azules existen precisamente
comunidades de estos dos municipios autónomos. Los intereses directos
de funcionarios, inversionistas, investigadores y estrategas militares
sobre Chajul (Tierra y Libertad) y la región de Laguna El Suspiro
(Flores Magón) explican por qué esos fueron los municipios
"desmantelados" con todo el peso de la ley y la colaboración de
paramilitares.
Desde entonces, las autoridades autónomas de Tierra
y Libertad, proscritas, ha seguido funcionando y cuidando la selva en sus
limitadas posibilidades. Desde antes de los sospechosos incendios que asolaron
la selva en 1998, los municipios autónomos y las comunidades de
la Aric Independiente ya practicaban en Montes Azules la "labranza cero",
no el sistema tradicional de roza-tumba-quema. No obstante, se les culpó
de los incendios y se habló insistentenmente de desalojarlos.
Ahora hay el temor de los campesinos dentro de la reserva
de que les vuelvan a "colgar" incendios provocados, pero no por ellos.
Lo temen ahora que viene otra vez el tiempo de siembra. Y de incendios
en todas las selvas y bosques en secas.
No lejos de aquí, la selva de Chajul se hace una
con el Ixcán guatemaleco, y se planea constituirla en uno de los
principales corredores transfronterizos de la que, en círculos gubernamentales,
de inversionistas y ambientalistas, comienzan a llamar selva maya,
que uniría el portentoso Petén guatemalteco con la Lacandona
y la selva de Ixcán. Lo que en Estados Unidos llaman un "plan regional",
de carácter geoestratégico, abarcando cinco selvas entre
Belice, Guatemala y México.
Queda claro que los planes en curso consideran, en lo
posible, vaciar de mayas la selva maya. Para eso, el gobierno mexicano
ya se ha comprometido, según se desprende de numerosas declaraciones
y manifiestos de funcionarios en meses recientes, a actuar enérgicamente
contra ese nuevo tipo de "terrorista" inventado ahora por los cónclaves
internacionales: el "ambiental".
El 2 de enero de este año, en un boletín
oficial de la UNAM, la ex secretaria de Medio Ambiente Julia Carabias alertaba
sobre el alarmante desmonte en el país y la necesidad de aplicar
de manera irrestricta la ley, y denunciaba en particular que prevalezcan
criterios sociales sobre los ambientales al momento de proceder los ministerios
públicos chiapanecos.
Esta es la doctrina que anima a los "defensores" de la
selva: nada de consideraciones sociales (las históricas ni las mencionan),
primero lo ambiental. Esto, presuponiendo, como es tesis oficial, que la
destrucción de la selva es culpa de estos campesinos, y que la riqueza
biótica de Laguna El Suspiro y Chajul debería estar en mejores
manos. ¿Cuáles serán?