La economía, "orientada hacia el desastre", alerta en el aniversario de la expropiación

El "entreguismo" determina las principales decisiones del gobierno, advierte Cárdenas

JOSE ANTONIO ROMAN

En política exterior el gobierno de México parte de la premisa de que la "globalización" ha diluido al Estado-nación y con ello pretende desaparecer los intereses nacionales. Se reniega del patriotismo mexicano calificándolo de reliquia del pasado, mientras la economía "sigue orientada hacia el desastre", afirmó Cuauhtémoc Cárdenas al conmemorar ayer el 64 aniversario de la expropiación petrolera.

Dijo que el "entreguismo" determina hoy las principales decisiones de la autoridad, en medio de una sociedad regida por la confusión y el desorden que ocasionan cientos de reformas constitucionales, la mayoría impuestas en los últimos 20 años de neoliberalismo.

Por ello, agregó, es indispensable convocar a un Congreso Constituyente integrado por representantes electos democráticamente. "Es absurdo y ridículo, por lo tanto, pretender reducir el proceso de ordenamiento constitucional que exige el país a una nueva reforma del Estado, como las que se hicieron al vapor en los últimos años, que en este caso sería para eternizar en el poder a las burocracias entreguistas."

Durante un acto realizado en el Monumento a la Revolución, Cárdenas dijo que el país requiere y exige de su gobierno un cambio real, de fondo, en el rumbo social y económico, de acuerdo con las promesas y las esperanzas que orientaron el voto en las elecciones pasadas.

"El pueblo de México no votó para que la política fiscal, monetaria y financiera consolidara la ruina del crecimiento económico, de la competitividad internacional y de la base productiva nacional. El pueblo de México no votó por el desempleo y la recesión económica. El pueblo no votó porque se sepultase el patriotismo y la autodeterminación como fuentes de orientación de la política exterior. El pueblo de México no votó para dilapidar el petróleo, para consumir gasolina importada y energía eléctrica cada vez más cara, para desindustrializar el país, arruinar su base productiva y empobrecer a la población."

Lanzó severas críticas a la política exterior del actual gobierno. Dijo que el único "patriotismo" que se admite oficialmente es el de Washington para defender sus propios intereses, los de allá, como fuente de inspiración de nuestras políticas internacionales. "El corolario oficial y entreguista es que lo que resta a los mexicanos es hacer propios, adoptar como nuestros, los intereses globalizados de Estados Unidos."

Acompañado por doña Amalia Solórzano, su esposa Celeste Batel y sus hijos Camila y Cuauhtémoc, así como por Rosario Robles y otros dirigentes perredistas, Cárdenas demandó al presidente Vicente Fox que respete el mandato constitucional, aplique y promueva una política internacional sustentada en el respeto a la autodeterminación y la igualdad jurídica de los estados, en la no intervención y el rechazo al uso de la fuerza para resolver las controversias.

Exijamos al titular del Ejecutivo la práctica de una política internacional que nos conduzca a la integración política y económica de América Latina y al no sometimiento a la hegemonía estadunidense que representan la comunidad económica de América del Norte y el TLC, demandó.

En el Monumento a la Revolución, Cárdenas depositó una ofrenda floral donde descansan los restos de su padre y ofreció un discurso en el que presentó un diagnóstico de lo que ha sido el desarrollo nacional desde 1938 hasta la fecha.

Señaló que la nacionalización del petróleo sirvió para impulsar el desarrollo y significó que el ingreso real por habitante creciera 3.2 veces de 1940 a 1980.

No obstante, comentó, de 1980 a la fecha el ingreso por habitante se ha estancado, registrando un crecimiento de sólo 0.35 por ciento por año. Pero de esta situación, puntualizó, no todos los mexicanos han salido perjudicados. Ha habido ganadores. Ganaron quienes por medio de la corrupción han dispuesto del patrimonio de la nación y quienes se han beneficiado de la política financiera que ha arruinado tanto a la economía nacional como a la mayoría de los mexicanos.

Dijo que durante el último cuarto de siglo, en balance, con las políticas neoliberales de ajuste, la economía se ha estancado, se perdió la soberanía energética, se destruyó la capacidad de utilizar el petróleo en beneficio de los mexicanos y del crecimiento de su economía.

En su discurso de casi diez cuartillas Cárdenas sostuvo que la democracia y un estado de derecho constituyen los únicos cimientos sobre los cuales se puede fincar con solidez la prosperidad de los mexicanos. Pero el orden constitucional que exige el desarrollo del país no puede surgir de la confusión y la desintegración política, ni menos del discurso hueco que desde el gobierno las acompaña.

"No es necesario voltear a Argentina para prever el serio desastre al que conduce esa política. Basta recordar el velo que la demagogia y el clientelismo tendieron ante los ojos de la nación durante el salinato y el desplome al que condujo en diciembre de 1994, para persuadirse hoy del imperativo urgente de cambiar el rumbo."

Cárdenas señaló que el pueblo de México votó por el cambio democrático, no por la simulación, para que el gobierno represente con patriotismo y dignidad sus intereses en el interior y ante la comunidad internacional. Votó para que el intercambio comercial y financiero internacional sea fuente de riqueza y fortaleza nacional y no motor de la ruina, de la sujeción y el servilismo. Votó para liberarse del quebranto y la miseria que se le impone por el pago a la corrupción política y financiera. Votó para que el gobierno lo represente y se responsabilice ante él.

"Los intereses nacionales no son una ficción. Es urgente recuperarlos para que México recobre el rumbo de la dignidad y bienestar de su población en este mundo de la globalización del intercambio económico y cultural. El patriotismo no es la reliquia que quieren sepultar quienes niegan los intereses nacionales en el intercambio global, sino la fuerza fundamental que debe y puede conducir con éxito los intereses de México en el mundo global".

El legado más significativo de la expropiación petrolera es la conciencia de que para que el país pueda tener un destino próspero y digno; el control sobre sus decisiones debe estar en la propia nación y no entregarse para el lucro de unos cuantos. Recuperemos nuestro destino nacional para recuperar la dignidad y generar el bienestar que merecen y pueden alcanzar los mexicanos, concluyó Cárdenas.