MONTERREY 2002
Coinciden en Monterrey delegados a la Asamblea social
otro mundo es posible
Indígenas de América Latina han sido
las más grandes víctimas del neoliberalismo
Duras críticas al Plan Puebla-Panamá
Ese proyecto forma parte de la reordenación del gran capital Afectará
negativamente a 120 comunidades en varios estados del país
DAVID CARRIZALES Y ENRIQUE MENDEZ CORRESPONSAL
Y ENVIADO
Monterrey, NL, 18 de marzo. Las comunidades campesinas
de México y América Latina, sobre todo las indígenas,
han sido las más grandes víctimas del sistema neoliberal,
porque también han sido las que mejor han resistido a los embates
de las trasnacionales para apoderarse de las riquezas de la biodiversidad,
se dijo en la mesa de trabajo que analiza los efectos de dicho modelo económico
en el área rural, dentro de la Asamblea social otro mundo es
posible, que impulsó el Foro Social Mexicano.
Aldo González, dirigente indígena de Oaxaca
y ex alcalde de San Pablo de Guelatao, afirmó que México
tiene 60 millones de pobres y 65 por ciento de ellos vive en la zonas rurales,
no obstante que México es un país con población mayoritariamente
urbana.
''Los campesinos ya no producen ni el maíz que
se comen''
Agregó que como resultado de las políticas
globalizadoras, los campesinos indígenas de México ya no
producen ni el maíz que se comen, porque se les ha inducido a otros
cultivos como el café o a la explotación forestal, para que
puedan comprar el grano básico, dándose así un atentado
directo contra lo que constituye ''el centro de la cultura y la resistencia
indígena''.
Expuso
González que la mayor riqueza en flora y fauna que hay en el planeta
-y que interesa sobremanera a las grandes potencias económicas mundiales-
coincidentemente existe en las zonas indígenas del continente americano,
''por eso vienen sobre nuestras tierras con programas como el Plan Puebla-Panamá
y el Plan Colombia''.
En ese sentido, apuntó que por eso el gobierno
de Vicente Fox Quesada, al igual que el de Ernesto Zedillo Ponce de León
y anteriores, se niegan a reconocer los derechos de los pueblos indios
sobre sus tierras, porque saben de su oposición a que sean objeto
de la depredación.
Según González, el ex presidente Carlos
Salinas de Gortari dio el primer paso para privar a los campesinos de sus
tierras cuando impulsó la privatización del ejido, haciendo
posible que pudieran vender sus parcelas.
Asimismo, expuso que para terminar con la costumbre centenaria
de los indígenas de tomar sus decisiones en forma colectiva, el
gobierno impuso programas como el Progresa y el Procampo, individualizando
los apoyos.
En tanto, Mariana Hernández Sosa, lideresa indígena
oaxaqueña, señaló que el campo mexicano está
muriendo por el efecto de las políticas neoliberales que han provocado
el desplome de los precios de los productos agrícolas, presentándose
fenómenos como la migración, con lo cual los campesinos han
tenido que emplearse con salarios miserables en empresas maquiladoras,
sin derechos laborales, o bien arriesgar su vida intentando cruzar la frontera
estadunidense.
Por otro lado, en la mesa sobre los efectos del neoliberalismo
contra la paz mundial, Nuria Fernández impulsó un acuerdo
para condenar ''la agresión israelí contra el pueblo palestino'',
además de reforzar las protestas que cada jueves se realizan frente
a la embajada de Israel en México, y otros se manifestaron por efectuar
un plantón permanente.
Por
lo que hace a la mesa de libre comercio -que revisó los principales
tratados comerciales en el mundo-, el secretario de Movimientos Sociales
del CEN del Partido de la Revolución Democrática (PRD) e
integrante del Consejo Nacional Indígena, Abelardo Torres, afirmó
que el Plan Puebla-Panamá afectará a 120 comunidades de los
estados donde se construirá la infraestructura necesaria para echar
a andar ese proyecto.
El mundo, repartido en tres grandes bloques
En la discusión presentó la síntesis
de un documento de análisis sobre el PPP, y dijo que este proyecto
forma parte de la ''reordenación del gran capital'' de un puñado
de hombres poderosos ''que se reparten el mundo en términos de mercado
en tres grandes bloques: el asiático, dominado por Japón;
el de la Unión Europea, y el de Occidente, en el que impera Estados
Unidos''.
Cada uno de esos bloques, insistió, impone a otras
naciones los tratados comerciales para garantizar lo que no tienen sus
socios industriales: petróleo, agua, terrenos y mano de obra barata.
En pocos meses, anticipó, los indígenas
se verán involucrados en movilizaciones, porque no están
dispuestos a ser desalojados de sus tierras por un proyecto para el que
no fueron consultados.
Mientras, el académico Víctor Acuña,
integrante de la Red Mexicana contra el Libre Comercio, afirmó que
los acuerdos internacionales sólo contribuyen a reducir los costos
de las empresas transnacionales, pero condenan a los países ''a
una especialización, la miseria, y aumenta la distancia entre el
desarrollo y la pobreza''.
Los tratados comerciales, abundó, no sólo
no han contribuido al desarrollo industrial de los países donde
se depositan los capitales, sino que acaban con la infraestructura local
y la sustituyen por grandes maquiladoras, ''que no son parte del proceso
industrial, sino únicamente del ensamble''.