Lunes 11 de Marzo de
2002 |
Semanálisis Real centenario n Horacio Reiba |
ara el mundo del futbol -que es
todo el mundoÑ, decir Real Madrid es pronunciar el
nombre del club más ilustre, consagrado a través de 28
ligas nacionales ganadas, 17 copas, ocho títulos de
campeón europeo, dos copas de la UEFA, dos
Intercontinentales y multitud de puntuales hazañas
prendidas a nombres tan legendarios como los de Zamora,
Quincoces, Distéfano, Santamaría, Puskas, Gento,
Amancio, Netzer, Stielike, Juanito, Santillana,
Butragueño, Michel, Schuster, Laudrup, Raúl y tantos
más, entre quienes descuella con su indiscutible número
uno de cara al gol el mismísimo Hugo Sánchez, cuatro
veces "Pichichi" bajo la blanca casaca
madrididista. Garrote, pan y circo. Más hacia el lado sombrío de tan hermosa historia, el del dictador Francisco Franco es otro nombre inevitablemente asociado al del Real Madrid, habida cuenta del bien correspondido apoyo que su gobierno prestó siempre al club y la directiva del entonces -que presidía el célebre Santiago Bernabéu, constructor al amparo del franquismo del estadio epónimo, hoy debidamente remodelado-, apoyo muchas veces representado por arbitrajes dudosos, especialmente cuando se trataba de atajar las posibilidades del Barcelona, rival tradicional de los Merengues y principal representante, con el Athlétic de Bilbao, de tendencias políticas poco gratas al régimen fascista. Precisamente, el encumbramiento definitivo del gran club capitalino -hoy casi patrimonio deportivo de la humanidad- data de aquellos años, mucho más felices para el grueso de sus múltiples seguidores en el campo de juego que en la vida cotidiana. Cien años de abundancia. La trayectoria del Real Madrid -fundado por un puñado de entusiastas el 6 de marzo de 1902- fue desde el principio la de un equipo fuerte y competitivo, con los altibajos de rigor. En España, aunque el futbol despertaba tanta pasión como los toros desde tiempo atrás, no se disputó una Liga plenamente profesional hasta 1928, sufría a poco el obligado parón de la Guerra Civil, y sólo después de tales vicisitudes se inició la importación formal de jugadores, tímidamente al principio y pasando despúes sobre los límites impuestos por la Federación mediante el subterfugio de la naturalización de jugadores estrella, lo que permitió al Real Madrid clásico de los años cincuenta y primeros sesenta alinear como "españoles" a figuras de la talla de Domínguez, Santamaría, Distéfano, Rial o Puskas. Así ganó cinco Copas de Europa consecutivas; la sexta, en cambio, la consiguió en el 66, con once nacionales en sus filas, insólita excepción a una regla que seguiría prevaleciendo. Actualmente, al amparo de la Ley Bosman, la formación titular de los Merengues incluye dos franceses, un brasileño, un argentino y un portugués, con un inglés y otros dos amazónicos de recambio. Se consuelan recordando que el Barsa llegó a alinear en años recientes hasta ocho integrantes de la selección holandesa, sin faltar Rivaldo y algún foráneo más. Flores marchitas. La final de la Copa del Rey, disputada el miércoles en el Bernabéu simbolizaba el cumplimiento exacto del centenario del histórico club, cuyo confiado presidente se había prometido para este año el ansiado triplete de Liga, Copa y Copa de Campeones. Pero tropezó con un Deportivo La Coruña inspirado y en vez de festejo hubo maracanazo a cargo de los hombres de Irureta, entre quienes brillaron a alturas gigantescas Mauro Silva, Naybet, Valerón y Diego Tristán, robando el papel protagónico a los Hierro, Roberto Carlos, Figo, Zidane y Raúl, que sucumbieron merecidamente por 1-2, goles de Sergio y Tristán en la primera parte, replicados con el insuficiente tanto por Raúl, en la segunda... Y el Puebla ¿tocaría fondo o todavía no? |