Se acentúa la ruptura de la población con la clase política, con escasas excepciones
El pesimismo invade Argentina; la mayoría de habitantes no cree que habrá cambios
En febrero, 290 cortes de rutas, la mayor cifra desde 1997; los cacerolazos, cotidianos
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 10 de marzo. La mayoría de los argentinos no tiene esperanzas de que se produzca un cambio en el país, y las cifras de esta desazón y pesimismo (68.7 por ciento) se expresan en una protesta social sin precedente, que sólo en febrero se tradujo en más de 290 cortes de rutas y calles, la cifra más alta desde que esta modalidad se instaló en Argentina en 1997. A estos piquetes de rutas se suma la protesta cotidiana de los cacerolazos, que desde el 19 de diciembre llegó para quedarse.
Pero el gobierno de Eduardo Duhalde no logra despegar, aunque continúa encabezando en las encuestas el mejor lugar que otros de su partido peronista, mientras los enviados del Fondo Monetario Internacional (FMI) continúan exigiendo ajuste sobre ajuste, lo que agita aún más el huracán social.
Esta crisis acentúa la ruptura de la población con la clase política, con contadas excepciones. Una de ellas es, de acuerdo con un sondeo del Centro de Estudios de la Opinión Pública (CEOP), la diputada Elisa Carrió, dirigente de Alternativa para una República de Iguales (ARI), a la cabeza en la intención de voto con 14.1 por ciento, si las elecciones se realizaran hoy. El segundo lugar lo ocupa el presidente Duhalde, con 5.1, seguido del gobernador de Santa Fe, el también peronista Carlos Reutemann, con 4.9 por ciento.
Pero el voto en blanco y el llamado de la bronca (enojo) que resultó triunfador en las legislativas de octubre pasado va a la cabeza de las intenciones de voto, con 18 por ciento, de acuerdo con el sondeo publicado por el diario Clarín. Curiosamente, una encuesta de Hugo Haime y Asociados, que publica el diario Página 12, lleva a la cabeza a Duhalde con 14.4 puntos. Sin embargo, el consultor aclara que la "directiva de ARI tiene mayor llegada al interior" del país, lo que colocaría a la diputada a la cabeza de las preferencias.
Una fuente de la centrista Unión Cívica Radical (UCR), centenario partido caído ahora en desgracia, comentó a La Jornada que si el ex presidente Fernando de la Rúa hubiera escuchado a Carrió, Argentina estaría en situación distinta. La diputada recordó recientemente a este periódico que desde el primer momento le advirtió a De la Rúa que si no enfrentaba a las mafias del poder, desarrolladas durante los dos periodos de gobierno de Carlos Menem (1989 a 1999), éstas acabarían arrastrándolo a él.
La diputada se alejó decepcionada del bloque legislativo de la UCR, después de que De la Rúa abandonó sus promesas electorales y luego le boicoteó el apoyo para sus investigaciones sobre el lavado de dinero en Argentina. Con los socialistas que encabeza el diputado Alfredo Bravo y otros sectores, conformó la Alternativa para una República de Iguales, que sorprendió cuando rápidamente ganó terreno, ubicándose -sin aparato partidario tradicional ni publicidad- en el tercer lugar, detrás de los dos partidos tradicionales, en las últimas legislativas.
Precisamente, ahora la juez María Servini de Cubría, gracias a datos aportados por el equipo de Carrió, ha procesado al banquero Carlos Rhom, vinculado con Menem, George Bush padre y el actual y anterior presidente de Uruguay, entre otras poderosas conexiones.
Aunque la población haya perdido la confianza en los políticos y el que "se vayan todos" es la demanda ganadora, según Haime y Asociados, 42.9 por ciento de los argentinos aún cree que la protesta puede expresarse en las urnas, en momentos en que 23.9 por ciento considera que el cacerolazo es más efectivo que el voto, y una cifra similar destaca la importancia de participar en las asambleas barriales.
En tanto, los ex presidentes Menem y De la Rúa están recluidos, el primero en su provincia natal de La Rioja, de donde no sale para evitar los populares escraches (señalamientos públicos), y el segundo en una finca cercana a esta capital.
Menem apenas figura en las encuestas, mientras De la Rúa deberá enfrentar a la justicia por haber decretado el estado de sitio, que terminó desbordándolo y que fue la mecha que disparó una brutal represión en la Plaza de Mayo, la madrugada del 20 de diciembre, dejando siete muertos.
Tras la salida de De la Rúa hubo un desfile de gobiernos transitorios hasta que en enero llegó Duhalde, quien sostiene que no se irá. Sin embargo, sus últimas horas han sido difíciles, con los aumentos a los precios de combustibles de las desobedientes empresas petroleras, el dólar en alza y las reticencias del FMI a dar alguna ayuda concreta a un país amenazado por el estallido social, después de haber dado dinero a rienda suelta en los tiempos en que se denunciaba la escandalosa corrupción menemista.
El gobierno está probando en el camino con desesperadas marchas y contramarchas de su equipo de Economía, lo que ha dejado heridas en todos los sectores, aun en aquellos empresariales altamente beneficiados por la virtual licuación de sus deudas cuando se las pesificó.
El corralito que encierra los ahorros de los argentinos no se ha flexibilizado en realidad; por el contrario, en varios aspectos se profundizó. Si para 16 millones de pobres continúa la cuenta regresiva sin que nadie la detenga, esto sucede también para los ahorristas, que dentro de muy poco no tendrán cómo pagar con sus tarjetas de débito o sacar sus escasos fondos permitidos.
"ƑCuánto nos cuesta la amistad del FMI?", se pregunta el ex embajador peronista Juan Labaké, quien advierte que ese organismo exige un ajuste fortísimo, "bajo amenaza de, en caso contrario, soltarnos de la mano".
Por lo pronto, sigue poniendo condiciones, mientras que fuentes oficiales citadas por la agencia Reuters dicen que Estados Unidos ya manifestó al Ministerio de Economía su preocupación por "la seguridad jurídica" en Argentina, luego de las causas judiciales que investigan a los banqueros por la colosal fuga de capitales en 2001, disparadora del quiebre total del país.