Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 7 de marzo de 2002
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Política

Cinco o seis jerarcas asistirán a la reunión

Defenderá la Iglesia católica a los más urgidos en la cumbre sobre desarrollo

DAVID CARRIZALES CORRESPONSAL

Monterrey, NL, 6 de marzo. La Iglesia católica, cuya fe profesa en México 90 por ciento de los habitantes y unos mil millones de personas en el mundo, presentará durante la Conferencia Internacional sobre Financiación del Desarrollo una postura en favor de los "más urgidos", porque debe ser el hombre y no las cifras, el centro de la economía, expusieron el nuncio apostólico Giuseppe Bertello y el cardenal de esta ciudad, Adolfo Suárez Rivera.

En conferencia de prensa previa a una misa para celebrar los 50 años de ordenación sacerdotal de Suárez Rivera, a la que acudieron más de 60 cardenales, obispos y arzobispos de las diversas diócesis del país, el propio cardenal y el representante papal en México, Giuseppe Bertello, señalaron que a la conferencia internacional auspiciada por la ONU acudirá una delegación de cinco a seis personas en representación del Vaticano, para fijar la postura de la Iglesia católica sobre el problema de la pobreza y el desarrollo desigual en el mundo.

A la ceremonia, efectuada en el auditorio del Parque Fundidora, acudieron entre otros Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México; Juan Sandoval Iñiguez, cardenal de Guadalajara; Luis Morales Reyes, arzobispo de San Luis Potosí y presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana; Raúl Vera López, obispo de Saltillo; y Onésimo Cepeda, obispo de Ecatepec. También estuvieron políticos locales como los senadores José Natividad González Parás (PRI), Fernando Margáin Berlanga (PAN), y el ex gobernador priísta Benjamín Clariond.

Al respecto, aunque reconoció que muchos gobernantes no acatan los llamados de la jerarquía católica para buscar con sus acciones el beneficio de los más necesitados, Suárez Rivera dijo que sería un gran pecado si los líderes de la Iglesia católica se quedaran callados ante la situación de pobreza y miseria que agobia a unos mil 200 millones de personas en el mundo.

Expuso que si no hablan y denuncian esa injusticia, "sería un pecado grave que nosotros que tenemos la obligación de hacer oír la voz de los más urgidos, nos quedamos callados". Agregó "Dios nos tomará en cuenta que lo digamos, porque la Iglesia no tiene su ejército y su autoridad le llega esencialmente a los católicos y a la gente de confianza para que (los gobernantes) vean las necesidades; pero no tenemos más fuerza moral que nuestra palabra, nuestro testimonio, nuestro empeño, y no debemos callar esas cosas, debemos decirlo claro y pacientemente, no hay más".

Suárez Rivera agregó que no será con bellos discursos, ni con acciones a muy largo plazo, como podrá avanzarse para resolver los problemas de pobreza que afectan a la mayoría de los países, e incluso al interior de las naciones ricas, donde se han generado grandes cinturones de miseria.

Bertello expresó que aparte de los problemas de la economía que afectan a los feligreses, uno de los grandes retos que enfrenta la Iglesia es cómo transmitir la fe en una sociedad que cambia cada día, y cómo inculcar los valores de la solidaridad social.

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