Guantánamo
Cien prisioneros en huelga de hambre
AFP Y DPA
Washington, 28 de febrero. Alrededor de un centenar de los 300 prisioneros fundamentalistas transferidos desde Afganistán a la base estadunidense de Guantánamo, en Cuba, se declararon en huelga de hambre ante un incidente suscitado entre uno de los musulmanes que oraba con un soldado estadunidense que lo interrumpió.
Fuentes militares confirmaron a la televisora estadunidense CNN que la huelga comenzó debido a un "incidente desafortunado", que se dio porque uno de los prisioneros se confeccionó un turbante con una sábana y se lo puso, tras lo cual fue obligado por los soldados vigilantes a quitárselo por motivos de seguridad.
Sin embargo, el hecho de que el soldado le arrancó violentamente la prenda de la cabeza justo cuando el prisionero estaba rezando fue lo que provocó la indignación del resto de sus compañeros musulmanes, prisioneros de 31 países entre combatientes talibanes y de la organización Al Qaeda capturados en Afganistán.
La emisora citó que un funcionario estadunidense indicó que la situación estaba siendo estudiada, pero que de ninguna manera se permitirá "que los hombres mueran de hambre".
Pero se abstuvo de responder a la pregunta acerca de si eso significaba que se les alimentaría a la fuerza.
Países europeos y organismos humanitarios internacionales protestaron en su mo-mento por las presuntas malas condiciones carcelarias y jurídicas a que se tiene sometidos a esos prisioneros.
Washington se niega a otorgarles el estatuto de prisioneros de guerra acorde con la Convención de Ginebra, que les otorgaría una serie de derechos que hoy son negados por los militares estadunidenses a cargo de la custodia de los reclusos.
Las autoridades estadunidenses impiden que periodistas, fotógrafos y camarógrafos se acerquen a los prisioneros, y han limitado sus contactos a los delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja y a un imán originario de Bangladesh que oficia como religioso militar estadunidense.
Mientras el Pentágono habilita los tribunales militares a los que serán sometidos, según la política antiterrorista delineada por el presidente George W. Bush, el go-bierno aún no decide qué y cuántos prisioneros podrán ser acusados.
El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, señaló recientemente que se estaban examinando varias opciones, como llevarlos a la justicia civil o militar estadunidense, liberar a algunos, mandarlos a sus países de origen o incluso "mantenerlos prisioneros mientras dure el conflicto".