Olga Harmony
La historia improvisable
Los antiguos zanni o bufones de la escena romana se fueron transformando a lo largo del tiempo, y en el Renacimiento dieron lugar a la popular Commedia dell'arte, cuyos actores encarnaban diferentes ''máscaras" o personajes fijos con un ingenio que los hizo recorrer el mundo europeo y llegar incluso a las cortes. Si bien se les reconoce como las raíces de la comedia moderna -Goldoni y Molière son los mayores ejemplos-, fincaron su reputación en la rapidez e ingenio de sus improvisaciones, siguiendo un argumento fijo o canevá, que con el tiempo se volvieron muy rígidas y repetidas hasta que desaparecieron de la escena. Pero la improvisación, así sea con algunos elementos tan escatológicos como los de sus primitivos antecesores, toca por su ludismo y fantasía y en la actualidad se recobra en varias partes del mundo, a partir de que un grupo de actores desempleados por el gélido invierno canadiense atrajeron público con base en sus juegos. Un canal de cable estadunidense presenta esta línea y en nuestro país Esteban Roel, hará unos cinco o seis años, impulsó la Liga Mexicana de Improvisación, con actores de buen entrenamiento actoral que a su vez entrenan a nuevas generaciones.
A algunos de ellos los podemos ver tanto en espectáculos de improvisaciones como en montajes de teatro formal. Uno, Carlos Corona, es ya un director de excelente trayectoria. Hace muy poco tiempo lo pudimos disfrutar en la Gruta del Centro Cultural Helénico con su espectáculo La trattoria de improvizzo en que sus entregantes (Carlos Aragón, Haydeé Boetto, Leonor Bonilla, Alejandro Calva, Carlos Corona, Angel Enciso, Ricardo Esquerra, Carlos Mastache, Julieta Ortiz y Juan Carlos Vives), teniendo como entrenador a Alberto Lomnitz, se alternaban para presentar diversas improvisaciones propuestas por el público a partir de una supuesta y divertida carta.
Terminada esa temporada, cinco de ellos (Carlos Aragón, Haydeé Boetto, Carlos Corona, Ricardo Esquerra y Alejandro Calva, que ahora los dirige y quien, según creo, es el creador del nuevo espectáculo) se presentan en otro espacio más acorde con la propuesta, que resulta definitivamente de café concert, con La historia improvisable, que tiene un formato enteramente distinto al anterior, aunque está impregnado del mismo ingenio lúdico. A sabiendas de que cada presentación es diferente de las otras, precisamente porque se trata de historias creadas a partir de las propuestas de los espectadores, intentaré dar al lector una mínima idea del espectáculo que me tocó presenciar con la lamentable ausencia de Haydeé Boetto, pero con la chispeante actuación de sus compañeros.
Alejandro Calva se presenta como un supuesto autor carente de ideas para escribir una nueva historia. Pide ayuda al público para empezar por un buen título y con las palabras que algunos espectadores le dan arma un espectáculo que titula ''El árbol oloroso juega en casa''. A partir de allí sus tres asistentes mimarán una historia de best-seller -el género elegido por el público- que muy bien puede ser la regocijante parodia de una historia ejemplar de final feliz que cumplimenta el título propuesto.
La segunda parte del espectáculo resulta mucho más compleja. A partir de los diferentes títulos para historias que cada espectador escribió en un papel, que Calva irá sacando de un recipiente y que normarán los capítulos de la nueva historia, se desenvuelve uno de los más hilarantes y caóticos argumentos que poco a poco los actores y su director van armando hasta tener el título final que en este caso fue ''El rancho embrujado de las Villarreal", que incluyó fantasmas, amenazas cósmicas, historias de amor y un sinfín de ingredientes bien rematados.
Pienso que, aunque el teatro formal al que también pertenece el grupo de improvisadores, no permite la improvisación y se rige por leyes mucho menos elásticas, el indudable ludismo y la aparente libertad de este tipo de espectáculos son un buen entrenamiento actoral porque exigen una gran concentración de todos los integrantes para sacar avante el espectáculo. Y aunque no fuera así, resulta muy divertido.