Argentina no recibirá ayuda hasta que cumpla condiciones del FMI, responde EU

Teme Duhalde estallido social como el de diciembre

Decenas de manifestantes en demanda de trabajo chocaron ayer con la policía

AFP, REUTERS Y DPA

Buenos Aires, 21 de octubre. El gobierno argentino admitió que teme un estallido social como el que en diciembre provocó la renuncia de dos presidentes, y dijo que el país sólo podrá salir de la peor crisis de su historia con la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Mientras, hoy se vivió otra jornada cargada de protestas en todo el país, en demanda de trabajo y la devolución de los ahorros, y frente a los tribunales porteños se realizó el octavo cacerolazo para exigir la renuncia del encargado de la desprestigiada Corte Suprema de Justicia.

En la madrugada de este jueves, decenas de manifestantes chocaron con la policía cerca de la Casa Rosada (sede del gobierno), en una imagen que se repite desde el estallido social que el 20 de diciembre acabó con el gobierno de Fernando de la Rúa y que dejó un saldo de una treintena de muertos, y que pocos días después obligó a renunciar a su sucesor interino.

El presidente Eduardo Duhalde, elegido a principios de enero por una Asamblea Legislativa, afirmó este día que no piensa renunciar porque sería un acto de "cobardía" frente a la crisis que padece el país, y ratificó que permanecerá en el poder hasta diciembre de 2003.

Su compañero del partido peronista, pero enconado rival, el ex presidente Carlos Menem -señalado como uno de los responsables de la actual crisis por la política neoliberal y los casos de corrupción durante su década de gestión- atacó hoy nuevamente al mandatario.

Afirma que "si las cosas empeoran, Duhalde debería hacer una consulta y contemplar una elección anticipada, que no es sólo una idea mía", señaló Menem, quien consideró que la solución para la actual situación es "profundizar las relaciones" con Estados Unidos, que durante su mandato calificó de "carnales".

La protesta social está alimentada por una recesión que lleva ya cuatro años y tiene un alarmante crecimiento del índice de desempleo y de la pobreza, que alcanza a casi la mitad (47 por ciento) de los 36 millones de argentinos.

"Realmente nos encontramos con la sorpresa de que el número de jefas y jefes de familia sin ingresos es superior al que habíamos creído", reconoció Duhalde, quien, por otro lado, no descartó en el futuro una nueva convertibilidad de la paridad cambiaria peso-dólar, establecida durante el menemismo para detener la inflación, pero a costa del empleo y la producción. Duhalde puso fin a 11 años de convertibilidad, y este mes estableció un mercado libre y único.

Por su lado, el ministro del Interior, Rodolfo Gabrielli, admitió que existen "posibilidades de estallidos sociales" en las empobrecidas provincias argentinas, aunque confió en que "se van a ir controlando", pero insistió en la necesidad de que recorten gastos, una de las varias exigencias del FMI para desembolsar una ayuda de emergencia.

Y el ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, dijo este jueves que la suerte del país está en manos de ese organismo financiero, para poder restructurar el sistema bancario y para la asistencia pública.

Pero desde Washington, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Paul O'Neill, ratificó que Argentina -país al que consideró como la "definición de una sociedad desorganizada- no recibirá ayuda financiera hasta que Buenos Aires cumpla con una serie de condiciones, entre las cuales está el conflictivo recorte de presupuesto de las provincias.

O'Neill dijo, además, que la crisis argentina no se debe a ninguna "fuerza de afuera", y recomendó trabajar hasta que el país sudamericano "pueda avanzar con un programa de apoyo del FMI, y entonces las compañías estadunidenses que hayan ido ahí estarán colocadas en una sociedad que, pienso, tiene mucho potencial"