Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 14 de febrero de 2002
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Cultura
Einstein firmó una carta para pedir al presidente Roosevelt crear armas nucleares

Persiste el misterio del supuesto apoyo de Bohr  y Heisenberg para la bomba atómica alemana

La reciente publicación de las misivas del físico danés aporta nuevos datos a la polémica

Obras literarias y de teatro recrean la reunión de los dos científicos en Copenhague

YANIRETH ISRADE

La publicación en días pasados de 11 borradores inéditos de cartas escritas por el físico danés y premio Nobel Niels Bohr aporta elementos a la polémica ?familiar y añeja en los ámbitos científicos? relacionada con la intervención de su colega Werner Heisenberg en el desarrollo de armas nucleares para el régimen nazi en la Segunda Guerra Mundial.

El supuesto apoyo a Adolfo Hitler con tecnología nuclear fue uno de los temas que discutieron ambos personajes en Copenhague, capital de Dinamarca, durante un encuentro efectuado en 1941, cuyos detalles son un enigma, un misterio que han recreado obras teatrales y literarias.

La época exigía a los científicos de todo el mundo tomar posiciones. Incluso Albert Einstein, quien debió abandonar Alemania y refugiarse en Estados Unidos, aceptó, a petición de sus colegas, firmar una carta dirigida al presidente Franklin Delano Roosevelt.

Esta misiva, fechada el 2 de agosto de 1939, mencionaba la posibilidad de que la construcción de bombas altamente poderosas ya se hubiese iniciado en Alemania, y solicitaba fondos especiales para acelerar la investigación en los laboratorios universitarios estadunidenses.

Dos meses después, un comité especial nombrado por Roosevelt accedió a destinar 6 mil dólares a las investigaciones, cantidad que se extrajo del presupuesto del ejército y la armada.

En Alemania, mientras tanto, el gobierno había organizado en dos ocasiones reuniones de físicos para discutir el posible uso de la energía nuclear. Entre las primeras medidas adoptadas estaba la prohibición de exportar el uranio de las minas checoslovacas, país entonces ocupado por Hitler. El Proyecto Uranio, destinado a controlar el desarrollo de la investigación nuclear, se centró en el Instituto de Física Kaiser Wilhelm, de Berlín, bajo la dirección de Heisenberg.

Dejar en paz a los espíritus del pasado

De acuerdo con las cartas ahora conocidas de Bohr a Heisenberg disponibles en el sitio de Internet http://www.nbi.dk /NBA/webpage.html, Heinseberg (laureado también con el Nobel en Física) habría expresado en aquella reunión la necesidad de desarrollar armas atómicas para Alemania. Incluso, escribe Bohr, Heisenberg había trabajado durante dos años en ese proyecto.

Heisenberg, sin embargo, ofrecía otra versión, muy distinta de los acontecido allí, según publica la agencia Dpa:

''El afirmaba que en aquel encuentro había tratado de advertir sobre los peligros de la bomba atómica en general y que su propósito era inducir a una renuncia universal de todos los físicos para la construcción de esas armas."

Las divergencias de los recuerdos de los dos físicos sirvieron al dramaturgo británico Michael Frayn para su elogiada obra teatral Copenhague, montaje que por cierto se presenta en México en el teatro El Galeón, con dirección de Mario Espinosa.

En el escenario, Frayn presenta los vaivenes en la memoria de ambos científicos. Según el dramaturgo, Bohr y Heisenberg compartían la misma tendencia ?se deduce que apoyar a los alemanes? no obstante que en la posguerra sus opiniones resultaran tan contrastantes.

El más interesado en establecer una ''versión común" acerca de lo sucedido en la reunión era el propio Heisenberg.

En efecto ?comenta Frayn? él volvió en 1947 con su guardián británico e intentó llegar a un acuerdo con Bohr. Esta resultó ser una misión demasiado delicada (al menos según las memorias de Heisenberg) ''ambos llegamos a sentir que sería mejor no molestar a los espíritus del pasado".

Empero, un asunto de tal envergadura no pudo borrarse tan fácilmente, como se constata con el revuelo que provocó la publicación de la correspondencia inédita de Bohr.

Dilema moral de científicos

Otro autor interesado en el asunto ha sido Jorge Volpi, quien lo desarrolló en su novela En busca de Klingsor.

En una entrevista publicada en Espéculo. Revista de Estudios Literarios de la Universidad Complutense de Madrid, el escritor mexicano es cuestionado respecto de si los científicos, en este caso, no manejaron a los políticos y militares, obteniendo fondos para la investigación sólo por el orgullo de tener razón y comprobar sus teorías.

Volpi responde: ''Este es uno de los dilemas morales, no solamente de los científicos alemanes, aunque desde luego está planteado ahí con Heisenberg, pero que también era el de los científicos aliados que trabajaban en el Proyecto Manhattan. ¿Hasta dónde, simplemente, estaban utilizando los recursos militares para probar sus teorías, para poder confirmar que estaban en lo cierto y los otros estaban equivocados?. o ¿hasta dónde, en realidad, estaban funcionando para el poder que los financiaba para construir la bomba?

''Si una palabra define el carácter del episodio es incertidumbre. O, para no desvirtuar el término ?algo que tanto los científicos como los escritores deben temer constantemente? ambigüedad, indeterminación o, simplemente, misterio."

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