Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 14 de febrero de 2002
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Política

Diego Valadés propone mayor regulación de los poderes Ejecutivo y Legislativo

El gobierno foxista ha ido quedando atrapado en los laberintos de la política: Camacho Solís

KARINA AVILES

El ex regente Manuel Camacho Solís afirmó que el gobierno foxista ha perdido una a una sus oportunidades y la reforma del Estado planteada por el Presidente "ya no fue lo que pudo ser". Externó que no hay un arreglo político que facilite la gobernabilidad y el gobierno dispersó sus acciones, perdió tiempo, carece de rumbo "y ha ido quedando atrapado en los laberintos de una política que no acaba de dominar, pero que no se atrevió ni supo cómo cambiar".

Por su parte, el coordinador de la fracción panista en la Cámara de Senadores, Diego Fernández de Cevallos, delineó en seis puntos algunas de sus propuestas para la reforma del Estado y destacó entre ellas la necesidad de "adecuar el actual sistema de veto presidencial para despejar dudas y llenar vacíos que dan lugar a polémicas sobre la extensión y condiciones de ese derecho".

Al participar en la mesa Relaciones entre gobierno y Congreso, en el séptimo Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, el director del Instituto de Investigaciones Jurídicas, Diego Valadés, señaló por su parte que para que el Congreso de la Unión controle mejor al gobierno, éste también debe ser regulado, "porque no podemos exigir poderes sin control". Destacó que los legisladores deben estar sujetos al escrutinio de los ciudadanos, lo cual sólo es posible a partir de su relección.

Camacho Solís planteó que no existe una estrategia económica que ofrezca crecimiento alto, sostenido y mejor distribuido, y el gobierno no ha logrado buenos resultados en materia de seguridad, educación, disminución de la pobreza, reducción de la impunidad o gestión de las entidades públicas. ".

Durante su exposición, apuntó que "ha llegado la hora de dejar atrás la política sin contenidos". Dijo que en América Latina "los Estados no son plenamente democráticos. Sigue habiendo Ejecutivos con tendencias autocráticas, facciosas, plebiscitarias y patrimoniales que no se sienten cómodos con la separación de poderes, la transparencia y la responsabilidad pública, ni respetan los derechos de cada ciudadano.

"Debemos cerrar la etapa patrimonialista para entrar -con hechos de gobierno y con apoyos sociales sustantivos- a la era del sometimiento de los gobiernos y de los políticos a los dictados de la ley y a la obligatoria defensa del interés público", apuntó.

Y cuestionó: "por qué ahora se plantea la reforma, cuando el gobierno se ha desgastado en el tema indígena, fiscal, de tarifas eléctricas, de inseguridad; cuando el PRI percibe que hay una 'guerra' en su contra por las acusaciones de corrupción que lo involucran; cuando pronto se iniciará el proceso electoral que 'inevitablemente' confrontará a las fuerzas políticas. ƑLo que se está proponiendo es un modus vivendi que quiere presentar como virtud lo que cada día se ve más como falta de rumbo, empate de fuerzas y parálisis?"

"Más tiempo" para el Congreso

Por su parte, el senador Fernández de Cevallos planteó que se debe establecer un nuevo marco constitucional para la elaboración, análisis, discusión y aprobación de los presupuestos federales, con el objetivo de que el Congreso disponga de más tiempo y mayores recursos para desarrollar su trabajo de manera eficaz. También, propuso perfeccionar el sistema de facultades legislativas en materia de fiscalización, política exterior y ratificación de nombramientos del Ejecutivo, así como consolidar y extender con mayor profundidad la autonomía e independencia del Poder Judicial mediante reformas que le garanticen los recursos presupuestarios requeridos.

Otros de sus planteamientos fueron los de reformar el sistema electoral y de partidos para reducir su costo para el Estado y consolidar su credibilidad ante la sociedad y modificar el sistema de competencias y relaciones entre la Federación y los poderes estatales.

Por su parte, Diego Valadés expresó que si se reforma el Congreso de la Unión, pero no el gobierno, se generará una nueva asimetría, superior a la actual, ya que tendremos un Congreso democrático y un gobierno autocrático.

"Si queremos hacer realmente una reforma que genere una nueva sinergia y no una que provoque la trabazón en el poder, debemos pensar en reformar el gobierno de México. Lo que necesitamos no es debilitar ningún órgano de poder, sino racionalizar el ejercicio de éste", añadió.

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