Denuncian hostigamiento de caciques que temen perder el control político local
Desafían 300 chamulas la prohibición hecha por católicos tradicionalistas de celebrar misa
El obispo Arizmendi, proscrito Un sacerdote estadunidense confirmó a 74 personas
La intolerancia religiosa, producto del ambiente de guerra en Chiapas, dice el cura
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Tres Cruces, San Juan Chamula, Chis., 9 de febrero. Unos 300 católicos de la diócesis local celebraron hoy aquí una misa de confirmación, pese a la prohibición de fieles tradicionalistas de que Felipe Arizmendi Esquivel oficie en la comunidad.
Fray Miguel Bartolomé de Las Casas Rolland, sacerdote de origen estadunidense, administró el sacramento de la confirmación a 74 indígenas, en una celebración mezclada de tradiciones indígenas y ritos católicos, que se desarrolló sin ningún incidente.
El párroco de San Juan Chamula, Carmelo Jiménez Salinas, informó el pasado viernes que las autoridades municipales prohibieron por segunda ocasión la entrada del obispo Arizmendi para celebrar misas, con el argumento de que eso no lo permiten las tradiciones de este pueblo indígena de los Altos de Chiapas.
La celebración se inició con la oración en tzotzil de los ancianos de la comunidad, donde el incienso, la juncia, las flores y la música tradicional de los chamulas se mezclaron.
Quienes serían confirmados rodearon el altar vestidos con el traje regional de gala: los hombres, con pantalón blanco, cotón de lana de borrego y un pañuelo amarrado en la cabeza; las mujeres portaron faldas largas de lana negra y vistosas blusas azules.
Más de tres décadas de intolerancia
Durante la celebración, Manuel Gómez Pérez, catequista de la comunidad Tseteltón, expresó su desacuerdo porque el obispo de la diócesis solicitara permiso para ir a esa comunidad, y agregó que en otras comunidades ha dejado de existir la intolerancia religiosa.
Pascual Santís Gómez, de la localidad Rancho Narváez, dijo que, a pesar del cambio en la actitud del gobierno, son hostigados por los caciques, quienes el 29 de mayo de 1999, encabezados por el ex presidente municipal Pascual Díaz, destruyeron la ermita que se construía en la comunidad de Tres Cruces, y detuvieron en ese lugar al catequista Candelario Gómez.
La celebración continuó y los indígenas invitaron a bailar la Danza del Caracol, la cual han incorporado a la misa católica para dar gracias por la vida a los dioses de la tierra, de la montaña y del aire.
El promotor de derechos humanos del paraje Mukem, del mismo municipio, Manuel Gómez Hernández, se refirió a las muestras de la intolerancia que desde hace más de 30 años han vivido.
Recordó que en 1974, su madre, Petrona Hernández, fue expulsada de la comunidad por negarse a seguir las costumbres tradicionalistas de los caciques, quienes la obligaban a aportar dinero para todas las fiestas religiosas.
Agregó que la comunidad de Tres Cruces ha sido manipulada por los caciques, quienes están en contra de la convivencia pacífica entre los dos grupos, porque eso les haría perder el control político y económico que ejercen mediante el catolicismo tradicionalista.
Acusó a los caciques dirigidos por Pascual Díaz Gómez, Agustín López, Manuel López Méndez, Miguel Gómez Chakchuc y Manuel Heredia de destruir el templo, y aseguró que ellos multan a quienes no respaldan las expulsiones de sus "hermanos, porque todos deben participar según sus costumbres".
Durante la ceremonia, cada uno de los indígenas recibió los santos óleos del cura Miguel, quien fue habilitado por el obispo para cumplir en esta ocasión con el mencionado sacramento.
Al concluir la celebración, el sacerdote estadunidense expresó: "Es un día histórico, después de tanto problema los católicos verdaderos quieren expresar su fe, por eso se reunieron y querían celebrar; iba a venir el obispo Felipe Arizmendi, pero le dijeron que no está permitido que entre".
"Atrás de la intolerancia religiosa -abundó- están los intereses políticos y económicos"; sin embargo, reconoció que existen comunidades donde conviven con tranquilidad quienes practican diferentes credos.
"La intolerancia es producto del ambiente de guerra, de las injusticias sociales y estructurales que hay en Chiapas"; no obstante, dijo, las cosas están cambiando y "debemos aprender a vivir juntos con nuestras diferencias".
Mientras, a dos kilómetros de la comunidad, en la cabecera municipal, cientos de chamulas comenzaron a reunirse para iniciar la celebración de Kin Tajimol, "la fiesta del juego", como es conocido el famoso carnaval de Chamula.
Miguel Bartolomé de Las Casas podría ser citado por las autoridades municipales para ser amonestado por oficiar misa sin contar con el permiso respectivo.