Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 9 de febrero de 2002
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Mundo
Amy Flores asegura que el ex directivo de la empresa sabía más de lo que dijo

Asistente del ex director financiero de Enron acusa a Skilling de haber mentido al Congreso

El ex presidente de la compañía habría estado al corriente de las actividades de LJM2

AFP

Washington, 8 de febrero. El ex presidente de Enron, Jeffrey Skilling, quien dejó su cargo en agosto, mintió ante los legisladores cuando dijo que no estaba al corriente de las actividades de una sociedad financiera citada a propósito de las supuestas malversaciones del grupo, declaró este viernes la asistente de uno de los principales directivos de la sociedad.

"Mintió (...) Skilling sabía más de lo que dijo" el jueves, aseguró a la cadena de televisión estadunidense ABC Amy Flores, la asistente del ex director financiero de Enron, Andrew Fastow.

Fastow, quien se negó a testificar el jueves ante el Congreso, renunció a Enron en octubre de 2001 luego que se descubrieron manipulaciones contables en el grupo y de estructuras financieras en las cuales él participó.
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Según Flores, Skilling estaba al corriente de las actividades de una de las sociedades financieras asociadas a Enron, LJM2, y él mismo participó en un seminario de LJM2 en octubre de 2000 en Florida.

Skilling declaró que no estaba al tanto de alguna transacción "diseñada para cancelar pérdidas" o esconder información de la dirección.

El ex presidente indicó ante el Congreso el jueves que la firma fracasó debido a una dramática falta de liquidez por una crisis de confianza.

La quiebra de Enron conmociona a los medios económicos y financieros estadunidenses y tiene ramificaciones políticas, debido a los vínculos entre el gobierno de George W. Bush y los responsables del grupo de distribución de energía.

La debacle del grupo de Houston, Texas, la más importante de la historia de Estados Unidos, llamó más la atención que los acontecimientos en Afganistán y la lucha contra el terrorismo.

La comparecencia de responsables y ex dirigentes de Enron en el Congreso el jueves fue difundida en directo por las cadenas de televisión, y los miembros de la administración Bush no pueden dar una conferencia de prensa sin que se los interrogue sobre el asunto.

El ex presidente de Enron, Kenneth Lay, debería testificar el martes ante el Congreso, según el senador Byron Dorgan, quien dijo este viernes que los abogados del ex jerarca del grupo de corretaje de energía estadunidense, sugirieron que éste no invocará su derecho a permanecer en silencio.

Dorgan dijo que los abogados de Law no indicaron al comité que el ex presidente de Enron fuera a invocar la quinta enmienda de la Constitución, que le permite no hacer declaraciones que podrían ser utilizadas posteriormente en su contra, y que hasta el momento el organismo espera que Lay dé su testimonio.

Lay fue convocado de oficio por tercera vez por el Comité de Comercio del Senado para testificar sobre la quiebra de Enron en una audiencia el martes próximo.

El caso Enron ya produjo una víctima: Clifford Baxter, un ex vicepresidente de la compañía, encontrado muerto a fines de enero en su automóvil. El contenido de una carta encontrada a su lado no fue hecho público por la policía, que concluyó que se trató de un suicidio.

Todo comenzó en octubre último con el anuncio de que los resultados financieros del grupo debían volverse a calcular para integrar las enormes pérdidas de sociedades financieras paralelas, utilizadas para obtener capitales para Enron en los mercados financieros.

Los títulos de Enron eran entonces uno de los valores más apreciados de la bolsa estadunidense, y la empresa trepó al séptimo lugar de las capitalizaciones bursátiles del país. Gracias a la liberalización del mercado energético en Estados Unidos, Enron se impuso como socio obligado en los contratos de compra y venta de energía, sobre todo en el oeste del país.

Empresa de producción y distribución de energía en sus orígenes, Enron se transformó gradualmente en auténtico intermediario financiero bajo el impulso de su presidente, Kennth Lay, y de su brazo derecho, Jeffrey Skilling.

Los directivos de Enron estaban estrechamente vinculados a la elaboración de la nueva política energética estadunidense a través de un grupo de trabajo coordinado por el vicepresidente de Estados Unidos, Richard Cheney.

Pero los complejos montajes financieros de Andrew Fastow, ex director financiero de Enron, constituían el talón de Aquiles de la empresa, que no los incluía en su contabilidad, controlada de manera muy laxa por la auditora Arthur Andersen. Esto permitía mantener la ilusión de suculentos beneficios.

A partir del anuncio de la revisión de resultados en octubre, el valor de la acción se fue en picada, arruinando a los accionistas y a la mayor parte de los aproximadamente 20 mil empleados del grupo, cuyos programas de ahorro y retiro se componían mayoritariamente de títulos de su propia empresa.

La rapidez de este desplome, los vínculos de amistad que unen a Kenneth Lay con la familia Bush, y las estrechas relaciones de Enron con la redacción del programa energético trasladaron rápidamente el asunto del terreno financiero al político. George W. Bush y Richard Cheney rechazan, sin embargo, cualquier colusión con la empresa quebrada.

Pero la Casa Blanca será ahora llevada ante la justicia por el GAO, el organismo encargado de verificar la buena gestión de los fondos públicos. El GAO quiere obtener el texto de las conversaciones entre dirigentes de Enron y el grupo de trabajo sobre energía, que Richard Cheney se niega a suministrar.

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