Ť Lo que está en mi corazón llega a 125 mil ejemplares
La neutralidad literaria no existe: Marcela Serrano
Ť La novela, ''canto a los valores en la Chiapas Zapatista''
CESAR GÜEMES
Marcela Serrano, escritora chilena avecindada en México, acaba de dar a conocer la novela Lo que está en mi corazón, finalista del Premio Planeta 2001 y definida como "un canto a la amistad, los ideales y el valor en la Chiapas zapatista".
-Tu obra anterior estaba más abocada al mundo interior de los personajes. No fue así en esta ocasión.
-Aunque no es extraño en mi caso. He sido de forma abierta una mujer de izquierda. En cuanto a que la temática de la obra sea más social que personal, diría que prácticamente toda mi obra se sostiene en un contexto político. No me abstraigo nunca. Cada escrito mío tiene un referente.
-ƑA qué se debe que hayas decidido inscribirte al Planeta?
-Por iniciativa propia, nunca habría participado en un certamen literario. El haberlo hecho fue decisión de mi agente literario. Los premios que he obtenido son a obras publicadas. Dejé en manos de esta persona el caso. Quizá nunca me presenté antes a un concurso por miedo o algo parecido.
-Digamos que el premio de un escritor, que es la cantidad de lectores, ya lo tenías.
-Lo tengo pero no había podido entrar con facilidad a los lectores españoles. Digamos que es un nicho determinado tanto para el ganador como para el finalista. De verdad es impresionante cómo te amplía el espacio de lectura un reconocimiento como el Planeta, así sea en el rubro de novela finalista. Tan sólo hablar de un primer tiraje de 85 mil ejemplares no da una idea de lo que digo. Es como si en el Estadio Azteca, prácticamente lleno, todos tuvieran un ejemplar en la mano. Ahora la novela va en 125 mil ejemplares, luego de que en España vendía no más de 20 mil de cada novela.
-Los hechos que narras en la novela continúan en el mundo real. ƑHubo algún confrontamiento entre la ficción y el acontecer diario de Chiapas?
-Escribí como siempre, en silencio. Hice algunos viajes a San Cristóbal y me documenté a través de los estudios especializados. Pero, de pronto, viene la marcha zapatista. Yo estaba en un silencio equivalente al que había mantenido el EZLN. De ahí saltaron a las primeras planas del mundo, luego de su aparición pública, y ese para mí fue el primer problema a salvar. Sentí que la novela de me iba de las manos. El tema de conversación en todo el país era solamente ese, adonde fuera, y cuando a un escritor le refieren a diario justamente el tema sobre el que trabaja, la realidad de la escritura necesariamente se complica. Incluso hubo amigos mexicanos, antizapatistas, que me solicitaron dejar la novela. Digamos que la manosearon, aunque no la vieran de manera física. Pero no renuncié al proyecto. Quise continuar no sólo por los cambios que ocurrían con el modo de operar de los zapatistas sino porque también le había dedicado mucho tiempo de vida y de trabajo a la novela. Me atuve a los hechos que conocía y a la interpretación que iba elaborando. Todo esto lo digo para explicarme a mí misma por qué me atreví a escribir esta novela.
-Habrá nexos con el periodismo, ya que es también tu profesión.
-Sí, la protagonista parte de que debe hacer un reportaje sobre Chiapas. Luego, yo necesitaba dar cierta información pero que no se notara la vena periodística, no quise hacer algo similar a un reportaje. Eso me demoró mucho. Al final conseguí, espero, acercarme más al modo de contar de la ficción aunque dentro de ella esté un reportaje incluido.
-Además de tu postura política de izquierda, Ƒqué papel jugó Marcos a fin de que escribieras la novela?
-No quise conocerlo mientras la escribía. Hubo un momento en que tuve la posibilidad pero la hice a un lado porque no quería perder la distancia que había conseguido. Para mí ese espacio era indispensable y sé que era muy probable perderlo de acercarme a una figura tan carismática como la de Marcos. Al final fue mejor no haberlo visto sino después y de lejos, en una ocasión cuando la marcha pasó por Tepoztlán y otra cuando fueron al Congreso. No quise acercarme más porque habría perdido casi con seguridad la distancia, mi única ventaja literaria, sobre el tema.
-Después de todo, no podías ser neutral.
-No, porque no existe la neutralidad literaria.