Directora General: Carmen Lira Saade

México D.F. Jueves 31 de enero de 2002

Política

Adolfo Sánchez Rebolledo

Lecciones de corrupción

La corrupción es la sombra maléfica de la política. Prohibida por la ley o tolerada por la costumbre, es un mal que al parecer puede controlarse, pero no extinguirse por completo. Hija de la escasez o la abundancia, de los intereses y la ambición, tuerce la condición humana para saltar al cuello de la sociedad. En los grandes países desarrollados, como Japón o Estados Unidos, los escándalos de corrupción suelen marcar el destino de los gobiernos y el futuro personal de los personajes involucrados. Es una catástrofe sin retorno.

Entre nosotros, por desgracia, no es así. Aquí la corrupción es una especie de segunda naturaleza del patrimonialismo político. Vemos grandes corruptos deambulando por los pasillos del poder sin temores ni vergüenzas, seguros de que el fin justifica los medios. Y es que, más allá de la magnitud y la calidad de las corruptelas, la diferencia entre los hampones de aquí y allá no está en su actividad ilícita, sino en el papel que desempeña el poder judicial para ponerlos en su lugar.

En México los golpes contra la corrupción son actos políticos, no judiciales y eso pervierte todo. Aparecen como un recurso para ajustar cuentas, no para hallar la verdad. Su interés no es la justicia, sino el poder. De ahí las filtraciones que abortan cualquier investigación en serio, las cuidadas imprudencias de los encargados, el cacareo mediático que culpabiliza sin pruebas. Según esto, lo grave no es el delito, sino su exposición a la luz pública, la imputación, no la prueba de cargo.

El caso Pemex-PRI ilustra muy bien la hipocresía de perseguidores y perseguidos.

Hay tanta ofuscación que si no se demuestra que los dineros llegaron al PRI, el asunto de la corrupción se desfonda, como si las cifras que están en juego (aun si son transacciones legales) no fueran por sí mismas escandalosas y desde luego inconcebibles fuera de un Estado patrimonialista como el mexicano, donde los funcionarios usan los recursos públicos como si fueran de su propiedad.

ƑEn qué país del mundo, por decir algo, el director de una empresa del Estado puede disponer de cosa de mil millones de pesos sin notificar al consejo de administración? ƑY en qué democracia antigua o moderna un sindicato recibe cantidad semejante en "préstamo" sin que la autoridad sepa cuál es su destino? Sin embargo, dice el ex director de Pemex, "no hay disposición legal que condicione los préstamos al sindicato, que otorga el director de Pemex, a que éste verifique la autenticidad de los motivos", pues eso sería atentar contra la... autonomía sindical. Ver para creer.

Luego de estas confesiones, podría esperarse que el panismo en el gobierno reaccionara con ferocidad pidiendo un cambio en la normatividad que rige a Pemex. O, por lo menos, el PRD. Pero no es así, pues persiste el interés partidista, no un afán de limpiar al Estado de los remanentes de corporativismo que ahogan a la empresa.

Los panistas quieren destruir "el sistema corrupto y corruptor del pasado reciente", dejando sin chamba a "todos los funcionarios priístas que aún están dentro del Gobierno federal, especialmente a los delegados de dependencias federales". A eso se reducen, según el preclaro Medina Plascencia, las lecciones de este penoso affaire.

Corruptos, ya pueden dormir tranquilos.