Ť Presidirá esa instancia de la ONU en febrero, pero no ha definido una postura propia
México no da color en el Consejo de Seguridad
Ť Los cinco miembros permanentes prevalecen sobre los 10 elegidos, señalan especialistas
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 30 de enero. Aunque México ocupará la presidencia del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) durante el mes de febrero, funcionarios y observadores del organismo señalan que hasta el momento el país no ha definido el tipo de perfil que desea trazar en ese periodo, ni en los dos años en que será miembro de la instancia más poderosa de la organización mundial.
El problema que enfrenta México, al igual que los otros miembros no permanentes del consejo, es que carece del derecho de veto. Por esto -explicó Jeff Laurenti, analista principal de la Asociación de Naciones Unidas, organización educativa sin fines de lucro en Nueva York- "hay la percepción de que los 10 miembros elegidos básicamente son como el coro de una tragedia griega, cantando desde los lados, mientras que los cinco países miembros permanentes toman todas las decisiones".
Vicente Fox y su equipo de política exterior han reiterado que se tiene la intención de asumir un papel preponderante en el ámbito internacional, y ha mostrado este propósito en los asuntos de Colombia, Venezuela y otros. Pero en opinión de algunos observadores de la ONU, o muy cercanos a esa entidad, hasta ahora México no ha definido una agenda para febrero, mes en el cual presidirá el Consejo de Seguridad.
"Cuando los canadienses asumieron la presidencia del Consejo de Seguridad declararon que su enfoque mayor sería en la situación de Angola, y de Africa en general, pero otros países (al asumir este puesto) sólo han dejado que el equipo profesional del consejo determine la agenda", comentó un ex funcionario estadunidense.
La pregunta, si habrá objetivos más amplios
México ha desarrollado posiciones para una amplia gama de temas, como los problemas de Palestina, Timor del Este, Chipre y Kosovo, entre otros que abordará el consejo. Pero la interrogante de varios funcionarios de la ONU, que pidieron no ser identificados, es si planteará objetivos más amplios relacionados con el tema del multilateralismo y que frecuentemente forman parte del discurso oficial mexicano.
Laurenti recordó que será la tercera vez en que México ocupe un puesto dentro del Consejo de Seguridad. En la primera sesión de la ONU, en 1946, el país ocupó ese puesto durante un año, y después en 1980-1981 México aceptó, sin entusiasmo, otro periodo de dos años. Pero, indicó, desde entonces el gobierno mexicano había evitado asumir esta tarea de alto perfil.
Laurenti y otros observadores reconocieron que históricamente México ha estado dispuesto a oponerse a la posición de Estados Unidos en la Asamblea General, pero el Consejo de Seguridad es otro mundo.
"El Consejo de Seguridad no es un foro que permita un golpe gratuito de la manera que se permite en los discursos y resolutivos de la Asamblea General. Washington toma esto de manera muy seria. O vas con ellos y comprometes tu castidad, o vas en su contra y te ganas su enemistad".
Los peligros de un puesto en el Consejo de Seguridad no son tan grandes hoy como durante la guerra fría, dijo Laurenti, pero varios altos funcionarios de la ONU comentaron que Washington sigue ejerciendo una enorme presión sobre los miembros no permanentes del consejo.
"Cada voto del consejo será un prueba", opinó una fuente dentro de la ONU que sigue este tema de cerca. Pero un alto funcionario estadunidense insistió en que existe un entendimiento, por lo menos entre los que conocen a México, de que no siempre votará junto con Estados Unidos.
El problema más grave, de acuerdo con varios observadores, es que México simplemente será ignorado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, ya que éstos determinan la agenda. Pero Laurenti cree que la ausencia relativa de conflicto entre los cinco miembros permanentes (Estados Unidos, Rusia, China, Inglaterra y Francia) deja abierta la posibilidad para que otros poderes regionales puedan ejercer cierta influencia, en particular en asuntos de sus propias regiones.
Pero poco de la agenda del consejo está relacionado directamente con América Latina. De hecho, la misión de México ante la ONU tiene asignada una lista de responsabilidades para la participación mexicana en el consejo, y éstas incluyen Timor del Este, Irak, Afganistán y varios países africanos, pero ninguno latinoamericano.
Según Laurenti, la influencia de México fuera de América Latina será mucho más limitada a menos de que cambie su renuencia a participar en operaciones internacionales de mantenimiento de paz. "Fuera de América Latina, a nadie le importa lo que piensa México, a menos de que esté dispuesto a poner en juego (tropas) de mantenimiento de paz", indicó el especialista.