Miércoles 30 de enero de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
n Familias siguen asentadas en zonas de riesgo; no se ha tomado medidas de prevención
En Zapotitlán hay decenas de cafeticultores daminificados desde 1999 sin recibir apoyo

Jorge Machuca Luna n

A más de dos años de ocurrido el desastre más grave disparado por precipitaciones pluviales en la Sierra Norte del estado de Puebla, decenas de familias de cafeticultores que resultaron afectados en octubre de 1999 todavía no han recibido apoyo económico alguno por parte de las autoridades estatales y federales.
Además, no se ha tomado las medidas necesarias para evitar que ocurra una nueva tragedia, debido a que algunas personas han sido reubicadas en zonas de riesgo y se ha realizado obras públicas que no mitigan el peligro en el que viven vecinos de barrancas que pudieran volver a desbordarse en la siguiente temporada de lluvias.
Durante un recorrido realizado ayer por el municipio de Zapotitlán de Méndez, se constató que para reubicar a las familias que perdieron sus casas hace dos años fue construido un pequeño conjunto habitacional de 21 casas a menos de cinco metros del río Zempoala, que es considerado zona de riesgo tanto por autoridades estatales como federales.
64 cafeticultores que resultaron afectados por las lluvias de 1999 aún permanecen sin recibir apoyo alguno de los gobiernos estatal y federal; de éstos, 19 productores del aromático se quedaron sin su fuente de ingresos, ya que perdieron totalmente sus tierras de cultivo de entre dos y 10 hectáreas por persona. ıstas quedaron enterradas luego de que se desgajaron algunos de los cerros que rodean a Zapotitlán.
Otros 45 tuvieron pérdidas parciales de sus terrenos, ya que la mayor parte de quedaron inutilizados desde hace más de dos años; a diferencia de los primeros, estos labriegos lograron sobrevivir trabajando una diminuta fracción de tierra que quedó apta para el cultivo, aunque vieron disminuidas sus utilidades hasta en 80 por ciento, relató Pompeyo Ponce, uno de los afectados.
A los daminificados que aún no han recibido apoyo se suman 16 vecinos de Zapotitlán que con los ahorros de 10 a 15 años lograron comprar terrenos en la zona conocida como "El Salto"; algunos de los más pobres pasaron casi 20 años ahorrando para adquirir un lote y comenzar a construir sus viviendas. Perdieron todo cuando sus propiedades quedaron bajo la tierra y hasta el momento desconocen si podrán recuperarlas.
De hecho, los afectados pidieron al Sistema Estatal de Protección Civil (Seproci) que interceda para que el gobierno estatal los indemnice de alguna manera. La dependencia informó de los hechos al gobernador de Puebla por medio de un oficio el 25 de agosto de 2000, sin que hasta el momento se haya dado una solución al problema.
Según Raymundo García López, representante de la Coordinación de Damnificados 5 de Octubre de Zapotitlán -que agrupa a 80 cafeticultores y dueños de terrenos afectados-, desde las precipitaciones pluviales de hace más de dos años, el Litocutno, uno de los cerros que rodean a aquella población, se fracturó y quienes viven a menos de 10 metros de esa zona de riesgo no han sido reubicados, pese a que corren el peligro de quedar enterrados ante un eventual desgajamiento.
Dentro de la barranca existente en el interior de esa población serrana, el edil Benito Soto Arriaga decidió construir poco después de las lluvias un canal para encauzar el agua que corre por ese lugar, utilizando el dinero del Programa de Empleo Temporal (PET) -260 mil pesos- que sería destinado al pago de la labor que realizaron los damnificados para despejar las carreteras y caminos obstruidos por los deslaves, relató García.
La obra -que consta de dos bardas dobles de 1.10 metros de altura y 363 metros de largo-, al ser examinada por la Comisión Nacional del Agua (CNA), se determinó que por carecer de cimientos es insegura y, por ende, inservible, y se calcula que costó la mitad del dinero que el edil dijo haber gastado. Los jornaleros que abrieron los caminos nunca recibieron su pago.

La reubicación
en zona de riesgo

Ana Cabrera Vázquez, madre de familia con cuatro hijos, habita desde marzo de 2001 la vivienda nueva que construyó en la zona conocida como "El Plan". Perdió su casa y pertenencias durante el desgajamiento de parte de un cerro en Zapotitlán y fue reubicada por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) en esa zona, que es considerada de alto riesgo.
El caserío donde la mujer vive tiene 21 inmuebles de un nivel asentados en un terreno de 91 metros cuadrados cada uno. Sólo 10 están habitados y los propios vecinos fueron los encargados de instalar el agua para sus casas improvisando un tinaco a un costado del río y utilizando mangueras para conducir al líquido a las moradas.
Tienen drenaje pero no energía eléctrica, "los medidores nos los pusieron apenas hace unos días", dijo Ana, quien mostró su preocupación por carecer de las escrituras de su casa, "sólo tenemos una constancia de casas terminadas que nos dio el Instituto Nacional Indigenista".
De hecho, según Raymundo García, el subsecretario de Seguridad Pública y Protección Civil, Rodolfo Alvarado Hernández, prometió en una reunión con los moradores de la zona efectuada a principios de 2001 que la energía eléctrica "sería proporcionada a más tardar en 15 días".
Pero lo que más preocupa a la mujer y a sus vecinos es la cercanía del río Zempoala; las casas están a menos de cinco metros de la corriente de agua, que en las épocas de lluvia crece y representa un potencial riesgo para los reubicados.
"Sedesol fue la que hizo los estudios y dijo que este lugar no es riesgoso", remató incrédula la entrevistada.
Por otra parte, Raymundo García dijo que tras las lluvias de 1999, en la zona se realizó un "obra fantasma": el arreglo del camino rural 323 -que comunica Zapotitlán con Nanacatlán-, que nunca realizó la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, pero que costó más de 515 mil pesos, de los que se ignora su destino.
En realidad, tras los desgajamientos que lo inhabilitaron, un particular fue quien con maquinaria de una constructora cercana logró despejar el camino en una semana. El ayuntamiento le suministró diesel y a él sólo se le pagó poco más de 2 mil pesos. SCT se atribuyó la realización de la obra, remató García.