Directora General: Carmen Lira Saade

México D.F. Miércoles 30 de enero de 2002

Política

José Steinsleger

De un amigo de Almeyra

Cuando el ser ilustrado se adhiere a ideas que genéricamente se llaman "progresistas", el porvenir de la especie le inquieta, se torna más sensible y solidario, sueña con la sociedad digna y equitativa. Las personas progresistas gozan de mejores condiciones (de más "movilidad social") para ubicarse o confrontarse ante la realidad.

ƑPiensan y luego existen? Un erudito que aún da de qué hablar observó que las ideas dimanan de la forma en que trabajamos y vivimos. Decía que el ser social determina la conciencia, que la economía es antes que la filosofía, que el ser antes que el pensar, y que la lucha de clases es el motor del desarrollo histórico.

De la realidad social podemos imaginar cualquier cosa. Todo depende desde qué lugar actuamos y pensamos. No siempre la "extracción de clase" condiciona el posicionamiento ante la realidad. Pero en épocas de "vale todo", como la actual, hay quienes sostienen que las clases sociales y la realidad no existen.

El concepto "clase social" evoluciona con el tiempo, y la sociología moderna ha demostrado que no existen clases "históricamente determinadas" para realizar tal o cual propósito. Sin embargo, cuando en función de su participación en el ingreso dibujamos la sociedad vemos que la división piramidal continúa vigente.

Toda sociedad interactúa en forma compleja y piramidal. En ella, cada clase o sector construye su visión del mundo. La de ingresos medios vive en franjas más allá o más acá del vértice y la base. Es natural que todas anhelen vivir más arriba. Pero como la ley del gallinero rige en la pirámide, la consecución de este anhelo no es fácil ni gratis ni pacífica: las gallinas que están arriba cagan a las que están abajo, invariablemente.

Con más decoro discursivo, sociólogos hay que hablan de "lucha de clases" y superdecorosos que hablan de "grados de conflictividad de actores en gestión". Que no es igual, pero es lo mismo, porque en el primer caso no consiguen chamba y en el segundo se convierten en "líderes de opinión". O en "medidores de pobreza" para que otros sociólogos calculen los costos del asistencialismo social y de la represión militar, carne y uña del modelo neoliberal.

En todo caso, las personas no son gallinas porque las gallinas no piensan... creo. Así es que las que están arriba tratan de que las de en medio reproduzcan su visión del mundo (Ƒ"ideología"?) para impedir que las de abajo alcen el vuelo. Mas Ƒqué pasa si no hay pienso?

A modo de ejemplo de la crítica situación que atraviesa la sociedad argentina, un periodista de Buenos Aires mostró las consecuencias en un programa de televisión. Y ocurrió que las dóciles aves se devoraron a picotazos. Semanas después, un zorro entró al gallinero y en la granja hubo rebelión. El zorro era en realidad un "cavallo" que en la granja oficiaba de contador público. Y hay sospechas de que sus medidas fueron para ensayar un experimento perverso de alcances continentales. ƑQué lo llevó a actuar de un modo tan irracional? ƑSoberbia, locura? ƑAlgo o alguien lo empujó? Las gallinas, bichos asustadizos, empezaron a pensar. Moraleja: si no hay pienso, las gallinas piensan.

Ante la insólita realidad argentina, un amigo de Guillermo Almeyra escribió un artículo intitulado "Ideología a la cacerola" (La Jornada, 23/1/02). A vuelo de pluma el amigo volcó ideas que se prestaron a refutación en la primera parte de "Sobre clases, taras y cacerolas", texto de Almeyra (ídem, 27/1/02).

Hay cacerolas y cacerolas. El amigo insinuó que las hay de aluminio barato y de teflón. A modo de protesta, las cacerolas pueden mostrarse cínicamente vacías (Chile), impugnar el modelo económico (Argentina) o hacer ruido a sueldo del zorro (Venezuela). El amigo habló de "pueblo" y del "magma" (sustancia espesa) clasemediero. No habló de "masa", programa, nacionalismo, obreros y "líderes proletarios".

En todo caso, el amigo cree que los "líderes proletarios" no surgen únicamente de clases medias "democráticas y liberales" (y crónicamente entreguistas...). Surgen de negar a su clase y de negarse a sí mismos como clase. No obstante, cuando estos líderes y otros menos "proletarios" creen que la democracia liberal puede responder a todos, el rey del gallinero les corta las alas, los deja sin pienso, revoca su mandato o los asesina.

Desde una calle de Buenos Aires el amigo contó un caso del montón, relativo al oportunismo de amplios sectores clasemedieros, siendo el más grave la complicidad por omisión del genocidio de 30 mil personas. Y recordó que en 1983, cuando Raúl Alfonsín ganó en las urnas, estos sectores gritaban: "Paredón, paredón/ a todos los negritos que votaron a Perón..."

El mundo político liberal, democrático y algunos marxistas "aggiornados" asesoraron a Alfonsín. Ex guerrilleros apoyaron a Menem y trabajaron con Cavallo. Dieciocho años después llegó la catástrofe. Respetuoso lector de Almeyra, el amigo cree con él que si toda una sociedad se pone a deliberar, el nudo se rompe, la paja arde y el trigo crece.