Ť Celebra la CEM que el gobierno investigue posible desvío de recursos
En el caso PRI, palo dado ni Dios lo quita
JOSE ANTONIO ROMAN
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) celebró la decisión del gobierno del presidente Vicente Fox de investigar a fondo el presunto desvío de mil 100 millones de pesos que hiciera la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) hacia la campaña presidencial de Francisco Labastida.
Sin embargo, el secretario general del órgano episcopal, Abelardo Alvarado Alcántara, advirtió que también debe actuarse con cuidado a fin de no convertir el combate a la corrupción en ''actos de linchamiento'' en contra de instituciones, como en este caso sería el PRI. Pero al referirse al descrédito que ya se generó en torno al Revolucionario Institucional, el obispo sólo recordó un viejo refrán mexicano: ''Palo dado ni Dios los quita''.
En conferencia de prensa donde se dio a conocer la posición oficial de la CEM en torno a la reforma fiscal aprobada por el Congreso, Alvarado subrayó que los obispos ven con ''satisfacción'' que el actual gobierno haya manifestado su voluntad política de combatir la corrupción y evitar que se haga mal uso del erario.
''Lamentablemente, lo hemos padecido desde hace mucho tiempo, pero no se trata de culpar a equis o zeta partido político; casi podríamos decir que esta corrupción es generalizada; casi siempre está la sospecha de que los funcionarios públicos, independientemente del partido que sean, tienen la tentación de hacer mal uso de los recursos públicos'', dijo.
En este mismo sentido advirtió que ''los pueblos se cansan de que siempre están siendo esquilmados, explotados por los funcionarios'', y citó el reciente caso del pueblo argentino.
Respecto del tema fiscal, el comunicado del Episcopado Mexicano, firmado por su presidente, el arzobispo de San Luis Potosí, Luis Morales Reyes, subraya que si bien los ciudadanos tienen la obligación de contribuir al gasto público, también la tiene la autoridad de administrar los recursos con honestidad, austeridad y transparencia, lo cual implica -entre otras cosas- contar con la burocracia estrictamente necesaria y que los funcionarios de mayor responsabilidad reciban retribuciones acordes a las condiciones de un pueblo pobre a cuyo servicio están.
Al igual que otros sectores, señaló que todavía está pendiente una auténtica reforma fiscal, en la que se amplíe el número de contribuyentes, se simplifique el pago de impuestos, se encuentren mejores formas de rendición de cuentas, se promuevan la inversión, el empleo y el ahorro y exista permanencia en las leyes a fin ayudar al inversionista y al empresario a planear a largo plazo en beneficio del país.
El documento -leído por los obispos Alvarado y Guillermo Ortiz, auxiliar de la ciudad de México- reconoce también que el presupuesto de egresos que anualmente aprueba la Cámara de Diputados ''tiene un margen pequeño de maniobra'', debido a las ''fuertes partidas'' presupuestales que corresponden a déficits de años anteriores; tal es el caso de los recursos destinados al pago de la deuda pública, así como al IMSS y al IPAB.
Los obispos católicos de México -según el comunicado de tres cuartillas- dicen estar convencidos de que sólo con un sentido de justicia social distributiva se podrá establecer un fisco equitativo y eficiente, que asegure la relación equilibrada entre la política de ingresos y la de gastos, orientada a las necesidades de servicios, inversión, desarrollo y creación de empleo.
''La reforma fiscal integral, aún pendiente, es parte sustancial de la reforma del Estado que ha sido planteada como urgente y prioritaria'', señala el documento.