Ť Franco Alfano, discípulo de Puccini, se equivocó en 1926, afirma el autor de la nueva versión
Luciano Berio estrenó en Canarias el tercer acto de Turandot
Las Palmas, España. Sin traicionar las ambiciones de Puccini, al que adora, y desde el respeto, se acercó Luciano Berio hace 10 años a Turandot, ópera inconclusa del compositor italiano. El viernes, tras un largo e intenso trabajo, se estrenó mundialmente el tercer acto en Las Palmas, dentro del decimoctavo Festival de Música de Canarias, según informó el diario español El Mundo.
Considerada la obra maestra de Puccini, al que la muerte sorprendió antes de finalizar la partitura del tercer acto, fue terminada por su discípulo Franco Alfano, y así, con esa versión, se estrenó el 25 de abril de 1926 en La Scala de Milán, dirigida por Arturo Toscanini e interpretada por el tenor español Miguel Fleta.
Sin embargo, Luciano Berio, uno de los referentes fundamentales de la música contemporánea, cree que Alfano "se equivocó". "Era un músico respetable pero se confundió totalmente, aunque también siguió los esbozos de Puccini para terminarla. Realizó un final demasiado directo y convencional ,que no correspondía al espíritu oriental de la fábula en la que se inspiraba. Yo me he acercado a esa leyenda porque lo que me interesa de los relatos populares es que siempre tienen un argumento que esconde otro subargumento, y esto lo encuentro en Turandot."
Un primer acto genial
Berio apareció ayer en el auditorio Alfredo Kraus con un collarín: "Es que Turandot me ha puesto el enigma tan difícil que casi me rompo el cuello", bromeó. Su relación con Puccini viene de lejos. Le interesa todo, desde La Bohème a Turandot, cuyo primer acto considera obra maestra.
En cambio, el final piensa que no habría gustado ni al propio Puccini. Incluso hizo escribir cinco veces el duetto final de lo que tenía compuesto a los autores del libreto, Giuseppe Adami y Renato Simoni. "Puccini no pudo acabar la obra, no por su muerte, sino porque se encontró en una especie de callejón sin salida, ya que observaba una fractura entre la dramaturgia de sus libretistas y el espíritu real de la fábula de Carlo Gozzi. Por eso mi final no es algo feliz, rápido y rimbombante como el de Alfano, sino algo abierto que el público debe interpretar. Es un desenlace con interrogaciones abiertas. No es una obra aplicada a una finalidad, sino abierta, como se entiende en la mentalidad oriental", explica.
Entre dos y tres meses tardó Berio en componer el tercer acto de Turandot, la historia de la princesa china que se niega a casarse y propone resolver tres enigmas a todos sus pretendientes. Para ello utilizó todos los apuntes, a partir de los cuales ha podido recuperar las intenciones de Puccini. "Turandot es otra cosa, es algo más complejo y más sutil que lo que nos han presentado. No posee relación de causa-efecto. No podemos irnos a casa con sólo el triunfo del amor entre Turandot y Calaf. El musical estadunidense no sería lo que es sin Puccini."
Para el estreno de su tercer acto, que ha elaborado a partir de la muerte de Liu, la esclava enamorada de Calaf, y de la marcha fúnebre, Berio contó con una orquesta y un director de lujo: la Royal Concertgebouw de Amsterdam y su titular, el italiano Riccardo Chailly. Eva Urbanova, María Fontosh, Dennis O'Neill y Eldar Aliev encarnaron los principales papeles de esta representación, que se ha realizado en versión concierto. En mayo, en Los Angeles, dirigida por Kent Nagano, se podrá ver la ópera completa. Después viajará a Amsterdam y a Salzburgo.