Uno de los males esenciales del hombre es desconocer su yo, dice Gao Xingjian
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid. El Nobel de Literatura 2000, Gao Xingjian, elevó su cándida voz para enumerar los que a su juicio son algunos de los males "esenciales" del hombre: el desconocimiento de su yo, de su individualidad; la reiterada "negación de la existencia" que han impuesto los "regímenes totalitarios y las dictaduras" y la ausencia de un "cuestionamiento permanente" de lo que significa la libertad.
En la Casa de América de Madrid, el autor de La montaña del alma mantuvo un encuentro con sus lectores, una multitud que se dispersó a lo largo de toda la segunda planta del recinto, en los pasillos, en las salas contiguas o en cualquier rincón para escuchar las palabras de este poeta, novelista, dramatugo y pintor.
Gao, nacido en Ganzhou en 1940, tuvo como interlocutor al filósofo español Ignacio Gómez de Liaño, quien sugirió abordar la cuestión de la eterna disputa entre Occidente y Oriente. "Es verdad que cada cultura acentúa un aspecto más que otro. La cultura occidental, aquella que tiene sus bases en la filosofía griega, en el derecho romano, en la religiosidad judía y cristiana y, muy en especial, en las ideas de la Ilustración del siglo XVIII. Esa cultura ha dado cada vez mas importancia al individuo, mientras que en China se ha pretendido más integrarse en la corriente rítmica de la naturaleza".
Gao, dada su condición de exiliado en Francia y su profundo conocimiento del arte y el pensamiento occidental, señaló que "si comparamos las dos culturas, Oriente y Occidente, y aprendemos de ellas, creo que llegamos a un conocimiento del alma, de la conciencia del hombre y del individuo. Según la Biblia el individuo nunca puede llegar a ser perfecto, el pecado original es una idea muy profunda que nos habla de que el ser humano ha nacido con defectos, con debilidades, lo que contradice la idea del superhombre o del hombre como un dios, idea que cuando prevalece es la esencia de las dictaduras, del poder totalitario que niega el estatuto de la existencia humana".
El también autor de El libro del hombre solo, su más reciente novela, sostuvo que es necesario que cuando se habla de individualidad en la cultura occidental "lo primero que debemos preguntarnos es quién es ese individuo, que a mi juicio merece una crítica: el yo puede remplazarlo todo, incluso a ese gran desconocido que podemos llamar Dios. Ya hemos visto que cuando el hombre pretende convertirse en dios es catastrófico para la humanidad. Pienso que en nuestra nueva era deberíamos seguir cuestionándonos qué significa ese yo; en este mundo tan complicado progresan la tecnología y la técnica pero el conocimiento del yo no ha llegado".
Escritor en la sociedad de consumo
Gao tambien se refirió a las condiciones o circunstancias en las que viven los escritores y lo hizo de nuevo desde sus dos referencias, Oriente y Occidente. "Es muy difícil ser escritor en un mundo inmerso en la sociedad del consumo, de la misma forma que en un régimen como el de China, en el que sigue existiendo la censura. En mi país, después de la muerte de Mao Tse Tung, hubo una época relativamente liberal que provocó un renacimiento de la creación artística, que yo mismo aproveché para lograr que algunas de mis obras fueran publicadas, si bien la mayoría ya las había quemado por miedo precisamente a la censura. El régimen comunista en China provocó que independientemente de la censura prevaleciera una autocensura, incluso yo me he ceñido a esos límites de la autocensura y he sido al mismo tiempo censurado. Ahora, en Occidente hay un problema si la obra no se vende aunque sea un buen libro; es difícil vivir de la escritura, lo que plantea la interrogante de si la literatura auténtica es un producto comercial o no; en mi opinión supera esta noción."